Luis Bernardo Gómez Upegui*
En 1960, los matadores Luís Miguel Dominguín, Antonio Ordoñez y Pepe Cáceres, conformaron un cartel de primer orden mundial, con toros de Juan Pedro Domecq. La faena de Antonio Ordoñez fue extraordinaria, a quien le concedieron los máximos trofeos. Un quite de Pepe Cáceres, hermoso. Pepe fue prendido por el toro al rematar con el capote y ante el torrencial aguacero se suspendió la corrida pero el público salió feliz.
Al día siguiente, sábado 30 de enero de 1960, toreó Curro Romero alternando con Luís Miguel Dominguín y el venezolano Curro Girón, con toros españoles de Benítez Cubero. Con su segundo toro, Romero hizo una faena inolvidable para él, la cual recordó siempre y así igualmente para los aficionados que estaban en la Plaza.
En 1974, toreó Paco Camino alternando con Curro Rivera y Álvaro Laurín con toros de Las Mercedes de Ernesto González Piedrahita. Curro sólo se presentó esa tarde en Manizales, durante la primera corrida de la tradicional temporada. Al final de la tarde, en el patio de cuadrillas, Paco Camino le dijo a Manuel Fernández Jerezano: me guardas bien el trofeo y lo envías a España adecuadamente embalado. ¡Cómo estaría de seguro de lo que había plasmado! Fue el máximo triunfador de la Temporada.
El 9 de enero de 1987, se presentó por última vez en Manizales Pepe Cáceres, alternando con José Ortega Cano y José Miguel Arroyo –Joselito-, con toros de Ernesto Gutiérrez. En el primer toro, Cáceres recibió un puntazo en su pierna derecha y siguió lidiándolo contrario a las recomendaciones del Palco de Presidencia y de los médicos. Al terminar la lidia fue a la enfermería, a pesar de que se creía que no regresaba al ruedo, volvió a torear el cuarto de la tarde obteniendo dos orejas por su faena. Como una premonición, en su querida plaza y afición quien lo vio hacerse torero, levantó su mano con el índice señaló que era el número 1 y a fe que lo era en Colombia. Corrida inolvidable.
Una que no y otra que sí
Una corrida que no se vio, estaba programada para el 3 de enero de 1984. Con plaza llena y toros de Ernesto Gutiérrez para los matadores: Antonio Chenel –Antoñete-, Pepe Cáceres y Paco Ojeda -para la época primera figura del toreo-. Para desilusión de los aficionados, fue una tarde de lluvia intensa que no permitió la realización del festejo y eso que en Manizales se ha toreado bajo aguaceros descomunales. La suspensión se decidió en reunión previa con Antoñete, director de lidia, quien dijo que si se quería ellos toreaban pero el arte no estaba para los charcos. Eso es ser profesional honrado.
El poder de la empresa conformada por Manuel Martínez, -Chopera-, y Jaime Arango Vélez, dueños de Tesma, se puede intuir en el hecho presentado, al no torear Tomás Campuzano, por una dificultad de inmigración, los empresarios designaron a Pedro Gutiérrez Moya, -El Capea-, figura del mundo taurino, para sustituirlo. Sin consultarle previamente, lo hallaron en el Hotel Ritz, y simplemente con una indicación de Chopera: ¡Vas a torear esta tarde! Salió de inmediato del comedor directamente a vestirse. ¿Quién se oponía a los designios de una empresa poderosa en España? Al final, Campuzano toreó por decisión del alto gobierno en Bogotá.
Dos curiosidades
Las decisiones adoptadas desde la Presidencia, son inmediatas y el público muchas veces no se da cuenta y en ocasiones no las comprende. En una corrida en la cual alternaban tres rejoneadores, después de la primera parte de la corrida, uno de ellos se negó a salir nuevamente porque le había ido mal en su primer toro. Informado el palco se le ordenó que debiera actuar y al ver el estado del rejoneador se le recomendó que saliera con el más antiguo de la terna para que actuara por colleras. Así se hizo y se cumplió con el público.
En un espectáculo en donde se anunciaba al torero paracaidista Carlos Guzmán, quien se lanzaba de una altura considerable de una avioneta para caer directamente en el ruedo de la Plaza de Manizales, antes de iniciar el paseíllo, hubo que demorar el comienzo del espectáculo porque la avioneta no podía despegar de La Nubia por condiciones atmosféricas. Al estar cerca el torero se instruyó a la banda para que cuando estuviera sobre la plaza a nivel del techo se tocara el Pasodoble Feria de Manizales, ya se veía sobre la plaza cuando de un momento a otro se perdió porque cayó en una casa cercana. De todas maneras, apareció caminando con el traje de luces y el paracaídas al hombro. El espectáculo se realizó con gran ovación.
*Aficionado y Presidente de la Plaza de Toros de Manizales.
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