COLPRENSA | LA PATRIA | CALI
Un juez de Control de Garantías de Buga dictó medida de aseguramiento en establecimiento carcelario contra un sargento y un soldado profesional por traficar armas, que eran vendidas a un grupo del Clan Úsuga que delinquía en el norte del Valle.
Las armas, al parecer, eran sacadas del armerillo del Batallón San Mateo de Pereira.
A los detenidos, quienes eran el almacenista del armerillo y su ayudante, la Fiscalía les imputó los delitos de concierto para delinquir y tráfico de armas. El soldado aceptó los cargos.
La investigación contra los militares se inició por las interceptaciones que un fiscal especializado había ordenado contra una banda delincuencial, que trabajaba para el Clan Úsuga en Caicedonia.
En ese proceso fueron interceptados 52 teléfonos. En las 1600 llamadas interceptadas se escucharon conversaciones acerca de la compra de armas.
En un primer momento, los investigadores desconocían que los integrantes de la banda delincuencial le compraban las armas a militares activos. Luego de varias conversaciones uno de los militares se identificó como tal, por lo que se descubrió que las armas eran sacadas del batallón de Pereira.
Una auditoria interna del Ejército reveló que se perdieron 400 armas, entre las que se encuentran dos lanzagranadas, pistolas, revólveres, fusiles y subametralladoras. En las interceptaciones descubrieron que las armas largas eran vendidas por cifras entre $3 y $5 millones, mientras las cortas costaban entre $800.000 y $1.500.000.
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