El nivel de deseo sexual puede variar de persona a persona y, en este sentido, una persona puede experimentar la necesidad de tener relaciones sexuales con su pareja cinco veces a la semana, mientras que para otra persona con una sola vez le es suficiente para sentirse satisfecha o plena. De igual manera, una persona puede sentirse excitada varias veces al día, al ver o imaginar (fantasear) estímulos sexuales, en cambio, otra puede estar felizmente concentrada en su trabajo o en otras actividades que absorben su atención y que le son tan gratificantes como un buen encuentro de sexo e intimidad.
Por otra parte, nuestro nivel de deseo puede cambiar con la edad, las circunstancias externas que afectan nuestra vida, el nivel de estrés diario que manejamos y también puede variar con distintas parejas sexuales. Existen múltiples factores que pueden inhibir nuestro deseo y bloquear nuestro erotismo Sin embargo, ¿cuál es el criterio para considerar que el nivel de deseo sexual ha bajado tanto como para que se convierta en un desorden sexual?
La Asociación Americana de Psiquiatría denomina a este trastorno de la sexualidad “deseo sexual hipoactivo”, que equivale a decir escasez de deseo sexual. Según la clasificación de trastornos mentales de esta asociación – Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) – las siguientes condiciones tienen que existir para que una persona sea diagnosticada con este desorden de la sexualidad:
Los sexólogos estadounidenses Masters y Johnson hablan de “deseo sexual inhibido” y, al igual que la definición de la Asociación Americana de Psiquiatría, este diagnóstico sólo es válido cuando el desinterés por el sexo no es una decisión voluntaria, ya que genera más bien malestar personal o en la relación de pareja. Algunas de las señales del deseo sexual inhibido son las siguientes:
Cuando una persona se siente bien con respecto a su nivel de deseo sexual – aunque sea bajo comparado con el promedio de la gente – y esta falta de interés es una decisión voluntaria y no afecta a otras personas, se podría decir que no existe un problema. El trastorno aparece cuando la persona lo vive como algo que afecta negativamente su sexualidad, sus relaciones y su vida. De igual manera, el bajo deseo sexual puede derivar en problema cuando esta situación trae secuelas para la relación de pareja. Por ejemplo, aunque para ti tener relaciones sexuales una vez cada quince días esté bien y no necesites más, esto se transformará en un problema si para tu pareja esta frecuencia es insuficiente.
Las causas del bajo deseo sexual pueden ser diversas, entre las más importantes se encuentran:
Si estás experimentando una disminución o ausencia de deseo sexual, y esto te afecta a ti, a tu pareja o a los dos, tal vez sea el momento de pedir ayuda profesional. Recuerda que todos podemos pasar por períodos donde experimentamos bajo deseo sexual, por motivos situacionales o problemas de salud, pero si la condición persiste y se ha convertido en lo habitual, lo más recomendable es que consultes a un médico sexólogo, quien te indicará si además es necesario que asistas a psicoterapia.
Fuentes:
American Psychiatric Association
Jorge Hernán López
Psicólogo clínico, Máster en sexología clínica, terapia sexual y de parejas
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