Por Lucas Marín Aponte
Si realmente nos consideramos seres con altos niveles de consciencia, demostrémoslo con acciones encaminadas a preservar el medio ambiente y la salud de todos aquellos que por fortuna aún sobrevivimos a esta llamada pandemia.
Sabemos que cada día aumenta la preocupación en las autoridades de salud, ya que no hay cama para tanta gente y aún es incierto el panorama frente a una eventual vacuna. Sin embargo escuchamos a diario personas, que por gozar de buena salud manifiestan un molesto escepticismo frente la situación. Empezando por muchos profesionales que piensan que por poseer amplios conocimientos en sus áreas de estudio, o por tener buena suerte. Tienen un grado mayor de inmunidad frente a los virus y enfermedades.
Es igual que afirmar que por el hecho de ser experto en finanzas este blindado contra la quiebra, o por ser maestro en cualquier área del conocimiento no significa que alguien sin ningún título pueda hacerle caer en cuenta de un error y lo impulse a avanzar.
Claro que no desconocemos que la época es propicia para que los líderes mundiales jueguen sus cartas bajo la mesa como de costumbre, negociando asuntos que comprometen el futuro de la humanidad a todo nivel, pero con mayor razón, es preciso permanecer en guardia, conservando la fe en medio de este océano de incertidumbres y majaderías humanas.
Debemos cambiar el discurso
Si solo observamos en una sola dirección encontramos que el panorama no es muy alentador. Y si tenemos una visión holística, es preciso revisar en nuestro recorrido histórico como civilización, que la adversidad es una inmensa fuente de aprendizaje y la tragedia es parte de la existencia, lo importante es conservar una actitud mental positiva.
En esta dirección creemos que la batalla más importante es en contra del pensamiento negativo, para sobreponernos al bombardeo de noticias, contenidos y opiniones destructivas con las que nos estamos desayunando, aumentando la paranoia social.
Citando algunos ejemplos, existen personas que están recibiendo amenazas de ser golpeados, si alguien les brinda un saludo de año nuevo al despedir el 2020, tal vez de chiste pero igual de muy mal gusto porque son los niños los que empiezan a reproducir los mensajes que escuchan de sus padres o de los mayores.
Otros sectores se oponen a realizar los alumbrados en las ciudades en el mes de diciembre, como es tradición. Buscando entristecer un poco más el panorama, sin tener en cuenta que se instale o no, de todos modos le van a cobrar a la ciudadanía.
Tal vez muchos perdieron sus seres queridos, este año. Se encuentren desempleados, desvinculados del sistema de salud y de sobremesa enfermos, o peor aún en la indigencia. Pero esta situación no debe cegarnos al punto de desconocer la belleza que la vida nos presenta cada mañana al despertar. Para vaciarnos del temor, trayendo a la memoria los momentos gratos, y las historias de victoria que tantas personas construyen día a día en medio de la crisis, en todo el planeta.
Ilustraciones de fin de año
Son muchas paradojas en la existencia, lo más importante es no perder el foco, desatendiendo asuntos vitales esenciales para nuestro crecimiento personal y desarrollo espiritual. Ahora bien, mientras vivamos debemos conservar una mentalidad de posibilidad y no de riesgo, porque a pesar de las vicisitudes de la existencia, es de suma importancia conservar el pensamiento positivo, porque toda prueba trae consigo una lección. Y estamos ignorando las experiencias de éxito de tantas personas que han visto en esta época una oportunidad para descubrir y explotar al máximo sus talentos, para ponerlos al servicio de los más necesitados, y debe ser así pues de que sirve ser un gran líder que no conecta con su prójimo.
Saquemos de nuestro interior el veneno que produce el pensamiento negativo, evite ser explotado hasta el punto de perder su voluntad. Identifiquemos los ladrones de paz en nuestra vida. Evitemos personas que pretenden controlarnos y los espacios donde solo se pronuncian palabras de frustración y mediocridad pues podemos resultar intoxicados de la negatividad.
Esta situación es demostrable en un experimento que se realizó con pulgas. Estas fueron encerradas en un recipiente de vidrio con tapa y un manto negro. Ellas saltaron tantas veces tratando de salir hasta que se dieron cuenta de que estaban atrapadas y dejaron de saltar. Posteriormente retiraron la tela y la tapa, pero ellas ya se habían cansado de luchar estaban condicionadas y a pesar de que aquella barrera había desaparecido permanecieron en el recipiente.
Concluyendo con esta serie de reflexiones, reitero el inmenso valor de la familia, esos seres especiales que a pesar de nuestros desaciertos y de sus propias imperfecciones. Nos brindan apoyo incondicional y continuan animándonos a seguir adelante para no desfallecer en este camino que transitamos en la actualidad.
Tal vez los pesimistas dirán que con una buena actitud no cesen las fuertes lluvias. Pero si podemos ver en ellas una gran oportunidad para agradecer ya que hay lugares en el planeta donde nunca llueve. Todo cambia, de hecho hasta las más fuertes tormentas de la vida cesan.
Imaginemos por un momento el gran placer que experimenta un marino después de ser sacudido durante días o meses mar adentro y logra poner sus pies de nuevo en tierra firme la diferencia la marca su actitud, sigamos vigilantes y con toda certeza podemos afirmar que pronto estaremos en un puerto seguro para volvernos a abrazar y celebrar la victoria con las personas que amamos.
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