Pensar el periodismo

No creo que un periodista sea mejor porque estudió periodismo. Eso sí, estoy convencido de que una academia que no incorpore, en la formación de los futuros periodistas, la reflexión sobre la importancia que cumplen los buenos periodistas en la sociedad y en la democracia arrojará al mundo laboral a mediocres. Y de estos ya tenemos bastantes en el oficio.

Por eso me parece clave que quienes están hoy al frente de la formación de los futuros periodistas entiendan la importancia de pensar y repensar este cambiante oficio, no solo para la vida profesional, sino para plantearse cambios desde la academia misma. Además, mejor si quienes lo hacen son personas que han estado dentro de las redacciones y conocen las dificultades propias de hacer cada día un producto desde cero, a toda velocidad y sin mucho tiempo para pensárselo.

Si la velocidad a la que cambia la manera de hacer periodismo dificulta seguir el paso en los medios, peor es para la paquidermia típica de la academia. Por eso, debe encontrar su lugar en propiciar las discusiones clave y reflexionar para generar conversaciones que produzcan mejoras.

Marisol Cano Busquets, decana de la facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, ha mostrado con creces el papel de la academia en este momento cambiante del oficio del periodismo en su libro  Violencia contra los periodistas.

La investigadora da una mirada a nueve organizaciones internacionales en defensa de la libertad de expresión y de la libertad de prensa: Artículo 19, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por siglas en inglés), la Federación Internacional de Periodistas (FIP), la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Freedom House, The International Media Suport (IMS), The International News Safety Institute (INSI), Unesco, Reporteros sin Fronteras y World Association of Newspapers and News Publishers (WAN-IFRA).

El periodismo es una profesión relevante, a pesar de la liviandad que muchos le atribuyen. Ejercer un periodismo de calidad mejora el debate público, enriquece a las sociedades democráticas. No muchos lo entendemos, en el afán del día a día, creemos cumplir con sacar la información, y no nos enteramos de que vamos dando cuenta de imaginarios que pueden servir para cambiar algunos temas. Cano lo dice claro: "Que el campo periodístico sea un asunto central en la constitución de la sociedad moderna".

Por eso vale la pena entender qué pasa en el mundo en los temas graves que afectan esta profesión. Por eso acude a la afirmación de Núria Almoron: “Desvelar las claves de la violencia contra los periodistas es desvelar las claves de la violencia contra la democracia”.

Al revisar la tarea que cumplen estas importantes organizaciones en el mundo, la investigadora encuentra coincidencias de su trabajo: el compromiso de la ética periodística, el coraje y la valentía, la responsabiliad en el ejercicio de la libertad de expresión, la independencia, la protección de las fuentes, la autorregulación y la mirada amplia y plural sobre la realidad. 

El agravante de la impunidad está en que con el paso de los años, se va perdiendo el rastro de los hechos, desaparecen expedientes, prescriben los procesos y llega el olvido, salvo que haya alguien que mantenga viva la memoria de los caídos en esta batalla por la verdad y haga seguimiento de sus casos.

La existencia de organizaciones como estas ayudan a que no desfallezcamos en la búsqueda de justicia para que respondan los responsables de asesinar a los periodistas o de callarlos de cualquier forma. Claramente los brazos de estas organizaciones internacionales no alcanzan para cubrir los vacíos que se presentan en el plano local. El miedo por investigar lo que sucede a nuestro alrededor o a los responsables de asesinar a un colega. Por eso, Cano llama la atención sobre la dificultad para profundizar en los contextos regionales y nacionales que tienen estas organizaciones; no obstante, yo creo que nadie debe tener más responsabilidad para averiguar el asesinato de un periodista que su colega local, porque es su trabajo hacerlo, no puede pretenderse que vengan de afuera a apropiarse de nuestro muerto, si nosotros no lo hacemos primero y con rigor y obsesión.

Es interesante que encuentre cómo las nuevas realidades del oficio también generan nuevas preguntas para saber qué se defiende y qué no: ¿al periodista?, ¿la libertad de expresión?, ¿al periodismo? Y no todas las organizaciones lo han resuelto de igual manera. Son asuntos que generan debate y que aún no llegan a buen puerto. ¿Debe una institución de estas salir en la defensa de un ciudadano de la calle fustigado por publicar en sus redes sociales una información? ¿Debe solo defender al que ejerce el periodismo de forma sistemática? Son preguntas que aún no terminan por encontrar una respuesta única.

Identifica también nuevas amenazas que afectan la libertad de prensa en el mundo y la seguridad de los periodistas, estas son: crimen organizado, inseguridad informática, fundamentalismos religiosos, protestas sociales, aplicación desbordada de leyes de seguridad nacional, las nuevas guerras o ataques sexuales.

Lo que sigue siendo una constante es que el periodismo más perseguido “es el que pone en aprietos al poder”, los demás no corren riesgos de verdad.

Ahora que la academia se replantea cuál es el currículo ideal para formar un periodista idóneo en tiempos de paparruchas, de robots escribiendo noticias, de crisis financiera del modelo de negocio, de tantos nuevos profesionales preocupados más por sus métricas que por sus historias, hay también consejos desde estas organizaciones para las escuelas de comunicación: “Alientan a que las universidad incluyan es sus planes de estudios cursos sobre las repercusiones que tienen para la sociedad los crímenes contra los periodistas y la impunidad, a que se fortalezca la enseñanza en ética periodística y a que se imparta formación en seguridad...”

Al decir lo anterior, lo hacen convencidas de que si hay una mejor comprensión sobre las implicaciones que tiene la violencia contra los periodistas para la misma sociedad, entonces la sociedad civil podrá tener un rol más decisivo en su defensa. Ese es otro reto, cómo hacerle ver a la sociedad la importancia del libre mercado de las ideas para la democracia, pues la historia ha demostrado que se valora la libertad de prensa cuando se pierde, pero aún falta mucho para que la misma comunidad entienda por qué este bien preciado es suyo y no de los periodistas, que apenas son los intermediarios para que los ciudadanos puedan gozar de esta libertad.

En mi rol actual de presidente del Consejo Directivo de la Fundación para Libertad de Prensa (Flip), este libro me sirvió mucho, además para ampliar la mirada sobre el papel que cumplen las organizaciones que son referente, como se vuelve ante el mundo la Flip y los riesgos que se pueden correr si no se tiene clara la misión. Un documento que es imprescindible para todo aquel que quiera ahondar en la defensa del derecho fundamental a la libertad de prensa. De hecho, aunque no es tema que desarrolle en profundidad porque no era cuestión en el libro, sí plantea la autora las tareas que tienen las organizaciones nacionales y locales de defensa de la libertade prensa, pues las internacionales pueden caer en enunciados generales y esto puede ser problemático, porque al ser tan amplio es reduccionista, pero en cada territorio la tarea será para quienes desde allí pueden ahondar en los detalles y mostrar los patrones de la violencia contra los periodistas e investigar de primera mano las causas y los avances en las investigaciones, pero ejemplo.

Algunas frases en el libro Violencia contra los periodistas

• "La violencia triunfa allí donde el espacio de discusión público y comprometido se desvanece"

• "No parece haber grandes obstáculos para atentar contra un periodista, pero sí muchas dificultades para protegerlo, por la propia naturaleza de su oficio".

• "Se presenta una estrecha relación entre censura y propaganda, propiciando la divulgación de imaginarios y representaciones de la realidad que contribuyan a mantener en el poder a determinados gobernantes".

• "Para los periodistas locales, la presión y los ataques se hacen mayores, pero el impacto y la visibilización de sus casos en el ámbito internacional es menor o ni siquiera trasciende las fronteras".

• "La sociedad debe preguntarse qué pasa si los periodistas no pueden hablar sobre estos temas".

• "Se notan la negligencia y la incapacidad para investigar amenazas o crímenes de periodistas".

• "Muchos gobiernos occidentales fomentan un estrecho relacionamiento con la prensa que puede terminar en manipulación"

• "La autocensura puede calificarse como una victoria de los victimarios"

• "El agravante de la impunidad está en que con el paso de los años, se va perdiendo el rastro de los hechos, desaparecen expedientes, prescriben los procesos y llega el olvido, salvo que haya alguien que mantenga viva la memoria de los periodistas asesinados y haga seguimiento de sus casos".