Contenido Actualizado, Febrero 23 de 2018.
Jorge J. Mejía Isaza, un visionario. Sus conocimientos de química le permitieron mejorar la fórmula de los licores que caracterizaron desde el principio a la destilería. En noviembre próximo cumplirá 97 años de edad. Experiencia.
Lucas Marín Aponte *
Especial | LA PATRIA
En una ocasión, Isaac newton expresó: “Si yo he visto más lejos que otros, es porque estoy parado sobre hombros de gigantes”. Así invitó a reconocer el legado de sus antecesores, en una sociedad contemporánea con una fuerte tendencia al olvido.
La frase puede ajustarse a un personaje fundamental en la historia y el presente de la IndustriaLicorera de Caldas, Jorge J. Mejía Isaza, empresario nacido el 7 de noviembre de 1921, en Salamina, “Ciudad luz” de Caldas, llamada así por ser tierra de hombres brillantes que con sacrificio, carácter y disciplina fueron protagonistas de la cultura, testigos de la modernización en Colombia, yquienes sentaron el precedente para nuestra generación del siglo XXI.
Realizó su primaria en escuelas públicas de su municipio, se graduó bachiller del Colegio Mayor de Nuestra Señora de Manizales, donde se destacó por su excelencia, y obtuvo el título de químico en la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, siendo parte de las primeras promociones de profesionales en esa área en el país.
Más adelante se desempeñó como catedrático en la Facultad de Química, laboró en el Centro de investigaciones Samper Martínez, hoy Instituto Nacional de Salud, y a comienzos de la década de los años 50 comenzó a aplicar sus conocimientos sobre la producción de bebidas espirituosas en la Industria Licorera de Santander.
Trabajó con profunda mística pero sin perder de vista las exigencias que demandaba la técnica moderna, y dicha experiencia le permitió luego ser director técnico de la Industria Licorera Caldas, del Huila y del Tolima, y ocupar diversos cargos en el sector privado.
Actualmente, luego de superar algunos quebrantos de salud, se aprecia en sus ojos la sabiduría y en su rostro la satisfacción del deber cumplido.
Al lado de su esposa, Rosalba Patricia Cárdenas, recuerda aquellos años de transformaciones y cambios rotundos que proyectaron hacia el mundo a la licorera caldense.
El comienzo
-¿Cuándo se vincula con la Industria Licorera de Caldas?
A comienzos de 1956, cuando aún asumía la dirección técnica de la Industria Licorera de Santander, fui llamado por el gerente de la empresa, Don Jorge Botero Restrepo, para dirigir los destinos de la fábrica.
-¿Qué productos se fabricaban entonces?
El Ron Viejo de Caldas, Ron Extraviejo, el Aguardiente Cristal, y el Amarillo, que era el de mayor consumo en esa época.
-¿Y cuál fue su primera misión en la fábrica?
Determinar los costos de los diversos productos, que según estadísticas del año 1955, se vendían 35.000 botellas mensuales del Aguardiente Cristal.
-¿A qué le atribuye el éxito de este aguardiente?
Desde un comienzo consideré que este producto tenía futuro, ya que el aspecto del aguardiente Amarillo no me convencía, primero por su color y sabor nada apetitoso, más bien repulsivo, por eso me dediqué a mejorar la fórmula del Cristal.
-¿De qué forma?
Estabilizando el grado alcohólico, y formulando mejor sus ingredientes; a través de los años lo suavizamos bajándolo de 40° hasta llegar a los 29° de hoy, sin embargo los vinateros de la época no estaban de acuerdo en suavizar los aguardientes.
-¿Cómo impactó esta mejora en las ventas?
Fue un éxito notable, dichas modificaciones permitieron introducir el producto a Bogotá y Cundinamarca en 1957, siendo el primer aguardiente que entró a la capital, vendiendo medio millón de botellas al mes.
La “nueva” destilería
-¿Háblenos de su experiencia en el exterior?
Patrocinado por el gobierno francés, me especialicé en la fabricación de alcohol y licores en algunos países: Francia, España, etc. Elaboración de whisky en Escocia, y rones: en Cuba, Jamaica, República Dominicana y Puerto Rico. Desarrollé estudios relacionados con la destilación industrial de hulla, alquitranes, esencias, y alcoholes provenientes de uva, entre otros productos; detallé el funcionamiento y la organización de las diversas fábricas identificando procesos adaptables a nuestra primera industria de licores en Caldas, con el fin de aprovechar mejor las materias primas que para finales de 1959, a mi regreso a Colombia, se encontraban en una etapa incipiente, por falta de personal capacitado.
-¿Qué mejoras tuvo la Industria Licorera de Caldas?
En 1960, luego de varios estudios topográficos, ubiqué los terrenos para construir la nueva destilería, en la hacienda Saboya, de propiedad de Don Agustín Gutiérrez; un lugar con la humedad adecuada, abastecido del agua más pura, proveniente del Nevado del Ruiz; sin lugar a dudas un sitio paradisíaco que hoy alberga la fábrica del ron de las alturas, y del mejor aguardiente anisado del país por estos años. Debido a las condiciones climáticas pensé en producir whisky, debido a que el mejor de Escocia se elabora en tierras altas, pero dicho proyecto no se desarrolló. Tras la desmembración del departamento del Viejo Caldas se trasladó la fábrica para el sacatín de Manizales el 21 de julio de 1968, y el 8 de agosto de ese año el doctor José Ocampo Avendaño lideró la inauguración de la moderna destilería de Saboya, en presencia del presidente Carlos Lleras Restrepo.
-¿Quiénes participaron de estas obras?
Los ingenieros Jorge Toro, Jorge González, José Fernando Salazar, el químico Ernesto Restrepo; y como olvidar el entusiasmo del administrador de la fábrica, Armando García, aunque fue definitivo el apoyo del gerente Alberto Arango Restrepo, que a mi parecer ha sido la persona que más impulsó esta industria desde su fundación.
Recuerdos de ron y toneles
- ¿Háblenos sobre el ron viejo de Caldas?
Desde la creación de su fórmula en 1928, por Ramón Badía, y posterior producción por don Juan de la Cruz e hijos, el proceso seguía siendo rudimentario, hasta que en 1948 la casa Egrot y Grangé construye la primera columna de destilación en cobre, con la obra de mano de Albert Ferlín, quien jugaba con este metal, hacia lo que quería con él. Durante mi gestión como director técnico (1956-1968) entre tensiones políticas y regionales para producir el ron, le pulimos algunas aristas a su fórmula para que continuara siendo el producto bandera de la empresa. Vimos la necesidad de realizar cambios sustanciales pensando en la competencia, aspecto que podía influir a futuro en la pérdida de supremacía en el mercado, aunque dichos cambios no fueron autorizados. También durante esta época fabricamos las primeras muestras de Brandy Tourell que se enviaron a Francia, una vez aceptadas el producto se comercializó.
-¿Cuándo decide incursionar en la fabricación de toneles?
Inicialmente usábamos tinas para el añejamiento, en 1964 contratamos al español Antonio Ruiz, de Barcelona, quien inicia la construcción de barriles en el sacatín de Manizales, inspirándonos con este arte; desde ese momento junto a mi hermano Humberto impulsamos la fabricación de barriles, y cubas de madera de roble para añejar bebidas espirituosas. Dicha tonelera comenzó sus labores en el interior de la misma empresa, y cuando deciden subcontratar el proceso se presentó la oportunidad para fundar la Industria Colombiana de Toneles (Incolto) en 1969, pionera en su género en el ámbito latinoamericano.
En otras licoreras
Jorge J. Mejía Isaza, después de terminar sus labores en la Licorera de Caldas, después de participar en una licitación fue contratado en 1971 por el gobernador del Tolima Jaime Polanco Ureña, para laproducción del aguardiente Tapa Roja. “Allí fabricamos también el aguardiente Extra Tridestilado del Tolima”, recuerda.
Luego viajó a Neiva donde comprobó el “lamentable” estado de la Licorera, por lo cual le propuso al gobierno del Huila hacer una destilería como la de Manizales. “Diseñamos cuatro columnas, sobra decir que el alcohol destilado en ellas era de magnífica calidad, modernizando la producción de licores en el departamento del Huila, y posicionando en el mercado el aguardiente Doble Anís”.
* Investigador en Pensamiento Político, e Historia Regional. Licenciado en Ciencias Sociales Universidad de Caldas.
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