Escuche entrevista a Heriberto Fioriollo en Periodismos un programa de Radio Cóndor
"Hubiera traído mi libro de cuentos", soltó en broma Heriberto Fiorillo al término de la tertulia con el escritor cartagenero Efraím Medina, del que dice es su doble compadre, pues no en vano es el padrino de su hija y lo será de su hijo. Lo dijo, porque hubo fila india para tomarse fotos con Medina y para que autografiara libros, mientras él al lado tomaba el pelo y se terminaba un whisky.
Los dos fueron invitados a la Feria del Libro que organizó la Universidad de Caldas que se realizó en Expoferias la semana pasada. El público, joven en su mayoría, rodeaba al cartagenero.
Su contertulio no les decía mucho a estos jóvenes, pero se trata del benjamín del Grupo de Barranquilla, más conocido por refundar La Cueva que, además de ser un centro de tertulias en la arenosa, es un homenaje a esos costeños que se atrevieron a llevar la literatura y la plástica colombiana a la modernidad.
La Fundación La Cueva es además la organizadora del Carnaval de las Artes en esa ciudad. Si algo sabe hacer Fiorillo es periodismo, también ha sido cineasta y ahora se dedica al papel de gestor cultural.
Mirando
Asistió a varias obras del Festival de Teatro de Manizales para ver si lleva algún grupo al Carnaval, pero también piensa en otras ideas que permitan una conversación alrededor del arte. "Me interesa más la conversación con el creador".
Explica que en La Cueva se generan diálogos con los creadores para que los jóvenes aprendan cómo se hace. "Vale la pena la conversación para entender de dónde viene la creatividad del autor. "Ni la creación ni la imaginación se enseñan, pero se pueden fomentar", dice este profesor de varias generaciones.
Del Grupo de Barranquilla cuenta que le aportó al periodismo las técnicas literarias. "Gabo era un escritor, en la revista Crónica cuando había un vacío él lo llenaba de cuentos". Anota que este Grupo tuvo una librería a su disposición, pues les traían lo que ellos pedían y que al ubicarse en un puerto les permitía de alguna manera estar más cerca del mundo y por eso entra por allí ese aire renovador a las artes.
De esas aguas bebieron Álvaro Cepeda Samudio, Alejandro Obregón y García Márquez, entre una pléyade de intelectuales de la época.
Por eso cree firmemente en lo que llama el periodismo personal. Considera que el papel de la crónica o el reportaje acaba con la diosificación que había de la pirámide invertida, esa manera de contarlo todo en el primer párrafo e ir desarrollando la noticia desde lo más a lo menos importante.
Para él es mucho más sincero que el periodista le diga al lector que va a contar su percepción de una realidad y el lector lo entiende, porque hoy está mucho más educado y agradece esa honestidad. "El receptor tiene mejores mecanismos de defensa, es más difícil manipularlo y engañarlo", anota.
Fiorillo desconfía de eso que llaman hoy novela de no ficción. "La ficción es la novela en sí misma, y la no ficción es periodismo".
De nuevas tecnologías
De las nuevas tecnologías dice que le permiten al periodista mezclar contenidos que no podía hace 20 años, pues ya nadie es solo columnista ni solo redactor. Sí advierte de la falta de tiempo en las redacciones para la tertulia. "No es culpa ni de los periodistas. El tiempo, como decía Borges, es el único verdugo y no lo tienen controlado. Creíamos que estas tecnologías nos iban a hacer más libres y nos han hecho esclavos":
Lamenta que aún haya publicaciones en las que la firma del autor no aparece. Como si hubiera una especie de dios empresarial que dicta siempre todas las verdades. Y defiende la lectura como un elemento que le permite al receptor cocrear, coproducir la historia, esta existe en la medida en que la imaginación del lector le da vida, mientras que eso no sucede con el cine o la televisión, en donde, según él, se está viendo la imagen del otro o producida por otro. "Lo que es liberador es la imaginación, la imagen es una mercancía más".
El Sancho
La imagen que tengo de Fiorillo es como moderador de una tertulia en televisión. Un programa que se llamó Media de medios y en el que invitaba a periodistas del país a hablar del oficio. Él se acuerda de ese programa con gozo. Es una lástima que los jóvenes no puedan disfrutar de su tertulia.
Minutos antes, en la presentación de su compadre, dijo de Medina que con su récord de batallas contra la realidad era nuestro Quijote colombiano. Por eso, mientras ve cómo las asistentes se abrazan al cuerpo del cartagenero para lograr su foto y le bromean, lo veo a él, estoico a su lado, sentado con su vaso de whisky y soltando finos dardos de humor. No dejo de pensar que bien puede ser su Sancho Panza, que pronto se pondrá al frente de su ínsula Barataria, el Carnaval de las Artes, en donde hace también sus quijotadas.
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