Si va para Purnio o Guarinocito en estos días, prepárese para que tarde por lo menos una hora más de lo previsto. Lo mismo si va para Victoria o Marquetalia, para Honda o Ibagué. La culpa la tienen los monumentales trancones que se arman por las obras que están haciendo en la vía. Pero si va para Puerto Boyacá o la costa, no se le haga raro que se le presenten trancones sobre el puente de Salgar o más adelante en la salida a la vereda El Corán.
Pero ¿Por qué tantas obras en tan poco tramo de carretera? Es que entre Honda y la salida de Puerto Salgar por La Dorada no hay más de 50 kilómetros y se concentran obras de un valor incalculable: un puente atirantado que cruza el Magdalena a dos kilómetros aguas abajo de la ciudad de Honda; un puente nuevo sobre el río Guarinó; otro puente en construcción que vuelve a cruzar el río en la vereda de Purnio; una glorieta de salida de este puente en la vía Honda – La Dorada; reforzamiento de puentes y pontones en el trayecto Purnio – La Dorada; levantamiento y reforzamiento de la vía; ampliación de la vía de acceso al puente de Salgar; construcción de una glorieta en la zona del Corán.
Todas estas obras, cuyo costo no soy capaz de calcular, deben tener un propósito importante. Algo grande se viene para La Dorada, Puerto Salgar y toda la región. ¿Pero de qué se trata? ¿Será el puerto multimodal que ya viene en camino? ¿Será la explotación del carbón que yace en la cordillera en frente de Puerto Salgar?
Sea lo que sea, debiéramos saberlo. Toda obra para el desarrollo tiene efectos positivos y efectos negativos. Genera empleo, riqueza, crecimiento… tan necesarios para nuestra juventud hoy en día. Pero también genera contaminación, problemas sociales, ruido, afectación de los ecosistemas naturales.
Un diálogo abierto entre Gobierno, comunidad y empresas se requiere para poder preparar al territorio para enfrentar provechosamente el desarrollo. Eso permite que las instituciones educativas, el comercio y en especial los jóvenes se preparen para responder a las necesidades que los proyectos van a plantear, de manera que la oferta local de conocimiento y experiencia sea tenida en cuenta de manera preferente para temas de empleo. También permite anticipar los efectos de los proyectos para poder reducir sus impactos negativos sobre la sociedad y sus ecosistemas.
Aprovechando que estamos en año electoral, deberíamos hacer un diálogo social amplio, con participación de los precandidatos al Concejo y Alcaldía de La Dorada y Puerto Salgar, con líderes de organizaciones de mujeres, jóvenes, comunidad afro, campesinos, comerciantes, pequeños industriales, para conocer de primera mano de organismos como la Agencia Nacional de Infraestructura – ANI, la Agencia de Licencias Ambientales – ANLA, el Ministerio del Medio Ambiente, el Ministerio de Transporte, el Ministerio de Minas y Energía, las Corporaciones Ambientales de Caldas y Cundinamarca, sobre el horizonte de transformación de nuestro territorio, de manera que podamos participar en la preparación de ese horizonte, más aún cuando pasamos en el mundo por un riesgo enorme derivado del desarrollo como es el cambio climático.
La Corporación Programa Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro está en plena disposición para acompañar este diálogo a través de su capacidad de moderación y de su proceso de Agendas Ciudadanas del Magdalena Centro que se adelantan exitosamente en las dos ciudades.
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Javier Moncayo Plata
Director Ejecutivo - PDPMC
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