En un mundo convulsionado como en el que vivimos, en el que el trabajo, el estatus, el ansia de poder, la manía de poseer, la competencia, la falta de tiempo y las comunicaciones hacen que el trabajo sea más tenso y que la calidad de vida pese a las comodidades no sea la mejor, en especial para los adictos al trabajo, es necesario evaluar las prioridades, pero la mayoría vive a un ritmo tan frenético que la quietud y el silencio les resultan incómodos y se dejan llevar por el pensamiento rebaño.
El escritor que fue un alto ejecutivo, Robin Sharma resalta la verdadera diferencia entre la inteligencia del conocimiento y la inteligencia emocional que es la que tiene que ver con la forma de vida, las consecuencias del abuso y la falta de conocer nuestras prioridades y concluye: La adversidad siempre enseña una lección: no tema pensar diferente
Todo ejecutivo o trabajador debe considerar su espíritu como parte integral de su calidad de vida y la productividad que represente para su empresa, hacer una pausa para observar, para saborear el silencio, para pasarla bien con los placeres sencillos y para disfrutar de la naturaleza, Saber que el éxito externo no necesariamente significa éxito interno. El cuidado de la mente y el cuerpo son esenciales para explotar el talento en el trabajo y otras actividades.
Empresarios y empleados estamos obsesionados con los resultados ignorando que durante el proceso de un proyecto también se puede disfrutar, que las recetas rápidas no funcionan y que todo cambio duradero requiere perseverancia y esfuerzo. El secreto para disfrutar el trabajo es simple. Hacer lo que a uno le gusta, buscar su independencia y el trabajo será pasatiempo, conviviendo con la presión y la incertidumbre que puede convertirse en fuente de inspiración para grandes cosas y tener claro que no todo lo que hace la mayoría es lo adecuado tal como lo ilustra Mark Twain: "El hombre común está privado de independencia, no forma su opinión propia mediante estudio y reflexión, más bien adopta servilmente la opinión del vecino"
La filosofía kaizen aplicada por las empresas japonesas significa una mejora continua en el trabajo y en las personas, vivir con moderación y huir de los extremos, hábitos que aunque parezca utópico se traducen en productividad y es por eso que los orientales han sobresalido. Los verdaderos maestros son expertos en el arte de la simplicidad, de reducir sus necesidades y de saber que nunca se termina de aprender.
Un libro es el mejor amigo del sabio contrario a la creencia de que solo con estudios en instituciones de renombre que expidan diplomas se aprende, pero el tiempo que se emplea en las horas de asueto enriqueciendo la mente no es tiempo malgastado, al contrario hace que se sea más eficiente en el trabajo ya que la gente esclarecida se mueve por prioridades, planifica y son dueños de su tiempo, a la vez que viven una vida sencilla y no esperan ganar la lotería o jubilarse para seguir su misión vital y pensar diferente al rebaño. Para la verdad el tiempo