“El hombre realmente grande, sólo puede ser apreciado en épocas de máximas dificultades”.
Charles de Gaulle
Guillermo Ocampo Avendaño vio la luz del mundo, un 3 de marzo de 1917 en Manizales, reconocida a nivel mundial como la meca de la cultura, y la inteligencia, capital del departamento de Caldas; sin lugar a dudas una ciudad mágica, así como atípica: industrialmente, en materia académica; política, social y cultural. Su ubicación geográfica frente a sus veredas y corregimientos, la convirtieron en objetivo difícil, porque sabemos que no es tarea fácil penetrar y edificar en una región tan montañosa y accidentada, que ha dificultado históricamente su incorporación a los grandes mercados y corredores del país, aspecto del que podrán dar cuenta nuestros antepasados en sus avatares, que a fuerza de destino se convirtieron en la empresa colonizadora. Liderada por familias bastante numerosas, que maravilladas por los paisajes y la fertilidad de las tierras fortalecían su fe, mientras fundaban aldeas y poblados, en sitios que hágame el favor, dejando buena descendencia, como Dios manda, o por lo menos así fue en mi familia.
El acontecimiento
El sábado 4 de marzo, formé parte de una celebración familiar muy significativa: con motivo del Centenario del natalicio de Guillermo Ocampo Avendaño, convocado por Diana Duque su esposa, e hijos. Por supuesto que estas efemérides no podían pasar desapercibidas y que mejor lugar para realizarlas que en la hacienda Cascarero, un escenario de coplas, y arrieros; rumores de rejos, galopes y enjalmas. Fue en este ambiente donde Ocampo Avendaño se hizo hombre, terminó de forjar su intelecto, y carácter de emprendedor.
La casa vieja de Cascarero fue construida por el bisabuelo; José Jesús Ocampo Valencia, al costado derecho del río Guacaica, camino hacia el alto de Lisboa, y quien en compañía de Doña Julia o Mamá Julia, disfrutaba con su familia de aquellas históricas e inolvidables temporadas navideñas y de vacaciones, donde llovía tocino, y se respetaba a los mayores. Esta maravillosa casona bien referenciada por tradición familiar, ya arriba el centenario.
Parece que en la familia dichas celebraciones son tradición, convendría citar entonces la semblanza de Álvaro Marín Ocampo, escrita en septiembre de 1977, con una edición especial elaborada en abril de 2003, apropósito del centenario de su abuelo, José Jesús Ocampo Valencia, donde encontramos elementos conceptuales que nos aproximan a la comprensión de nuestras raíces.
La invitación me entusiasmo bastante porque no visitaba el lugar hace 37 años, ademas la responsabilidad histórica llama. Confieso que era mucha la ansiedad de volver a Cascarero, entrar a la casa vieja, que hoy tiene otros propietarios. El recorrido comenzó por sus pasillos, luego los cuartos y salones, invadiéndome una sensación de alegría y nostalgia que surtían un efecto revitalizante. Por fin llegamos al balcón, el exuberante paisaje, que contrasta con la agreste topografía produce un efecto embriagante en el espíritu, y la memoria. Antiguos dominios de los ancestros que aún conservan ese aroma a café, y azahares, mientras el río y el viento, llevando la batuta, siguen narrándonos cuentos, historias, y leyendas.
La eucaristía antecedió la reunión, poco a poco los invitados comenzaron a reconocerse, y a compartir anécdotas acerca de la vida y gestión pública de Ocampo Avendaño mientras yo detallaba cada alero, cada chambrana, cada rincón, en fin… ese día volví a besar la tierra mientras ella me arropaba entre sus brazos.
Contamos con la intervención de sus hijos: Diana, Guillermo y Julia. Alvaro Marín con un discurso muy sentido. El doctor Gustavo Robledo Isaza, ofreció una palabras de gratitud que honraron la memoria de su amigo y compañero de tantas batallas. Rememorando anécdotas sobre la historia del desarrollo de nuestra región, a sus 96 años con más sentido del humor que tres de treinta, generando un ambiente encantador.
Este aspecto, me motivo a escribir estas líneas, con las que me incorporo hoy a esta celebración. Comenzaré haciendo referencia a un suceso clave que me ubica dentro de la dimensión intelectual de Guillermo Ocampo Avendaño; la fundación del diario liberal “La Mañana” que aparece el 22 de julio de 1941 en asociación con el doctor Ramón Marín Vargas, Hugo Jaramillo “Harry”, jefe de redacción, y otros dos de los hermanos Ocampo Avendaño, Alcides y Fabio, unidos en este proyecto periodístico durante 10 años, vivenciando una de las épocas más importantes para la política nacional, el sectarismo, y la circulación de información ultra conservadora, aspecto que convirtió a “La Mañana” en un hito en la historia de la política y del liberalismo en el viejo Caldas. Clausurada el 1 de agosto 1951. Guillermo Ocampo Avendaño, fue un hombre muy inquieto, un visionario que generó alternativas de desarrollo en el sector académico económico y cultural de Manizales. Con estudios en Inglaterra; University College, Cambridge, y Southampton en 1939. Su nivel intelectual lo llevo a licenciarse en educación, filología, e idiomas, en la Escuela Normal Superior de Bogotá en 1941.
Se tituló como Doctor en derecho y ciencias políticas de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, en el año de 1942, profesión que contribuyó ampliamente al fortalecimiento de las ideas innovadoras que ya manifestaba desde que era estudiante en el colegió de Cristo; posteriormente en el Instituto Universitario de Caldas, hoy con 100 años de experiencia. Se desempeñó como secretario de Gobierno en 1942, y se posesionó como el alcalde más joven que ha tenido Manizales, en septiembre del mismo año, iniciando los trámites para la celebración del centenario de la fundación de esta ciudad, el 12 de octubre de 1949, el cargo lo ocupó hasta diciembre 12 de 1943.
Universidad, empresa y ciudad.
En 1944 unos caldenses con visión futurista, entre ellos: Guillermo Ocampo Avendaño, rector y docente del Instituto Universitario de Caldas, Ramón Marín Vargas diputado a la asamblea, y Otto Morales Benítez. Presentan proyecto de ordenanza, iniciando los trámites para fundar la Universidad de Caldas como establecimiento público alrededor del prestigioso Instituto Universitario de Caldas, Ver (Ordenanza número 19, de 1946). Siendo rector Alfonso Giraldo Rivera.
En 1957 promovió el movimiento contra la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, con detención de ocho días en la cárcel de Manizales. Sin embargo este aspecto no fue obstáculo para que siguiera con este importante proyecto educativo, que para el año de 1958 se encontraba muy avanzado, y como secretario de hacienda del departamento aseguró su financiación y materialización de un sueño llamado; Instituto Politécnico o Universidad Popular de Caldas. El l2 de junio de 1959, comienza la vida jurídica de la Compañía Seguros Atlas, siendo uno de sus fundadores como también su primer gerente. Dicha empresa se transformó en la piedra angular del desarrollo regional de Manizales y el departamento dando a luz a otros dos proyectos interesantes; la Corporación Financiera de Caldas (1962-1970) y la creación del Banco de Caldas (1965-1966), entre otros. Fue el gerente de la fundación Julia Avendaño de Ocampo, liderando la construcción del barrio Villa Julia en el lote que donara su madre (1960-1980).
En febrero de 1968 lideró el paro cívico motivado en el levamiento de los rieles en la ciudad de Pereira. Fue senador de la República de (1970-1974) y miembro del comité departamental de cafeteros (1975 a 1976), año en que regresa a Londres para realizar un seminario sobre inflación, en London School of Economics. Siendo diputado a la Asamblea Departamental de Caldas, (1976-1978) mientras era testigo del boom cafetero que disparó las exportaciones de este producto en Colombia.
La alta capacidad ejecutiva de Ocampo Avendaño se ve reflejada una vez más en la Fundación Para la Educación Superior de Caldas, (FUNDECA) creada en 1979, es en este espacio donde por iniciativa del padre Leopoldo López, y un equipo de empresarios, intelectuales y ciudadanos preocupados por hacer de Manizales la ciudad de la ciencia y la cultura. Fundaron la Universidad Autónoma de Manizales, con el propósito de que las personas de bajos recursos, ingresaran a la comunidad universitaria. Debemos recordar que este proyecto surge como resultado de las dificultades que vivía la educación, especialmente las universidades públicas, como consecuencia de la crisis universitaria mundial. Principalmente el caso de la Universidad de Berkeley, que en los años 70, repercutió trágicamente en las universidades públicas del país, y en la educación en general.
Como gerente de la Industria Licorera de Caldas (1983-1985) siguíó trabajando incansablemente por su ciudad, hasta su fallecimiento el 7 de noviembre de 1999, sin duda un hombre que deja un legado muy importante a las nuevas generaciones de disciplina, emprendimiento e innovación, para superar las crisis y convertirlas en iniciativas de desarrollo y evolución. Este es un humilde homenaje para un hombre que deja un recuerdo perenne en sus descendientes, familiares, y amigos. Invitándonos a reflexionar sobre el valor que le estamos dando a nuestro patrimonio histórico, cultural y familiar. Agradezco profundamente a la familia Ocampo Duque, y demás asistentes por hacer posible este encuentro. Teniendo en cuenta que este tipo de acontecimientos, se celebran cada 100 años.
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