Es normal que algunas mujeres tengan dificultades sexuales en sus vidas íntimas, pero la mayoría las calla o genera mecanismos de defensa que no les permiten afrontar la realidad, la misma que genera problemas de pareja, frustración y angustia en algunos casos por no saber específicamente cual es el problema, la inseguridad por consultar y el miedo a reconocer que se tiene una disfunción.
Para afrontar de la mejor manera estos problemas, es necesario integrar activamente la pareja ya que nos permite buscar una solución acompañados de la persona que comparte nuestra intimidad, además de generar seguridad y búsqueda de esa felicidad a la cual se tiene derecho.
Es necesario conocer lo que significa nuestra respuesta sexual, primero el E.S.E (Estímulo sexual efectivo), es decir, todo aquello que nos llama la atención desde el punto de vista sexual que nos lleva a la excitación, Segundo la excitación como tal, donde se generan unos cambios fisiológicos como aumento del ritmo cardiaco, sudoración, vasocongestión en el pene y en labios menores, clítoris y senos, tercero, al iniciar la relación sexual se llega al clímax o meseta y por último el orgasmo (Punto culminante o de mayor satisfacción de la excitación sexual en las zonas erógenas o sexuales).
La ciencia ha descrito las diferentes disfunciones sexuales femeninas:
Es una afección que impide la penetración debido a una fuerte contracción involuntaria de los músculos que rodean la vagina y su entrada.
Si la penetración ocurre, la mujer experimenta un intenso dolor. Suele tener una causa psicológica y estar asociada a sentimientos de miedo y culpa con relación al sexo, temor al embarazo, y en algunos casos, se debe a ataques sexuales traumáticos o violación.
El vaginismo también puede originarse a causa de la disfunción eréctil del hombre (impotencia).
En esta situación, se van generando sentimientos de frustración en la mujer ante los repetidos fallos en la penetración, lo que produce la contracción involuntaria de la entrada de la vagina. En otras ocasiones, el espasmo vaginal se debe a un trauma local en la región pelviana, apareciendo síntomas clínicos de dispareunia. La mayoría de los casos de vaginismo pueden ser superados con relativa facilidad mediante información que desmienta falsas concepciones respecto al sexo, psicoterapia y terapia sexual.
La dispareunia o coito doloroso puede ocurrir en el momento de la penetración, durante el coito o después del mismo. Algunas de las causas físicas de la dispareunia pueden ser un himen resistente, infecciones vaginales o vulvares, infecciones urinarias, irritación producida por anticonceptivos químicos, condones, diafragmas o duchas vaginales. Sin embargo, la causa más común suele ser una insuficiente producción de secreción vaginal durante el coito, asociada generalmente a factores psicológicos como el miedo o culpa, una primera experiencia sexual dolorosa, violación, resentimiento hacia los hombres, entre otros factores. De igual manera, los encuentros sexuales con ausencia de juego preliminar, además de dejar a la mujer insatisfecha, pueden dejar sus órganos pélvicos crónicamente congestionados. En estos casos, el coito doloroso se convierte para la mujer en una defensa, es decir, en una forma de evitar el encuentro sexual o por lo menos de reducir su frecuencia.
El uso de lubricantes puede ser de mucha ayuda, tanto en las mujeres que presentan bloqueo de tipo psicológico como en mujeres mayores donde la lubricación se va haciendo más escasa debido a factores hormonales. Para atender las causas físicas de la dispareunia es imprescindible el adecuado y oportuno tratamiento médico, mientras que las causas psicológicas deben ser atendidas mediante psicoterapia.
Consiste en la incapacidad de experimentar sensaciones eróticas y placer sexual, por lo que la vagina permanece relativamente seca aunque la mujer sea estimulada. Afortunadamente, es muy poco común la mujer totalmente carente de respuesta, es decir, la que nunca ha tenido ninguna reacción ante un estímulo sexual. Esta disfunción muchas veces es situacional, por lo que ocurre en determinadas circunstancias, lo que implica que la mujer ha reaccionado sexualmente en el pasado y probablemente será capaz de tener respuesta sexual en el futuro.
Además de la psicoterapia y la terapia sexual, la práctica de los ejercicios Kegel es valiosa, ya que al fortalecer los músculos que rodean la vagina (y que se contraen involuntariamente durante el orgasmo), es posible incrementar la sensibilidad de la misma y toda su gama de sensaciones eróticas y placenteras.
En este caso la mujer puede experimentar y disfrutar de sensaciones eróticas y vaso-congestión en sus genitales, sin embargo, experimenta dificultad para alcanzar el orgasmo. En importante aclarar que los investigadores en general consideran normales a aquellas mujeres que pueden alcanzar el orgasmo mediante estimulación del clítoris, aunque se les dificulte tener orgasmos sólo con el coito.
La dificultad de la mujer para experimentar orgasmos mediante el coito tiene también relación con la anatomía y fisiología genital femenina, ya que el orgasmo es un reflejo que se pone en marcha mediante la estimulación del clítoris, aunque se exprese en las contracciones de los músculos que rodean a la vagina. En este sentido, el coito es una forma no tan eficiente, y más bien indirecta, de estimular la región del clítoris. Por ello, la mujer promedio suele necesitar estímulo directo del clítoris para alcanzar el orgasmo o una estimulación más intensa por medio de un coito largo y vigoroso. Las mujeres que sólo requieren una breve penetración para alcanzar el clímax son mucho menos frecuentes.
Aunque la incapacidad para lograr el orgasmo mediante el coito es algo que suelen lamentar las mujeres, los investigadores sostienen que las parejas seguras y enamoradas pueden lograr tener una vida sexual plena aunque la mujer siga teniendo necesidad de estimulación en su clítoris para alcanzar el orgasmo. La psicoterapia conjuntamente con la terapia sexual puede ayudar a las mujeres que nunca han tenido un orgasmo y también a quienes pueden tener orgasmos con estimulación del clítoris y desean poder tener orgasmos mediante el coito.
Jorge Hernán López Psicólogo clínico, Máster en sexología clínica, terapia sexual y de parejas.
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Fuentes:
Kaplan, H.S. (1988). Manual Ilustrado de Terapia Sexual.
Masters, W.H. y V.E. Johnson (1976) Incompatibilidad Sexual Humana.
Alzate, Helí (1998) Sexualidad humana
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