Han pasado tantas cosas por estos días en Manizales que se necesitarían varios pergaminos para poder escribirlas y explicártelas. Tú lo sabes, siempre he sido un admirador de tu “patio” y debido a su prolongada ausencia he decidido limpiarlo y adecuarlo para mis fieles lectores.
Algunos dicen que no sirve para nada y que un diario tan distinguido como el nuestro no debería publicar semejantes barbaridades. Afortunadamente los menos cuerdos si lo hacen. Por ejemplo, un lector que cariñosamente me ha llamado “el imberbe” me escribió contándome que por aquellos tiempos en los que él cruzó el estrecho de Bering en pantalones cortos yo correteaba un óvulo recitando palabrejas en latín. Entenderás que hay cosas que no cambian rápidamente, como diría Braudel, son de “mediana y larga duración”. Incluso aún hay quienes piensan que los panameños no quisieron independizarse desde mediados del siglo XIX y que Rafael Núñez era católico.
No quisiera ser aburridor hablando de políticos y óvulos. Como diría un colega: “No hablemos ni de política ni de mujeres, que de ninguna de las dos cosas sabemos”. Para no extenderme demasiado en este tipo de aclaraciones quisiera concentrarme en una particular visita que recibimos en los últimos días en el Centro Cultural y de Convenciones Teatro los Fundadores.
El auditorio estuvo a punto de reventar, como en aquellos tiempos de las Veladas en el Olympia, debido a la masiva concurrencia de los colegios, el ejército y algunas fundaciones. En la fila un hombre bien peculiar me comentaba que desde su niñez, también por aquellos días en que cruzó el “Estrecho de Bering” en pantalones cortos, no veía algo así en nuestra ciudad, que si no es por semejante espectáculo seguimos apareciendo en la noticias solo cuando al “León dormido le den ganas de bostezar” o cuando “nos toque bañarnos nuevamente con agua fría y ponchera”.
“Colombia tiene talento y Manizales… ¿civismo?”
Debo confesar que Paola Turbay y Alejandra Azcárate me dejaron sorprendido más que por sus comentarios, por la delgadez de sus cuerpos. Bueno, la verdad solo recuerdo uno y es aquel que decía “la distancia entre Manizales y Herveo es del mismo tamaño que tu talento”. De la misma manera, José demostró una vez más su objetividad en temas musicales, a pesar de los gritos del público femenino (“Gaviria…dame un hijo…”), pudo concentrarse y emitir juicios bastante interesantes.
Quienes sí se divirtieron bastante fueron los de la logística con semejante recocha y bullicio de los asistentes. ¿Que habrá pensado José Gaviria? Lo indico porque Alejandra si lo dijo: “jamás he conocido gente tan pifiada como la del eje cafetero”. A pesar de todo y los piropos como “Paola…déjame echarte el polvo” y “papi…le traje a la quemona”, los manizaleños demostraron una vez más, aunque de manera muy peculiar, su cordialidad, civismo y pasión por los espectáculos públicos.
Esperamos que quienes visiten por estos días la ciudad, con motivo del V Seminario Internacional de Familia y el IV Simposio Historelo, puedan encontrar una ciudad limpia y cordial. Como dijo Blanca Isaza: somos una ciudad con las puertas abiertas, pero no solo para la entrada de sus visitantes, sino también para la salida de todos aquellos que no estén dispuestos a respetarla y cuidarla.
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