LA PATRIA | MANIZALES
Cristian David Montoya Ordoñez había sido declarado inocente del homicido de Francisco Javier Montoya Castaño, el 16 de febrero del 2016 en la vereda Travesías, de Belalcázar.
Ahora lo buscan para pagar una condena de 33 años y 4 meses de prisión por ese crimen. El Tribunal Superior de Manizales consideró que existen serios indicios que demuestran que Moneda o Monedita, como lo apodan, participó en ese homicidio como autor intelectual.
Por ese mismo hecho, Johany de Jesús Agudelo Arbeláez fue sentenciado a 17 años y dos meses de cárcel como responsable material. En principio se creyó que no había testigos, pero luego se reconoció a esta persona como el que accionó el gatillo. Dijo que lo contrató Monedita. Por eso le aplicaron el principio de oportunidad (beneficios por colaborar) y al autor intelectual lo procesaron aparte.
Ese día, a las 8:00 de la mañana, la víctima iba para la vivienda donde le hacían de comer, cuando un desconocido lo abordó, y le disparó en la cabeza y en el brazo izquierdo. Ocurrió en el sector de El Cairo.
El fallecido, natural de Pereira y con 49 años de edad, llegó a la región, proveniente de Estados Unidos. En ese país vivió dos años y laboró como conductor de camión.
El 13 de junio del 2017 absolvieron a Monedita, capturado desde el 28 de junio del 2016. Su abogado indicó que en nada le beneficiaba la muerte de la víctima y que además laboraba en una cafetería, con un salario de $500 mil, y no tendría con qué pagar un sicario, pues con esa plata mantenía a la familia.
"Compró una moto con dinero prestado y le tocó venderla por no tener con qué pagar las cuotas". Adicional, quien podría beneficiarse con esa muerte podría ser un familiar del fallecido, para el cobro de un seguro. Sin embargo, tenía malas relaciones con ellos.
Según la Fiscalía, basada en el sicario, Francisco Javier tuvo una relación con Cristian David y el primero quería que este dejara a la esposa, para convivir en pareja. Por eso ordenó su asesinato.
Monedita fue en moto con el sicario hasta el sitio de vivienda de la víctima para mostrarle cuál era. Por la noche, el asesino acudió al lugar, pero unos perros le impidieron cometer el ilícito. Al día siguiente sí lo logró y regresó al municipio a cobrar entre $1 millón y $1 millón 500 mil.
Un testigo confirmó que la ropa que usaba el sicario es la misma descrita por el asesino en su confesión. Además, que tres veces por semana el hoy condenado visitaba a la víctima, quien además le daba dinero. Pese a eso, el Juzgado tuvo dudas y lo absolvió.
En su análisis, el Tribunal consideró apartes de la declaración del sicario. Por ejemplo, que se movilizaron en una moto de Cristian David y que el lunes, un día antes de la muerte, no se trabaja en la panadería, por lo que habría tenido tiempo de llevar al sicario a conocer.
La defensa no demostró su tesis del seguro de vida, ni siquiera llevó a declarar a juicio a los empleados de esa compañía. Además, sus ingresos eran mayores, teniendo en cuenta que recibía dinero de la víctima, como lo corroboró un testigo, encargado de entregárselo. Se indicó que el dueño de la panadería pretendía favorecer a sus exempleado, con las declaraciones entregadas, las que calificó el Tribunal como sesgadas.
"El señalamiento de Johany no es inventiva suya, obedece a la realidad, pues no tiene cabida la idea de que estuvo dotado de una facultad adivinatoria para saber que existían esas relaciones entre Cristian y Francisco, enterarse de dónde vivía, a qué hora salía y a dónde se dirigía". Se ordenó su captura y descontarle el tiempo que estuvo privado de la libertad al principio del proceso.
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