En la vida práctica empresarial diaria se afrontan constantes diferencias entre las partes que conforman la cadena productiva de una empresa. Son ellas mercadeo, ventas, producción y finanzas. Primero es importante aclarar la diferencia entre mercadeo y ventas para detectar un foco que contribuye a que ocurra este enfrentamiento entre as partes. Vender es deshacerse de lo que se tiene y mercadeo es tener lo que el cliente quiere generando una relación gana-gana en el largo plazo. El enfrentamiento continuo entre los departamentos que componen una empresa lo único que hacen es perjudicar a los clientes y atentar contra la perdurabilidad de los negocios.
Los ejecutivos de mercadeo solo piensan en sus clientes, sus necesidades y en sus solicitudes de cantidades sin importar los traumas que puedan causar a los departamentos de producción, logística, finanzas, relaciones humanas u otros. En el departamento de ventas algunos de sus integrantes quieren atiborrar a sus clientes de mercancía, llenarles sus bodegas y cumplir las cuotas impuestas por la compañía a como de lugar sin ningún interés en la imagen de la empresa, de sus marcas, de la diferenciación de la competencia o por servir y atender realmente sus necesidades o establecer un vínculo a largo plazo yendo en contravía de la misión del departamento de mercadeo. Todo esto generado a causa de la presión puesta sobre los vendedores para que cumplan las metas de ventas en un periodo determinado.
Aquí también entra en juego el departamento de producción cuya prioridad es la eficiencia, la productividad, procesos, lotes mínimos de producción y demás elementos del proceso para abaratar costos. No les importa los perjuicios que causen las demoras en las entregas a la imagen de la empresa, a su flujo de caja o a sus utilidades.
Finalmente dentro del eslabón de la cadena productiva está el departamento de finanzas, a quienes les importa más la rentabilidad de la inversión, un nivel de inventarios bajo, la rotación de activos, el endeudamiento, los días de cartera y otros análisis fríos ante la realidad del mercado impuesta por los clientes o por la competencia.
Es esta una verdad que se vive diariamente en las empresas incurriendo en el grave error de dejar que sus ejecutivos trabajen defendiendo cada uno la posición de su feudo e intereses particulares sin darse cuenta que impiden el logro de los objetivos empresariales, acabando con la clientela al remar todos para diferentes lados concentrados en los enfrentamientos.
El orientador del equipo o gerente debe establecer y definir la orientación de sus instituciones para que los departamentos que conforman la organización no trabajen aisladamente, para que construyan patrimonio, ejecuten acciones que generen relaciones de largo plazo como lo dicta el mercadeo actual, para que funcionen como una orquesta sincronizada que suene orientada a su razón de existir. El cliente
Por: Eduardo Gómez Giraldo
eduardoggiraldo@gmail.com
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