¿De qué se ríen, señores candidatos, de qué se ríen? En la primera página de LA PATRIA del pasado jueves, una fotografía del reportero gráfico Darío Augusto Cardona los muestra. Encerrados, ríen, bromean, mientras afuera seguía la guachafita que armaron grupos muy organizados para creernos que fue una protesta espontánea. Adentro, en Los Fundadores, la cosa tampoco estaba fácil. Jóvenes en actitud insultante y exultante, y señoras muy aseñoradas, a carterazo limpio intentando carterear al candidato que les han mostrado como monstruo chavista.
El debate se canceló. Terminó en otra cosa. Perdió el electorado, que no pudo escuchar las propuestas que tenían estos personajes en una ciudad universitaria con interés en la educación; perdieron los asistentes que esperaban poder escuchar de primera mano a sus candidatos; perdieron estos la oportunidad de mostrarse por la TV y las redes; perdió la Policía que se vio mal preparada para enfrentar la seguridad de cuatro candidatos; perdió la organización que se vio desbordada por la situación, y perdió la ciudad, que quedó como una mica, como decía hace años una señora en La Patria.
La foto es elocuente: Vargas Lleras levanta la mano. Bromea. "Si me toca irme para Telecafé, me voy en el carro de Petro". Minutos antes su hija fue agredida al entrar al Fundadores. Petro sonríe. Prepara la que será su respuesta. "Esa es la noticia, que Vargas Lleras confía más en la seguridad de Petro". El joven y prematuro canoso Iván Duque sonríe de pie, con sus manos entrelazadas, en actitud tranquila, de esos mismos que minutos antes se cruzaron duros trinos en sus cuentas de Twitter. Al lado, expectante, presto a participar, muy majo, el de la tierra, Humberto de la Calle. Él único de vestido de paño, corbata a la moda y chupa de boda.
Los otros tres prefirieron sus bluyines, sus zapatos entre cachacos y deportivos, pero de marca, y los blazer azules que, seguramente sus asesores les han dicho, los hacen ver más juveniles e informales. Tan políticamente libreteados.
Reían, se distensionaban, después de la dura entrada en medio de un público frustrado y furioso. Esta foto nos dice más por lo que no se ve.
Los seguidores matándose por ellos y ellos tan tranquilos. Uribistas y petristas insultándose y gritándose de todo. Vargaslleristas intentado meterse en la pelea, y De la Calle buscando versos más optimistas. Como en la Violencia. Los campeisnos desangrándose y los políticos echando discursos virulentos en contra de los compañeros de mesa con los que comparten sus wiskys.
Tiran la piedra y esconden la mano. Valientes políticos los que nos mandamos. Por eso sigo sin entender de qué se ríen, como cantaba Nacha Guevara. La parafraseo: ¿De qué se ríen, señores candidatos, de qué se ríen?
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