Laura Cristina Cardona Patiño
Manizales | LA PATRIA
A escondidas, lo prohibido: un abrazo. A veces, en la hora que tenían los latinos a bordo del Carnival Glory para salir de la soledad de sus cabinas, Sergio Cardona y algunos de sus amigos elegían la fraternidad antes que la distancia social.
“Esos abrazos eran muy llenadores de espíritu. Emocionalmente se sentía el calor físico y sentimental que podía haber en ese gesto”, recuerda Sergio.
Ante los rumores de que algunos tripulantes de otros barcos no soportaron el encierro, se deprimieron y suicidaron, los latinos reforzaron su vínculo. Se acompañaron como una familia, se llamaban, y aprovechaban cada rato en que podían para comer juntos, hablar y animarse.
Desde mediados de mayo los latinos de la tripulación del Carnival Cruise Line abordaron el Carnival Glory para iniciar la repatriación a través de los puertos de los países del sur del continente.
Por el altavoz y casi siempre al mediodía, el capitán del barco informaba a la tripulación de los próximos destinos. Por este medio también les daba ánimo cuando algún país cerraba sus puertos y negaba la entrada de sus ciudadanos.
Itinerario
La primera ruta no tuvo inconvenientes. (Ver recuadro Buscando Tierra) Viajaron por la América insular y bajaron hasta Brasil. Luego subieron a México, Belice y Jamaica. Ninguno de estos tres países recibió a sus ciudadanos.
Después de dos días navegando sin rumbo el capitán les informó que harían la misma ruta, esta vez Sergio vio cómo sus compañeros terminaban la angustiosa espera.
Patria
El Carnival Glory izó la bandera de Colombia. La tricolor se movía bajo los vientos de la isla de San Andrés y Sergio, acompañado de sus compatriotas, vio por primera vez después cuatro meses tierra colombiana.
Aunque solo dejaron bajar a los ciudadanos de la isla, no se desanimaron: “Todos nos sentíamos muy contentos de ver el mar de los Siete de colores. San Andrés ya era tierrita, era casa”, cuenta.
Después de día y medio de navegación tocaron las aguas de Cartagena, pero no pudieron sentir su suelo. En mayo la curva de contagio había crecido en la ciudad, el 5 reportó 375 contagiados y 20 días después acumuló 1.716 positivos (cuarto del país con más contagios).
De aguas colombianas llegaron a las de Nicaragua, país que negó la entrada a sus ciudadanos, quienes aún navegan en el Glory a la espera de una respuesta de su país. Los 93 han hecho videos en redes en protesta para que Daniel Ortega, presidente, les deje volver con sus familias.
Última parada
Sergio saltó. Desde su espacio, a dos metros de sus compañeros, con tapabocas y guantes, celebró que por fin tocaba tierra. La solución entre el Gobierno colombiano y la compañía de cruceros fue hacer un vuelo humanitario desde Curazao.
El 5 de junio arribaron a este puerto, divididos por regiones del país, los colombianos demoraron tres días en abordar los vuelos humanitarios.
Ya en Bogotá debían esperar en un hotel los resultados de los exámenes de la covid-19 antes de poder volver a sus ciudades. Tardaron una semana.
Llegar
“A lo lejos se ve, mi pueblo natal, no veo la santa hora, de estar allá”, dice la primera estrofa de Mi pueblo natal, canción del Grupo Niche que resumió, según Sergio, las horas de camino en el bus que lo trajo el 13 de junio desde Bogotá hasta Manizales.
Salió con el grupo que iba para Medellín en el bus que dispuso Carnival Cruise Line. Pasadas las 6:00 a.m. el coro de la canción acompañó el sentimiento de ansiedad de Sergio: “Ya vamos llegando, me estoy acercando…”.
“Ya en Maltería no aguanté y comencé a llorar”, recuerda. Se bajó solo en la terminal, era el único manizaleño en el bus, en el barco y en toda la tripulación del Carnival. Vio a su padre y el “Mijo, ¿cómo le fue?”, “¡Qué bueno que llegó!” le recordó que estar en casa ya no era un sueño.
Aire manizaleño
Sergio estuvo cinco meses en el mar, tres de ellos en cuarentena. Hoy está en casa con su familia, después de terminar su aislamiento preventivo disfruta de los gestos de cariño que en medio de la pandemia se volvieron inseguros.
Volvería al mar, pero en otro cargo diferente. Agradece sentir el aire de Manizales y saborear su comida. Y dice, después de narrar su viaje: “Que lo coja a uno una pandemia en medio del mar… eso no le pasa a todo el mundo”.
Recuerde
Ayer LA PATRIA contó la primera parte de esta historia. El 23 de enero Sergio Cardona embarcó como cocinero para el Carnival Cruise Line. El 13 de marzo los mil trabajadores del Carnival Sentation iniciaron cuarentena en aguas de Miami y Las Bahamas. Después de dos meses de navegar sin rumbo la compañía de cruceros hizo una hazaña: reunir 18 barcos de su flota para repartir toda la tripulación internacional por regiones, todo, mientras estaban sobre el mar. Los latinos quedaron a bordo del Carnival Glory.
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