Daniela Miranda
COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
Sobreviviente. Esa es la palabra que define a Ludirlena Pérez Carvajal, una campesina que con mezclas regionales de Antioquia, La Guajira, Meta y Caldas ha elevado su voz de mujer para empoderar a otras, que como a ella, el conflicto armado le dejó una huella imborrable.
Dos hechos de violencia sexual en el conflicto la llevaron a tocar fondo, pero la convicción de vivir y cambiar el rumbo de su historia pudo más y la llevaron en los últimos días a ser reconocida con el premio Mujer Cafam 2019 en su edición número 31.
Aunque las marcas de su dolor aún se reflejan en sus ojos, su sonrisa las difumina con la motivación de apoyar a otras tantas víctimas como ella, que hoy se sienten pérdidas y chocando con puertas cerradas.
Historia
- ¿Qué historia de vida se esconde detrás de la Mujer Cafam 2019?
Soy sobreviviente de dos hechos de violencia sexual del conflicto armado, donde hubo empalamiento, tortura y secuestro. Cuando se siente en carne propia lo que se vive, el dolor que se proporciona con actos impensables de odio, tenemos la completa certeza y capacidad de hablar de algo sin realizar acción con daño.
- ¿Quién era Ludirlena antes de estos hechos y quién es hoy en día?
Era una campesina y sigo guardando esas raíces de mi cultura, no las quiero dejar ir, me niego a hacerlo. Amante del campo, soñadora, pero hoy en día en mayor proporción.
-¿Cómo resurgió tras todo lo que tuvo que vivir?
Después de todo esto, toque fondo, sin lugar a dudas. Las secuelas que dejan estos hechos son crueles, al cuerpo se le puede hacer toda clase de cirugías, pero al alma no. Me sumergí en la lectura, en el conocimiento de los derechos, en tocar puertas, en tratar de ser escuchada. Busque alivio para ese dolor y lo logré, hoy soy un ejemplo de que sí se puede resurgir. Fácil no es, pero tampoco es imposible.
- ¿Cómo tomó valor para hablar?
Escuché a otra mujer decir que ella también había sido víctima de violencia sexual, eso me demostró que era el momento de levantarse y denunciar. Entendí que cuando se es víctima de esos hechos, uno trata de asemejarlos a la cotidianidad y termina culpándose, pero eso no es la realidad.
Básicamente uno trata de envolver el dolor en los señalamientos y dejarlo ahí camuflado. En ese dolor que se camufla llegan la desintegración familiar y personal, llega el aislamiento de uno como mujer ante la sociedad y equivocadamente se encuentran soluciones como el suicidio.
- ¿Por qué creó la organización para mujeres Gestionado Paz?
Nace del dolor de todas las mujeres víctimas de algún tipo de violencia. Nace a partir de ver cómo somos violentadas por las instituciones, que desconocen los hechos y las consecuencias que se derivan de un acto que atenta contra la integridad física y mental. A raíz de eso decidimos trabajar por nuestro enfoque, trabajar por este hecho victimizante y más allá queríamos empoderar a la mujer en el área de participación política, social y económica de este país, porque son esos lugares donde se toman las decisiones y hace falta la voz de la mujer.
Década
- Son casi 10 años de su trabajo, ¿cómo ha sido ese proceso para cambiar la forma en la que es vista la mujer?
Ha sido muy difícil. Empezando por las instituciones y sus funcionarios públicos, dado que no se mantienen en los puestos y muy a menudo hay cambios. Estamos amoldando a una persona, explicándole cuáles son nuestros derechos, articulando trabajo y tenga, lo cambian y llega otro. Eso es volver a empezar desde cero y se vuelve un ciclo, eso ha imposibilitado que nuestros procesos tengan un mayor alcance.
- ¿El país tiene una deuda con las mujeres víctimas del conflicto armado?
Sin lugar a dudas. El Estado colombiano tiene una deuda histórica para con la mujer. Si conocemos la historia de nuestro país, vemos cómo se le ha afectado desde los diferentes ámbitos, cómo la mujer ha sido quien ha colocado su cuerpo, sus hijos, su familia en un conflicto que ella no ha elegido.
- ¿Cómo hacer para que no se revictimice a la mujer?
En eso el país tiene experiencia. Nosotras fuimos víctimas, pero no nos quedamos ahí, surgimos. Lo que realmente importa, lo que le importa a este país y en lo que se debe enfocar es en lo que somos después de, en qué nos convertimos como mujeres. Somos unas mujeres resilientes, berracas, a las que quisieron destruir pero que no lo lograron.
- ¿Qué le dejó el conflicto armado?
Muchas secuelas con las cuales vivo día a día, pero no me arrancó la esperanza, no me quitó las ganas de vivir y es por ello que decidí perdonar y reconciliarme conmigo misma.
- ¿Cómo llegó esa paz a su vida para impactar a 5 mil mujeres?
La paz la he conseguido al entender que si seguía con ese odio, ese resentimiento y dolor, no iba a poder avanzar. Lo repensé y muchas veces quise dejar ahí, pero logré salvarme tras entender el contexto diferente en el que vivimos y uno de esos es el conflicto interno, que no somos culpables de lo que nos han hecho y lo que hemos tenido que vivir.
- Pese a los avances continúan presentándose hechos en contra de la mujer, como el caso que ha venido sonando en los últimos días en el fútbol femenino. ¿Qué mirada le puede dar a esto?
Es una situación muy triste, pareciera que tocar esos temas a fondo generaran enfermedad. Me siento asqueada de la respuesta de los grandes dirigentes, ¿a caso no hay unas soluciones efectivas que se puedan incorporar para esta problemática? Si ellas sacaron esto a la luz es porque es un hecho y desafortunadamente seguimos ejerciendo violencia.
En nuestra Constitución está el principio de la buena fe, que se le debe aplicar a todas las personas, pero en este caso el principio de la buena fe para ellas no aplicó, pero si en la figura masculina. Entonces no hagamos nada y acabemos esto, si esa fuera la solución yo creo que muchos no estaríamos, pero si es un llamado para que las políticas públicas para la mujer realmente tengan un impacto diferente.
-¿Qué sugiere?
Se debe contrarrestar la problemática de las diversas violencias basadas en conflicto, que la ley 1258 del 2012 realmente tenga un campo de acción con resultados, desafortunadamente no se ve y para la muestra son estas mujeres violentadas en toda la esfera. Las grandes figuras deberían salir a defender estas mujeres y no a cuestionarlas.
- Podríamos decir que hay una doble moral con cambios pequeños...
Esto nunca va a cambiar si seguimos pensando que la mujer es un objeto y menos en un país donde el consumismo está en furor. El Día Internacional de la Mujer es para reflexionar sobre el papel de ella dentro de la sociedad, es un día para que construyamos acciones a favor de ellas.
Es un día para decirles que la lucha y las historias de las movilizaciones sí han tenido efectos, pero no los que se requieren para realmente ser sujetas de derecho en un país que les acobardan su participación. Es un día para decirles a las mujeres que tienen que levantarse, que tiene que visibilizar todo lo que están haciendo y que tienen que cacarear como las gallinas para ser escuchadas. La muestra de esto es que hoy en día soy la Mujer Cafam 2019.
Orgullosa
- ¿Qué significó ese reconocimiento?
Es indescriptible. Me encontré con un ramillete de mujeres de liderazgos impresionantes, con unos procesos que lo colocan a uno a pensar. No quiero que con este reconocimiento se vea lo triste del proceso, sino que se muestre la realidad de lo que hemos vivido las mujeres. Nunca he querido generar lástima en nadie, para nada, no me interesa, ya me tuve suficiente lástima yo misma. Lo que siempre he querido es tocar vibras, es decirles qué están haciendo ustedes para apoyar y lo logré.
- ¿Qué ha sido lo más gratificante de todo esto?
Lo más gratificante son esas bellas sonrisas desinteresadas de esas mujeres, para mí no tienen ningún precio y jamás lo va a tener.
Mensaje
"A las mujeres les digo que me niego rotundamente a guardar silencio, me niego rotundamente a que mi voz sea silenciada y eso le digo a mis mujeres, niéguense a no ser escuchadas".
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