Natalia Taborda, Mauricio Franco, Luisa Ospina y Juliana Gallego, estudiantes del colegio San Jorge, escribieron la siguiente historia inspirados en su excompañera de clase, pero eterna amiga, Andrea. La joven debió abandonar su institución educativa debido a la leucemia que padece, sin embargo; motivó a sus amigos a ser más agradecidos con la vida y a invitar a todos a reflexionar sobre la misión que cada uno cumple en la tierra.
"Ella significa mucho para nosotros. A pesar de su enfermedad sigue adelante y nos enseñó a ver la vida con otros ojos", dijeron los chicos.
Ella nació el 27 de septiembre de 1998, un día en el que todos sus familiares se alegraron por el gran acontecimiento. Durante toda su infancia estuvo rodeada de gente querida, que siempre la apoyó y le dio cariño. Años después, cuando entró al jardín, empezó a relacionarse con los demás y a moldear, poco a poco, su personalidad y carácter.
Durante su infancia vivió en diferentes lugares. Cada uno de ellos marcó su vida. Uno de esos barrios, en los que pasó gran parte de su infancia y su adolescencia fue San Jorge.
Cuando tenia 6 años inició su primaria en lo que era Antonia Santos. Allí conoció a varios compañeros que más adelante se convirtieron en sus amigos: le brindaron apoyo y confianza. Con el tiempo fortaleció esos lazos y construyó grandes amistades. Su primaria la terminó en esta institución, siempre fue muy buena estudiante.
De pronto, al comenzar su secundaria, su salud empezó a fallar. En actos culturales o a veces en el mismo salón se desmayaba, sufría de fuertes dolores de cabeza y algunas veces tenía episodios de mareos y vomito. Bajó su rendimiento académico. Al llegar a su casa siempre se hallaba cansada y en vez de almorzar, prefería dormir para recargar energías. Pensaba que así mejoraría su estado de salud.
Al pasar el tiempo, esta se volvió su rutina. Sin embargo; nunca dejó de verse bien, siempre quiso destacar su belleza y sobresalir entre los demás. Se sumergió, luego, en las redes sociales y conoció allí a muchas personas, que fomentaron en ella un gran cambio de personalidad.
Cambió su vida
Al terminar octavo de bachillerato su estado de salud empezó a empeorar. Visitó el 31 de diciembre del 2012 al médico. Su familia la acompañó. Le hicieron un chequeo, le mandaron exámenes y algunos medicamentos que le ayudaron a mejorar. Pero, no duró. El 14 de enero del año siguiente tuvo otro desmayo y fue hospitalizada.
Tras largos y dolorosos exámenes, le diagnosticaron leucemia (cáncer en la sangre), lo que causó tanto en ella, como en su familia y amigos, una gran tristeza, puesto que la enfermedad no tiene cura.
Hace más de un año se encuentra en tratamiento. Este, según los médicos, durará por lo menos 3 años. Ella, nos cuenta, que está dispuesta a enfrentarlo.
El cáncer, entonces, hizo de su vida un gran reto. Creemos que ella lo sorteará de la mejor manera, además de que la ha hecho reflexionar sobre aspectos de su vida. Hoy, aún sin cabello y sabiendo que es un largo tratamiento, nunca ha perdido las esperanzas y las ganas de vivir.
Ella aprendió a valorar y a contar con su familia. A pesar del obstáculo que Dios puso en su vida, ella nos ha demostrado que es una guerrera, una persona sonriente y llena de fe. En estos momentos, sueña con un futuro lleno de alegrías al lado de aquellas personas que desde pequeña la acompañan.
Queremos decirle que es nuestro ejemplo. Ella es Andrea, nuestra ídola.
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