El Corcovado de Caldas

Al ingresar a Belálcazar bien sea por Manizales o por Pereira, es imposible no asombrarse con el imponente monumento a Cristo Rey.

Ubicado en estribaciones de la cordillera occidental, a 65 kilómetros de Manizales y fundado en el año de 1.888, este municipio llamado primero “La Soledad” por sus fundadores, más adelante Bello Alcázar, hasta ser bautizado con su nombre actual, hace referencia a un fascinante mirador direccionado por el Cristo que señala con su mano derecha, el gran cañón del río Cauca y con su mano izquierda, el imponente valle del rió Risaralda contrastando de forma maravillosa al occidente con la inmensa serranía del Tatamá que se divisa al amanecer en su totalidad, o durante los atardeceres de pleno sol, contemplados desde el parque de Bolívar o de un bello balcón.

El Corcovado caldense ha sido desde su construcción un símbolo de la tenacidad de sus pobladores caracterizada por una profunda religiosidad, que se refleja en esta obra liderada por el párroco de la iglesia María Inmaculada, Antonio José Valencia, quien contribuyó ampliamente en la pacificación de la región durante los años 40, época donde la violencia bipartidista provocó muchas muertes y desplazamientos.

La mayor parte de los materiales y mano de obra fueron aporte de sus habitantes, sin embargo los primeros diseños para la construcción del monumento se le acreditan al escultor antioqueño Antonio Palomino Tovar.  El Cristo Rey cuenta con 15 pisos en una altura de 45.5 metros, ubicado como el segundo más grande del mundo con acceso a su interior, son 167 escalas en caracol; cuando llegamos a la cima apreciamos una panorámica de 360° incluso cuando está muy despejado se observa parte del valle de aburrá, acompañado de una galería de municipios, pertenecientes a cinco  departamentos: Caldas, Risaralda, Valle del Cauca, Chocó, y Antioquia, dando la impresión por las noches de estar observando un pesebre, sobre las cuencas de ambos ríos.

La zona urbana del municipio se caracteriza por su arquitectura  que ilustra la colonización antioqueña, por ejemplo: la calle Real, el Jardín y la Quiebra, que se conectan con el parque principal de la plaza Córdoba, donde los domingos se ponen cita compradores y  mercaderes; y a su vez nos recuerdan las fondas donde los arrieros paraban a descansar con sus recuas de mulas, para continuar con su recorrido.  Dentro de los atractivos turísticos que podemos visitar encontramos el ecoparque  ubicado a cinco minutos del pueblo junto al gran monumento, y un vivero con colecciones de guadua, heliconias y plantas medicinales. Así mismo podemos visitar la casa de la cultura, donde los amantes de la música pueden interpretar piano, tiple, bandola y guitarra, entre otros instrumentos que están disponibles para la comunidad; así mismo en la biblioteca municipal encontramos una colección de libros muy interesante y un espacio donde chicos y adultos pueden  alimentar el espíritu.  

El municipio de Belalcazar cuenta con dos resguardos indígenas; uno ubicado en la vereda El Águila llamado Totumál; y otro ubicado en la vereda La Cascada conocido como La Pampa, la población de esta etnia pertenece a la familia Embera Chamí, es decir todo un entramado pluricultural.   Debemos agregar que tanto los belalcazaritas, como los habitantes de sus 31 veredas aledañas, gozan de una calidad humana y  hospitalidad que vale la pena resaltar, incluso acá la fe y la devoción son tan marcadas que la semana santa se viene celebrando en vivo desde hace 48 años.  Anímense en esta semana mayor  y disfruten de un ascenso al Corcovado caldense, donde podremos renovar  nuestros pensamientos y reflexionar sobre la majestuosidad de nuestro paisaje cultural cafetero colombiano (P.C.C.C) como uno de los más bellos regalos que el creador nos ha dado.