Por Merlini
Deepak Chopra nos ilustra en su sexta ley del éxito, la del desapego; que la fuente de la abundancia, de la riqueza o cualquier cosa que pretendemos obtener en el mundo físico reside en el yo, es la consciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás son símbolos transitorios que llegan y se van. Es decir perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar de visitar el territorio. Dichos aspectos producen ansiedad y acaban por hacernos sentir vacíos en nuestro interior, al cambiar el yo por los símbolos del yo. Esta importante enseñanza del gurú hindú debe revisarse con detenimiento sin caer en idealismos, porque no es fácil llevarla a la práctica en un mundo tan ansioso que nos entretiene con tantas cosas.
Los tiempos actuales son complejos tenemos grandes avances en todas sus dimensiones. Podemos atestiguar que las generaciones actuales son diferentes, nacen con un ship que los convierte en nativos digitales, todo se puede descargar en un abrir y cerrar de ojos y lo que no está en Google simplemente no existe.
Se ha perdido el gusto por los juegos al aire libre, a contemplar amaneceres o atardeceres, alzar la frente a las montañas, visitar las fuentes hídricas que aún sobreviven, que curan el alma y alimentan el espíritu. Hasta el amor se volvió mecánico, incluso muchos de los mensajes que recibimos via whatsaap, carecen de originalidad. Los talentos se cultivan menos porque todo lo queremos obtener al instante, sin esfuerzo, sin dolor, sin disciplina; como una matrix impuesta que anula el espíritu crítico y permite que seamos controlados más fácilmente.
Estas son algunas de las problemáticas de nuestro siglo que han hecho que las personas sean más vulnerables a los cambios y a las crisis aumentando la tasa de enfermedades mentales, y de suicidios en el planeta, incluso porque un padre de familia le prohíbe a su hijo usar el celular tan solo unos minutos. ¿Entonces cómo aplicar la ley del desapego en una sociedad tan dependiente? Es una pregunta que cada uno tendrá que resolver.
Son tiempos difíciles donde es preciso luchar para que nuestros talentos no se sigan durmiendo, incentivar en nuestros jóvenes el cultivo de las artes, y del espíritu, ahora necesitamos estar más despiertos que nunca al vivir una época de cambios extremos en lo político, lo ambiental y principalmente en lo espiritual. Ya lo decía Mercedes Sosa, en su canción “… Cambia todo en este mundo que yo cambie no es extraño…” Pero procurando que estos cambios sean siempre positivos. Sin permitirnos que el orgullo nos robe la capacidad de pedir ayuda, olvidándonos de vez en cuando de apoyarnos en nuestras propias fuerzas y orar.
Otro síndrome que padecen las naciones y lo vemos reflejado en nuestro país, es la comparación. Es decir nuestros prejuicios nos hacen pensar que al congregarme, eso me hace mejor que mi vecino, si tengo un poco mas de estudio, incluso un posdoctorado automáticamente soy más educado que los demás, si tengo más dinero ni hablar. Y por pensar que nuestro credo o religión son mejores, llegamos a afirmar que nuestros defectos son más leves que los de el prójimo, Edgar Morín se refirió a lo anterior como las cegueras del conocimiento.
En fin son las falsas bases que nos ha vendido el mismo sistema consumista que hace sentirnos orgullosos exaltando carismas, falsa popularidad en las personas, fijandonos solo en las apariencias, desconociendo lo que tenemos en el interior.
Ya lo decía Jesús más de dos milenios atrás, y nos da cuenta Mateo 23:23. “Hay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas porque diezmáis la menta y el eneldo, y el comino y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe”. Pero tambien recuerden que si alguno tiene una necesidad de algo o por más terrible que sea la sed de un hombre en su alma, por la gracia de Dios como usted lo conciba ya ha sido curada.
Amigos quiero manifestar mi agradecimiento con Dios por todas las bendiciones recibidas en el 2017, Salud, Amor, Empleo, una Familia muy especial y Amistades muy valiosas que me han hecho crecer y permanecen en mi corazón.
Queridos contertulios quiero declararles para el año 2018 mucha Prosperidad, Abundancia y Sabiduría para transformar las situaciones negativas propias de la existencia en insumos para seguir trascendiendo.
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