El verbo pangere del Latín, denota acciones como acordar, convenir, clavar, ensamblar o fijar. De pangere, como verbo, se derivan sustantivos como pactum, pagina, impactus y pax. Cada una de esas acepciones tiene un sentido y un significado que bien aplica para el acto convocado para el 18 de octubre, de presentación de los “Pactos por el Agua y las Cuencas”, que reunió a instituciones públicas, privadas y de la sociedad civil de Caldas, Tolima y Antioquia.
El sustantivo pactum hace alusión a algo trabado, asegurado y establecido. Dichos atributos sin duda los han conseguido en lo local tanto los Planes de Acción Integral PAI de las cuencas de La Miel y Guarinó como los Pactos por la cuenca del río Chinchiná. Ambos procesos, por su concepción del desarrollo integral del territorio, han identificado oportunidades de complementariedad, de intercambio de conocimientos y de fortalecimiento de capacidades de gestión, en orden a las demandas que los propios territorios plantean y a las políticas y programas que el Gobierno Nacional promueve para el ordenamiento de los territorios y la gestión de los recursos naturales.
La palabra pagina, que da origen a página y a compaginar del Español, sugiere aquello que está ensamblado, y que como en nuestros procesos de gestión del agua y las cuencas, no solo se escribe a varias manos, sino que tiene continuidad y tanto sirve para hacer una lectura del territorio, como para escribir las líneas del futuro que todos soñamos.
Otra palabra originada en el mismo vocablo, y que adquiere significancia en el contexto de nuestros Pactos es impactus, que más que un simple choque o encuentro entre dos cuerpos, significa la penetración de uno de esos cuerpos en otro. Sin duda, dicho significado refleja el propósito y compromiso de los actores institucionales en su encuentro con los territorios y sus comunidades. Mucho más allá de la presencia de los actores institucionales en el territorio, los Pactos por el Agua y las Cuencas ratifican la voluntad de todos los actores de impactar en el desarrollo territorial, esto es, no sólo apoyar, acompañar o financiar, sino entrar en él, reconocerse como parte de los problemas y al tiempo como parte de las soluciones, y construir desde el territorio, mejor que para el mismo.
Finalmente, con plena convicción en los procesos, los actores comunitarios e institucionales que los han construido se sienten plenamente recogidos alrededor del vocablo pax, que significa paz, pero no como ausencia de conflictos, sino como la superación de los mismos por la vía de los acuerdos. Más allá de las coyunturas actuales del país, tanto los PAI de La Miel y Guarinó como los Pactos por la cuenca Chinchiná se han construido como plataformas de articulación y diálogo que contribuyen a la construcción de paz en sus territorios, en la medida que han sabido canalizar las energías de los actores que antes se enfrentaban para traducirlas en acuerdos para conseguir propósitos comunes.
Los Pactos por el Agua y las Cuencas constituyen la evolución natural de los procesos PAI de La Miel y Guarinó y del trabajo en la cuenca del río Chinchiná, pero son mucho más que una alianza, son un empeño por escribir la historia de los territorios, por impactar en los propósitos de desarrollo y por construir una paz concreta y sostenible, con la naturaleza y entre los seres humanos.
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