Decenas de personas se quedaron sin hogar y sin sus seres queridos el 26 de octubre de 1965, cuando la quebrada Sacatín de Manizales, al occidente de la ciudad, se creció y generó un deslizamiento de grandes proporciones. Su salida de cauce provocó lo que se llamó después la tragedia del barrio El Triunfo, una invasión urbanística caída en desgracia y que conmovió al país. Semanas después, en una decisión histórica, el diestro Pepe Cáceres se encerró solo ante toros de doña Clara Sierra, en una corrida de beneficencia para los damnificados de la tragedia de esta vecindad. De allí que su incalculable amor al prójimo llevara a la creación de la urbanización Pepe Cáceres, en la comuna Universitaria (9) de Manizales, donde se reubicaron quienes perdieron parte de sus vidas en El Triunfo.
Incluso, cuando la Catedral Basílica Metropolitana se vio afectada por los múltiples terremotos de la segunda parte del siglo pasado, Pepe Cáceres también ofreció su ayuda mediante el espectáculo taurino para donar las ganancias en pro de la reconstrucción de las estructuras más afectadas. Además, es el hogar de las cenizas del diestro tolimense que reposan en su cripta.
“Fue un muchachito que salió de Honda (Tolima) lleno de sueños, ilusiones y de miedos y llegó a Manizales, donde encontró la fuerza y el cariño de tanta gente que lo apoyó para llegar a ser la figura que fue”, narra Adriana Eslava, hija del torero y su consentida. Ella también le acompañó en algunas presentaciones en Bogotá, y ahora reside en España, país en el que recuerdan con reverencia por la importancia de su padre para los toros.
Primer lance
El registro civil de nacimiento de José Humberto Eslava Cáceres indica que nació el sábado 16 de marzo de 1935 en Honda, calurosa población tolimense, vecina de Caldas, hijo de Carlos Eslava y Clementina Cáceres. Sus primeros años los hizo en el campo, hasta llegar a Manizales, donde, como lo reseñó LA PATRIA en el 2013 (ver: Bit.ly/PepeCaceresLP), se hizo amigo de algunos carniceros quienes le permitieron al joven José capotear algunas bestias en la vieja central de sacrificio del barrio La Avanzada.
Con algo más de tiempo y edad llegó a la mítica plaza de toros El Soldado, donde comenzó a presentarse como Joselito Eslava. Su nombre figuraba entre la exigente afición manizaleña, que gustaba verlo torear con el arrojo que brotaba por sus venas tolimenses.
En 23 agosto de 1953 debutó como novillero en la Plaza de Toros de Manizales, junto al rejoneador portugués Alberto Luis López y el colombiano Ramón Rodríguez. Un par de años después ya toreaba en España y con ello confirmó la firmeza de su perseverancia. Su alternativa taurina llegó el 30 de septiembre 1956 de las manos del matador Antonio Bienvenida. Como testigo estuvo José María Martorell, en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla (España). Esa tarde le dio muerte al toro Secretario de la ganadería de Joaquín Buendía. Confirmó su licencia taurina en la plaza de Las Ventas de Madrid (España) en mayo de 1957, cuando alternó con Antonio Chenel Albadalejo Antoñete y Rafael Ortega Domínguez. Se lidiaron ejemplares de Clemente Tassara.
Su vida taurina fue cuesta arriba desde entonces. También llegaron tardes difíciles para él, en plazas donde era querido como un ídolo por la afición como Manizales o Bogotá. Sin embargo, su capítulo en España siempre quedará inconcluso y sujeto a especulaciones.
“Él tenía un carro en España que lo había dejado al cuidado de una pareja de amigos y su hijo tomó el coche sin licencia y tuvo un accidente donde murió, y el responsable directo era mi papá, por lo cual no pudo volver a torear a España, pues si volvía lo metían preso”, explica por primera vez Adriana Eslava a Papel Salmón sobre este episodio.
A su regreso a Colombia recorrió -como si se tratara de un circuito- la geografía donde había afición taurina. Por ello, se llevó su pedagogía del toro a plaza de todas las categorías, como la misma donde dio su último lance. “Más allá de recibir la ovación, a él lo que le importaba era que la gente descubriera lo que es el toro”, agrega Adriana, la mayor de las hijas de Pepe Cáceres.
Segundo lance
50 años de edad ya ajusta Francisco Eslava, el mayor de los hijos varones del diestro tolimense. Quizás, de sus hijos, es quien guarda recuerdos más lúcidos de la vida de Pepe Cáceres, pues fue su escudero en Campo Pequeño, una finca de pastoreo donde comenzaron a forjar su propia ganadería. Su trabajo, contrario a lo que muchos creerían, está completamente alejado al mundo taurino. Entre mensajes de mercadotecnia, atenciones corporativas, recuerda reiterativamente la huella que su padre le dejó.
“Mi papá se levantaba a las 4:00 a.m. y siempre tenía libros abiertos sobre toros y ganaderías. Analizaba y tomaba apuntes y aún los conservo. Todos los días iba a la finca a trabajar”, cuenta Francisco. Agrega que su padre también fue su enfermero después de un accidente que tuvo joven cuando estuvo en la Fuerza Aérea Colombiana. “Durante los siete días que estuve incapacitado y en casa, él no fue a la finca, y se dedicó a mí todo el tiempo”, sostiene. Francisco tenía 21 años cuando sucedió el accidente y un par de días después le anunciaron que su padre había sufrido en Sogamoso (Boyacá) su cornada número 22, esta con un revestimiento de gravedad severo.
“Era un papá muy cuidadoso, muy serio, pero supremamente dedicado. En su hogar cambiaba pañales y daba teteros. Conmigo era serio, pero nunca lo vi como una persona alejada. Él realmente era Pepe Cáceres y José Humberto Eslava no existía, solo era la cédula. Siempre su carácter, su porte, entrega y profesionalismo era constante y correspondía a Pepe Cáceres. Además, era un atleta impresionante”, narra Francisco, quien no suele hablar públicamente de la vida familiar de su padre.
Acerca de los conceptos taurinos, Francisco Eslava manifiesta que el tipo de vida de Pepe Cáceres estaba basado en el entendimiento del toro. “Los pases para él y por lo que vi y trató de enseñarme tenían que ser armónicos en cuanto a cuerpo, distancias y velocidad. Él era un ser inmensamente clásico. Su forma de vivir era clásica y así era su toreo y buscaba que la gente entendiera que no es una barbarie, sino que había arte y también riesgo, y por ello merecían respeto toro y torero”.
Las conversaciones en casa eran pedagógicas y casi siempre estaban enfocadas al mundo del toro. “Por su conocimiento impresionante yo lo veía como un ídolo”, puntualiza Francisco, quien agrega que a veces le parece difícil de entender que fuera a morir joven, sin ponderar su ganadería.
Francisco y Adriana son hijos del matrimonio de Pepe Cáceres y Olga Lucía Botero, ganadora tiempo atrás de múltiples concursos de belleza y participante de los mismos en todo el mundo. Esta fue la primera de tres bendiciones maritales que tuvo el matador de Honda.
Campo Pequeño fue el nombre que le dieron a la vacada que por años crio Pepe Cáceres ayudado por sus hijos y amigos. Por desacuerdos administrativos, Campo Pequeño, como ganadería, hierro y tierra, se fragmentó semanas después de la muerte del torero.
Tercer lance
Pepe Cáceres se casó luego con Lyda Zamora y después con la pintora vallecaucana Olga Lucía Vélez. De este último matrimonio llegaron al mundo Manuela, Natasha y Sebastián. Este último se dejó tentar por el mundo de los toros y por poco decide vestirse oficialmente de luces como propia vocación.
Como las fechas de las múltiples proezas de su padre, Sebastián es puntual en decir que a las 11:55 p.m. del viernes 15 de marzo de 1985 llegó al mundo. Desde muy temprana edad tiene recuerdos episódicos de su padre, aunque esporádicos, pues Sebastián Eslava tenía solo dos años cuando Pepe Cáceres murió.
Sebastián ahora trabaja como actor en televisión y recientemente optó por incursionar en el cine dentro del campo de la producción. Ahora lidera un proyecto que buscar retratar la vida de su padre a través de una película, donde él se vestirá con chaquetilla y montera para encarnar las faenas de su padre.
Por el corto tiempo en el que Sebastián estuvo en el mundo de los toros se vio seducido a conocer un mundo difícil y complejo, pero que también lleva en la sangre. Ya en España, aprendiendo a torear, una persona le dijo al menor de los Eslava: “Si Pepe Cáceres viviera, te hubiera enseñado como ningún otro maestro, pero él ya no está y yo te aconsejo que te retires de esto y eso ha sido frustrante”, explica Sebastián.
Agrega además que todavía faltan por contar puntos importantes dentro de la vida del matador y que no se conocen aún, como los distanciamientos que se presentaban con frecuencia, pues Pepe Cáceres debía apartarse por largas temporadas de su familia para cumplir con sus compromisos y presentaciones en las plazas de América.
“Cuando encontré tantas barreras en la vida, entendí el camino que él tuvo que recorrer y me cuestioné si realmente quería hacer las cosas como él las había hecho o si quería todo de manera gratuita. Allí entendí que todo hay que lucharlo y tener perseverancia. Creo que conociendo la historia de mi papá, cuando me he sentido cansado y rendido, recuerdo todo lo que tuvo que pasar él para llegar hasta donde llegó y eso me ha servido para prepararme para mi carrera como actor”, indica Sebastián.
Cuarto lance
Luis Bernardo Gómez Upegui, veterano aficionado y presidente de la Plaza de Toros de Manizales, fue gran amigo de Pepe Cáceres. Resalta que pocos colaboraron como él para las corridas de beneficencia, encuentros taurinos a los que nunca faltó, incluso en 1987, año de su muerte.
“Tenía un amor por su profesión impresionante, tanto así que murió en ella. Era un hombre muy leído, pues tenía una estrecha relación con Álvaro Gómez Hurtado y Eduardo Santos. Además, con su estilo extraordinario clásico, con una belleza en el manejo del capote llegó a ser uno de los mejores expositores del mundo, reconocido incluso por toreros españoles. Infortunadamente Pepe perdió muchos trofeos en su vida por la entrada a matar, pero cuando hacía la faena completa, era de exaltar donde se presentara”, explica Gómez Upegui.
Por ello resalta que Pepe Cáceres es el mejor artista que haya visto nacer Colombia. Y es que hablando de arte, al día de hoy se le recuerda a Pepe por el lance bautizado como cacerina en su honor. “Es un pase que él lo llevó a los ruedos. Se dice que antes pudo haberla hecho otro torero, pero él fue quien realmente la difundió en el mundo”, recuerda este aficionado que nunca ha fallado a la cita anual de toros en Manizales.
A Pepe Cáceres no le tocaban pasodobles. Las bandas musicales de cada plaza le reconocían sus grandes faenas con El bunde tolimense. Incluso, el torero le reclama a Gómez Upegui, asesor de la plaza en ese entonces por no autorizar la sinfonía tolimense, sino el pasodoble Feria de Manizales. "Yo le decía que esta era la tierra que lo había hecho torero y me contestaba que tenía razón", comenta Luis Bernardo Gómez.
*Comunicador Social y Periodista.
Muerte
Pepe Cáceres murió temprano en la mañana en la Fundación Santa Fe, en Bogotá, el 16 de agosto de 1987, luego de estar internado por 27 días. Una cornada del toro Monín en la Plaza de Toros La Pradera, de Sogamoso (Boyacá), el día de Independencia de ese año, le condujo a la muerte. Esa tarde, el diestro tolimense alternó con Antonio José Galán y el rejoneador Dayro Chica para seis toros de la ganadería de San Esteban de Ovejas. La cornada le perjudicó el funcionamiento de un pulmón y le ocasionó múltiples fracturas. Su muerte se dio por una insuficiencia respiratoria. Su última vuelta al ruedo fue un homenaje en la Plaza La Santamaría de Bogotá, antes de ser cremado y sus cenizas, tiempo después, traídas a Manizales.
“No siento nostalgia de irme. Siento satisfacción porque estos 30 años han sido muy importantes en mi vida”, le dijo en una entrevista Pepe Cáceres al periodista Germán Castro Caycedo, diálogo que se dio por las tres décadas de alternativa de Cáceres y por sus intenciones ya expresas de retirarse de los ruedos para dedicarse a su ganadería y su familia.
“Para él los toros no era un negocio. Era su pasión”, Adriana Eslava.
“Su conocimiento de los toros era impresionante. A él había que oírlo”, Francisco Eslava.
“Mi padre me dejó las ganas de siempre querer aprender, además creo que he querido imitarle su perseverancia”, Sebastián Eslava.
Pepe Cáreces tenía únicamente dos pasiones: el mundo del toro y su familia.
Junto a las Damas Grises de la Cruz Roja Colombiana, Pepe Cáceres realizó sus anuales corridas de beneficencia para el albergue infantil del barrio Versalles. Esta foto corresponde a la corrida de 1985.
Pepe Cáceres fue un artista con el capote. Instrumenta en la corrida de la tarde del 8 de enero de 1985 en la imagen una fina verónica en la Plaza de Toros de Manizales
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