El mundo de las letras conmemora cuatro siglos de la desaparición física del insigne poeta, escritor y dramaturgo español, don Miguel de Cervantes Saavedra, nacido en Alcalá de Henares el 29 de septiembre de 1547, y fallecido en Madrid el 22 de abril de 1616. Un personaje con una vida intensa y apasionante; un caballero de las letras en todo el sentido de la palabra. Recorrido en la vida militar, peregrino del conocimiento, viajó por diversos lugares y ciudades de Europa. Su amarga experiencia en cautiverio, y por supuesto los maravillosos paisajes de los que fue testigo, los inolvidables viñedos, fueron el pretexto para crear y caracterizar una serie de interesantes personajes descritos con un realismo mágico, en sus diversas obras; seres de la vida cotidiana que no solo se ajustan al siglo de oro, también dan cuenta de las ideas renacentistas, vibrando muy de cerca con la cultura en las más importantes ciudades de Italia.
Cuenta la historia, que luego de quedar tullido de su mano izquierda, como consecuencia de la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, más nunca manco, continua su vida con su alma de marino castrense, regresó a España el 26 de septiembre de 1575, próximo a las costas catalanas. Junto a su hermano Rodrigo también soldado, caen presos a manos de un temible corsario líder de una flotilla turca. En el mercado del Argel, los hermanos Cervantes fueron vendidos como esclavos a otro corsario, cautivos por un lustro, con cuatro intentos de fuga fallidos. Hasta ser rescatados el 19 de septiembre de 1580, con el favor de los frailes trinitarios. 500 escudos era el valor por su rescate, su familia solo pudo reunir 300, al regresar a Madrid con 33 años encontró un panorama familiar desolador.
Estas experiencias, en especial Lepanto, serán sin duda uno de los motores que impulsan la obra de Cervantes, hacia 1585 publica su primera obra (La Galatea) catalogada de forma general como una novela pastoril, aunque esta va más allá, porque en ella se puede apreciar un estudio referente a la psicología del amor, dotada de unos bellisimos juegos dialécticos sobre la naturaleza del amor, como en (Persiles y Sigismunda). Debemos tener en cuenta que su primera obra se engendra en Portugal, donde la belleza de las mujeres portuguesas hacía que muchos hombres se convirtieran en poetas y dramaturgos, desde siglos atrás, de hecho el mismo Garcilaso, no se pudo escapar de este encanto.
Sin lugar a dudas el legado literario de Cervantes, inspiraría numerosas tesis y tratados, sus diversas obras como Persiles gran libro de caballería, Viaje del Parnaso que aparece como un testamento literario, así como el Quijote, entre otras, representan en esencia un compendio de la vida humana. A Grosso modo podemos observar que el tema pastoril y de caballería en sus obras es recurrente, además como pionero de la novela realista moderna plasma con gran agilidad los ideales de ese hombre del renacimiento, incluso en el mismo, inspirado en sus múltiples anécdotas y correrías, brindándonos así una lectura fantástica del siglo de oro español.
De acuerdo con muchos cervantistas su obra encierra en sí misma una doctrina esotérica y fenomenológica, llena de sabiduría. Empero apreciamos una visión histórica fidelísima en los personajes, que narran la decadencia de la vieja España, trascendiendo los límites de la fábula, el héroe del libro de Cervantes cuestiona su propia ignorancia, aturdimiento, imprevisión hiperbolizada, que constituyen en si la esencia del quijotismo. Los acertijos poéticos y prosaicos son profundos y a su vez parecen encerrar códigos ocultos. Esta es una obra tan bien pensada, noble y generosa, que hasta los niños pueden entenderla.
En el Quijote de la Mancha se recrean los imaginarios de los héroes, se pueden apreciar las maneras de vivir de los soldados, de las gentes con sus aspiraciones humanas; los desengaños, el fracaso, la deshonra, el amor, y el desamor las desilusiones, y la desesperanza. Ingredientes que son el alimento permanente del artista, el genio literario, o el escritor. Cervantes pone de relieve en cada uno de sus personajes la demencia y los grandes heroísmos, las empresas humanas, expuestas en un lenguaje natural castizo, fruto de la experiencia de lo dulce y lo amargo.
Es así que en Sancho existe una representación de la simplicidad del vulgo, que aunque conoce sus errores sigue cayendo en ellos ciegamente. Cervantes siempre exalta y disculpa a Sancho, además es un personaje lleno de humor, la encarnación misma de la serenidad y de la bondad del alma, el sosiego como fuerza indispensable en la estéril meseta del sentido común. Un saber humilde del pueblo acuñado de refranes, un hombre que se volvió loco a fuerza de cordura, y sin embargo enseñó al quijote a amar la vida, incluso más que a la misma Dulcinea.
Las disertaciones filosóficas de don Quijote con Sancho sobre política, cultura y economía, en un tono satírico se pueden degustar, además de ser aplicables por su profundidad y buen juicio a los gobernantes y líderes de hoy. Este maravilloso personaje a su vez refleja el carácter del escritor como un observador y conocedor de los rincones más profundos del corazón humano.
En tiempos de Felipe III a principios de 1603, Cervantes decide quedarse para siempre en Castilla. Sin duda Valladolid, La Mancha, Esquivias, Toledo, Madrid, Serán los límites de sus últimos años. El Quijote se engendró y se empezó a escribir en Andalucía, se perfiló en la mancha, idas y venidas a caballo, quizás a Esquivias, acaso en Argamasilla de Alba, entre el Toboso y el Campo de Criptana. Cervantes vivió por dos décadas en el camino de Andalucía: Granada, su Sierra del alma, Málaga y la siempre preferida Sevilla; Esta fue una época con un quehacer intelectual y artístico mágicos, donde frecuentaba los cómicos, asistía a los corrales de comedias, intercambiando ideas con novelistas y otros poetas, por el año de 1594. También por estas calles deambulaban picaros, ladrones, mozas alegres, antiguos nobles, borrachos, caballeros con su armadura oxidada, y una serie de actores naturales que atraían a Cervantes, formando parte de esta tragicomedia, que fortalecía día a día su acervo intelectual y su obra, que esboza los rezagos dejados en la sociedad por la edad media.
En fin son infinitas las notas que podríamos escribir acerca de este Ingenioso Hidalgo, y nos quedaríamos cortos para hacerle un homenaje a esta figura de las letras universales, que ha inspirado a tantos artistas, intelectuales y escritores en todo el mundo, a escudriñar en lo más profundo de su espíritu y de su corazón, definitivamente hay que volver a los clásicos. Esta tarea debe comenzar en nuestras instituciones educativas, debido a que observamos un desinterés muy marcado por la literatura en los estudiantes y los docentes de hoy, esta situación tiene su origen en muchas situaciones, en primer lugar por el avance incalculable de la tecnología que nos bombardea a cada milésima de segundo, con una cantidad de información y desinformación, que confunde y genera nuevos analfabetismos.
Y por otra parte hago referencia al caso de muchos académicos, profesores de lenguaje, y de otras asignaturas, que no leen y sugieren en las instituciones votar los libros viejos, acabando con centros de documentación completos en las mismas universidades como nuevos inquisidores del conocimiento; de igual forma observamos que los periódicos cada vez son más reducidos. Afortunadamente este no es el caso de todos pues existen personas muy comprometidas con las letras, que conforman clubes de lectura, organizan certámenes literarios, escriben en poesía, o en prosa sobre los problemas de su tiempo y son conscientes de que el amor por la palabra es un tesoro que debemos cuidar y cultivar.
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