Una historia de... Andrés Felipe Daza
Es estudiante de séptimo grado del colegio de Cristo. El joven, de 12 años, aseguró que escribió la siguiente crónica sobre la Virgen del Carmen por tres razones: "La primera es que mi colegio es muy devoto a María y al padre Champhanat, quienes enseñan valores centrados en la humildad, sencillez y modestia para seguir a Jesucristo; la segunda es la motivación que me dan mis padres para amar a la madre de Dios y a su hijo, y la tercera es que soy monaguillo de la iglesia Santa Ana, en el barrio La Fuente, motivo que me lleva a compartir el amor por la Virgen María".
A continuación compartimos con nuestros lectores su escrito.
Es una alegría poder escribir este texto en honor a nuestra patrona: la Virgen del Carmen. Lo escribo con fe y amor demostrándole mi devoción como respuesta a la gran confianza que tiene puesta en mí y en cada uno de sus creyentes, que cada año se reúnen en su honor y en acción de gracias, como es el caso de los transportadores.
Esta historia se remonta al año 2007, en San Rafael (Antioquia), en donde por coincidencia de la vida me topé un 17 de julio con la celebración de la fiesta de la Virgen del Carmen. Mi mamá, papá, hermano y yo nos encontrábamos allí conociendo estas tierras y a pesar de mi corta edad recuerdo que me llamó mucho la atención la cantidad de gente que asistió a esta gran encuentro.
Estábamos parados en una esquina de la plaza principal del pueblo, hacía mucho calor, pero a pesar de esto era imposible no contemplar lo hermoso de su paisaje; un pueblo rodeado de montañas y casas tradicionales... además, me sorprendió las decenas de campesinos que arribaron allí en caballos y vestidos con su pinta típica: pantalón, camisa sencilla, sombrero y botas pantaneras. De un momento a otro se cambiaron de atuendo, quizás lo consideraron más elegante para la ocasión.
Al mirar al otro lado del parque, encontré una multitud de personas que desfilaban detrás de la imagen de la patrona, era grande, hermosa y decorada. Hubo rezo, oración, peticiones, ruegos y, por supuesto, manifestaciones de alegría, espectaculares juegos pirotécnicos y muchas flores.
Tiempo después
Seis años después, un martes 16 de Julio del 2013, me encontraba en Manizales festejando la fiesta de la Virgen del Carmen. Participé en un gran desfile, que salió desde Villamaría y culminó en la Terminal de Transportes Los Cámbulos. Empezó a las 9:00 de la mañana. Centenares de votos le rindieron en su homenaje policías, conductores, adultos y niños. Al mismo tiempo, en otro sitio del barrio El Carmen, se realizó la bendición de los carros a cargo del párroco Ilder Andrés Gómez. A las personas que dieron ofrenda económica, el sacerdote les obsequió escapularios de la Virgen. La procesión estuvo acompañada por la banda de la Escuela de Carabineros Alejandro Gutiérrez.
Fue increíble la cantidad de gente que observé, pues el día estaba muy caluroso, sin embargo; los asistentes se valieron de sombrillas y de líquido para hidratarse. Algunos llevaron carteles, en los que manifestaron su amor, agradecimiento, fe y a la vez lanzaron sus peticiones.
Miré hacia atrás y observé que en un carro transportaban una imagen grande de la Virgen adornada con flores y cintas. Lo que más me impactó en este ocasión fue un grupo de niños que sostenían un cartel con un mensaje que evidenciaba todo su amor a la madre de Dios. Pensé, entonces, en la importancia que tiene la familia en la formación de la fe y en la gran tarea que tienen los colegios en este tema. Creo que las instituciones educativas poco a poco han perdido este principio. Lo digo porque conozco niños y jóvenes con gran carencia espiritual.
¿Será culpa de la tecnología?, ¿será falta de principios?... Quizás, nosotros los jóvenes, estamos dedicando mucho tiempo a la tecnología, las modas o al mejor videojuego, sin decir que estas no sean importantes o interesantes (todo tiene su medida). O será ¿que hay mucha ausencia de padres que se la pasan buscando niñeras u otro tipo de artefactos para acompañar la crianza de sus hijos y no se dan cuenta del valor de compartir, de la necesidad de un abrazo o la importancia de interactuar como grupo familiar?
Menos mal en mi hogar le apostamos todos al amor de Dios, creo que es en lo que más me han insistido mis padres. Siempre me inculcan que debo ser un buen estudiante, buen hombre, buen amigo... La frase que usa a menudo mi madre y, que por cierto me parece dura, es: “Ser inteligente es un don, pero ser buena persona es mi elección”.
Volviendo al desfile
Esperé a que terminara la procesión para preguntarle a algunas personas el por qué de su fe en la Virgen del Carmen. El señor Leandro Ceballos, taxista, manifestó que su fe estaba cimentada en la familia y en la advocación de la Virgen del Carmen, como patrona de los conductores. Admitió que no sabía su historia y a pesar de que indagué sobre esto con varios participantes al desfile, ninguno supo contarme la historia real de la Virgen del Carmen, razón por la que decidí investigar.
Y aquí va. La Virgen hizo su aparición en una nube en la que había una imagen de María, la nube estaba situada sobre el monte Carmelo y en su honor construyeron allí un hermoso templo.
El 16 de julio de 1251 la imagen de la Virgen del Carmen se aparece a Simón Stock, general de la orden, a quien le entregó sus hábitos y el escapulario que es el principal signo del culto Mariano Carmelita. Según la historia, la Virgen prometió liberar del purgatorio a todas las almas que hubieran llevado el escapulario durante su vida.
La iconografía principal de la Virgen es la muestra del escapulario. Los pescadores españoles la nombraron como su fiel protectora y la llamaron estrella de los mares. A continuación haré un pequeño comentario sobre la devoción en Colombia.
En Colombia, los transportadores la adoptaron como su patrona, por la protección e intercesión que se le atribuye a la Virgen del Carmen en situaciones de peligro. Es común ver en las carreteras colombianas santuarios levantados en honor a la Virgen con decenas de velas alrededor, puestas por los conductores que pasan por el lugar y se detienen a orarle, igualmente, los conductores mandan bendecir escapularios e imágenes que luego colgarán en sus vehículos a manera de escudo protector.
El origen de esta devoción se sitúa en la región Caribe de Colombia. Los transportadores salen en procesión por el Río Magdalena, llevando la imagen escoltada por centenares de chalupas. Luego, los transportadores terrestres llevan la imagen en una gigantesca caravana, mientras suenan las bocinas de los automóviles, haciéndose notar por cada pueblo que pasan.
En el centro del país los conductores y dueños de tractomulas realizan un homenaje en el autódromo de Tocancipá. Con una eucaristía se abre la fiesta de carreras de estos vehículos que vienen de todos los rincones del país para rendir culto a su benefactora. Días previos a esta gran celebración, conductores y devotos hacen mantenimiento a todas las imágenes.
Me inspiré a escribir esta crónica porque siento que estoy bendecido por el Señor, porque hago parte del colegio de Cristo, en donde siempre me han inculcado el amor a maría, por la gran devoción que tienen mis abuelos a la Virgen del Carmen y porque el padre Humberto Gómez, párroco de la iglesia a la que asisto, me enseñó una cita bíblica que me gusta mucho.
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