Papel Salmón*
Hace 150 años Jorge Isaacs publicó su única novela, una de las obras más representativas del Romanticismo hispanoamericano, María, cuya historia se desarrolla en la hacienda El Paraíso, en el corregimiento de Santa Elena, municipio de Cerrito (Valle del Cauca).
Es por eso que Papel Salmón quiso visitar la Hacienda y dejar este testimonio gráfico realizado por Freddy Arango Patiño, fotógrafo de LA PATRIA, de la historia de amor que tuvo como escenario esta casa.
Además, transcribimos algunos apartes del libro de María Cristina Restrepo, Verás huir la calma. Jorge Isaacs, de la serie de Biografías de la editorial Luna Libros. 2014, la cual es una mirada subjetiva de la vida del escritor, narrada en la voz de su esposa Felisa González.
Foto/Freddy Arango/Papel Salmón
Retrato de María que se encuentra en uno de los corredores de la Hacienda El Paraíso.
“El primer aviso sobre la aparición del libro salió en marzo en Bogotá, con el título de María, novela por Jorge Isaacs: Se está haciendo por mi cuenta una lujosa edición de esta obra. Desde el primero del próximo mes estará de venta el libro a $1.60 en la agencia del señor Lázaro María Pérez, portales de la casa consistorial, números 11 y 12, en la casa del señor Dionisio Mejía, la calle Real, número 59, y en mi oficina. Dichos señores y yo recibiremos suscripciones y quienes las tomen obtendrán el ejemplar a $1.40. José Benito Gaitán.
Finalmente, María se publicó en ese año de 1867, en la imprenta del señor Benito Gaitán, en Bogotá. El cajista Madiedo levantó el material de los ochocientos ejemplares que se editaron, no en el mes de mayo, como esperaba, sino en junio”. (Páginas. 131 – 132)
“Eran cada vez más numerosos los lectores de la novela. Algunos la comparaban con obras de autores franceses que yo apenas había tenido oportunidad de ojear: Atala y René de Chateaubriand, Pablo y Virginia de Bernardin de Saint-Pierre.
“A lo largo de los años he oído hablar de las influencias de los autores que forjaron el espíritu de Jorge, o que él, según los envidiosos, imitaba pobremente. Sin embargo, recibió la mayor inspiración de esa tierra hermosa y esquiva, la del paisaje sublime que llenó sus ojos desde los primeros años, la de la vida galante de los hacendados a quienes leyes humanitarias y progresistas fueron aboliendo sus antiguos privilegios, la de las figuras inolvidables de don Jorge Enrique y doña Manuelita, la de sus hermanas, bellas, madres de familia, ejemplares como lo habría sido María.
“Muchos se preguntan muchos más se preguntarán en los años venideros, quién inspiró María. Se tejerán tantas conjeturas sobre la verdadera identidad de la niña judía que ocupaba una posición incierta en la casa de sus padres adoptivos, donde no era una criada, pero tampoco una hija en el pleno sentido de la palabra. Se buscarán semejanzas con su rostro, con las situaciones de su vida en el libro. Se seguirán sus huellas, se llegará hasta su probable tumba. […]
El maestro Justo Sierra (escritor, historiador, periodista, poeta, político y filósofo mexicano) afirmaba que: ‘Nada ha producido la literatura americana de más suave y delicioso’.” (Págs. 204 - 205 - 207)
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