Aunque existen muchos vendedores buenos y profesionales que llevan su oficio en la sangre, que vibran con las ventas, que se sienten orgullosos de su profesión, también los hay por que no han encontrado otra alternativa mejor que hacer.
Usan la profesión de vendedor como escampadero mientras resulta algo "mejor" y hacen más su trabajo pensando en la obligación hipotecaria que tienen o más por razones de su supervivencia que en las necesidades de su cliente, lo que les genera una presión que no les permite concentrarse en ejercer su profesión de una manera optima.
Los vendedores profesionales son perseverantes, tienen la opción de aumentar sus ingresos con comisiones y logran cierta independencia con su trabajo. Estudian constantemente, leen sobre la psicología de las ventas y las personas para desarrollar una actitud mental positiva que les permita estar siempre atentos en busca de oportunidades, tienen claro desde el principio cuales son las necesidades de sus prospectos para suplirlas, evitan las discusiones, son excelentes al momento de escuchar y mantienen un contacto constante con sus clientes.
Otra creencia que se tiene es que la persona extrovertida y habladora es la más hábil para vender. En muchos casos no es así, hay momentos y situaciones en que el silencio es oro, por ello es conveniente dejar que los prospectos hablen sin ser interrumpidos por un vendedor que se deja llevar por su ansiedad de vender, ya que en ocasiones el mismo cliente es quién hace el pedido sin que se lo soliciten.
Cuando lo que se vende es un servicio o producto que no se puede mostrar durante la visita el vendedor se apoya en ayudas como videos, catálogos, fotos o cualquier medio que le proyecte una imagen y una percepción al cliente de lo que le están ofreciendo. Una imagen vale más que mil palabras y si es acompañado de otros clientes de referencia logrará una mayor credibilidad
Una modalidad de venta que es común en nuestro medio es la venta mediante elementos de atracción con los que el cliente se siente engañado, cuando anuncian productos desde un determinado precio, pero cuando el cliente llega a ver las "ofertas" la mayoría de los productos cuestan más de lo anunciado. Otra forma usada es cuando sin siquiera haberse inscrito resulta que el cliente se ha ganado un curso de lectura rápida o de inglés por determinado valor, pero el libro cuesta más que el mismo curso, es decir usando elementos con los cuales el cliente se siente engañado.
Hoy los consumidores son más racionales y menos incautos para caer en trampas, cuidan sus ingresos y sobretodo está mucho mejor informados, inclusive tienen muchas opciones, por eso cuando en momentos en que la competencia es reñida y hay un exceso de oferentes las compañías deben delegar la labor de ventas no en personas desocupadas sino en lo que el prospecto y la compañía necesitan. Vendedores profesionales