La Musa y el Artista.
Un pensamiento rondó por la mente del poeta: “el artista en su sensibilidad es capaz de enamorarse todos los días”.
Y responde el mismo. Claro está, cuando logra resistir en su alma esa primera caricia que la Musa, en célebre aparición le otorga.
Es así que el poeta se emociona con la idea de contemplarla de nuevo, hasta el punto de vislumbrar la forma en que las estrellas, en su centellear le dan la bienvenida.