EQUIPO PÚBLICO
LA PATRIA | MANIZALES
A los 100 años y medio, como dijo su amigo Néstor Buitrago, murió ayer en Floridablanca (Santander) el cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez, quien durante 23 años dirigió, como Arzobispo, la Arquidiócesis de Manizales.
Su fallecimiento se produjo en la Casa Sacerdotal San José, un lugar de retiros cerca de Bucaramanga, donde estaba bajo el cuidado de las religiosas Auxiliadoras de Cristo Sacerdote. Hacia el 20 de agosto su salud fue afectada por un edema pulmonar, que lo llevó a hospitalizarse. Se recuperó, pero cinco días después una falla cardíaca le ocasionó una caída en la que se golpeó la cabeza y una mano.
Estuvo dos días hospitalizado en un centro asistencial en Bucaramanga, donde reaccionó y logró regresar a Casa San José, pero ya más afectado y con el habla enredada. Un infarto finalmente se produjo ayer a las 5:10 de la tarde. Murió tranquilo, sintiendo que su vida ya se apagaba, pues desde el lunes en la noche estaba repitiendo que San José y la Virgen estaban con él y que estaban felices, que Jesús era puro amor y que iba por la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, dijo la religiosa Mélida Aguirre, encargada de la Casa Sacerdotal.
Sus honras fúnebres serán en la Catedral La Sagrada Familia, de Bucaramanga, donde estará en cámara ardiente, probablemente hasta el jueves, indicó la religiosa.
Dejó huellas
El cardenal tuvo este año múltiples celebraciones por sus 100 años de vida, a los que llegó el 18 de febrero. Buitrago expresó ayer su pesar por el fallecimiento de su amigo, pero agregó que cumplió su misión como sacerdote, como obispo, como cardenal y como santandereano. “Tuvo una sola línea. Fue un hombre muy vertical y defendía lo que creía. Dejó huella en el departamento y en el país, no en vano estuvo 23 años de arzobispo. Fue un hombre muy eminente, no cabe decir más que: descanse en paz”.
En abril visitó Manizales, su última vez en la ciudad. Estuvo ocho días para la celebración de sus 100 años, en los que lo vieron de muy buen ánimo e igual de lúcido, inteligente, espiritual y conversador como siempre. Se le recordará como el arzobispo más polémico que ha tenido la capital de Caldas. Sacaba ampolla cada que hablaba. Como anécdota se dice que fue tan trascendental para la vida de la ciudad entre los 70 y los 80, que los periodistas acudían a misa de 11:00 a.m. en la Catedral con libreta en mano, para tomar apuntes de lo que decía en sus homilías.
De fino humor
Era muy fuerte con el tema político, entrevió la corrupción política y le tiró muy fuerte. Decía la verdad y sin rodeos.
Fue el cardenal que pasó por las directrices de siete papas: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Exigente con la vida cristiana y de una mirada muy social, le preocupaba lo que pasaba en el mundo y mantenía muy actualizado, hasta sus últimos días.
Llegó como arzobispo a Manizales en 1975, defendiendo los principios y valores del catolicismo. Fue conocido por sus pronunciamientos polémicos con el Festival de Teatro porque había artistas que salían a escena con sus torsos desnudos o por no permitir la entrada de las reinas de la Feria a la Catedral porque iban con atuendos no apropiados para un templo, y por decirles a los sacerdotes que no bautizaran hijos de uniones libres. Totalmente ortodoxo.
A pesar de las dignidades que ocupó llevó una vida austera y sencilla. No tuvo nada propio, ni casa ni carro, pero sí contaba con infinidad de libros, porque fue muy buen lector. De humor fino y cariñoso, amable a la hora de aconsejar. De vida disciplinada y ordenada: comía lo suficiente, hacía ejercicio todos los días y caminaba por lo menos media hora hasta hace pocos meses.
Brillante
Hizo valiosos aportes a la Conferencia Episcopal de Colombia durante seis años en los que la presidió; participó en todas las sesiones del Concilio Vaticano II, en las asambleas del Celam, en los últimos Sínodos de los Obispos reunidos en Roma y en diversas reuniones de obispos en el mundo que le dieron amplio y profundo conocimiento de la realidad de la iglesia.
Brilló por su inteligencia, dedicación al trabajo y compromiso espiritual. En 1996 la Santa Sede aceptó su renuncia por motivos de edad y pasó a ser arzobispo emérito de Manizales. El 14 de febrero del 2015, el papa Francisco lo nombró cardenal de la iglesia, cargo para el cual estaba listo desde hacía 30 años, pero no lo consiguió, incluso llegó a hacer bromas con esto.
En febrero, previo a las celebraciones de sus 100 años, publicó un ensayo a través de la Conferencia Episcopal hablando sobre la pastoral del turismo. Se refirió a las perversiones en que podía caer el ejercicio del turismo malamente interpretado, como es el tráfico de estupefacientes, la sexualidad desequilibrada. Pimiento hablaba de que se necesitan modelos que actúen como educadores, y que no hay que reservarse del mundo, sino más bien cambiarlo.
Cuando salió de Manizales como arzobispo se fue para una parroquia humilde de Apartadó, y duró varios años sirviendo como testimonio de la Iglesia.
En abril en Manizales, el cardenal Pimiento recibió el Escudo de Oro de la Catedral.
Revelaciones
Eduardo Durán, presidente de la Academia Colombiana de Historia, reveló del cardenal:
* A sus 12 años caminó desde su natal Zapatoca hasta San Gil, en Santander, para implorar ser recibido como alumno de la carrera sacerdotal.
* Desde los 36 empezó a destacarse como obispo, hasta llegar a convertirse en arzobispo de Manizales, de las arquidiócesis más importantes de Colombia.
* Llegó a ser el cardenal más longevo del mundo.
* Del papa Francisco decía: “creo que este papa está haciendo todo lo que Jesucristo no alcanzó a hacer”.
* Fue miembro honorable de la Academia Colombiana de La Lengua, porque se puso a consideración su vida, en camino a la calidad literaria de sus escritos y discursos. Se encontró que era una persona idónea en la utilización del lenguaje y muy preparado en las letras.
* Ya retirado, en Bucaramanga, el papa Juan Pablo II decidió que debía encomendarle una nueva misión, y lo llamó para que se encargara de la Diócesis de Socorro y San Gil, aquella sede en donde se había formado, para que la reorganizara y la proyectara. Allí estuvo hasta que cumplió su cometido y regresó a Bucaramanga para retomar su proyecto de recogimiento y reflexión.
* En medio de largas jornadas de meditación, cuando su capacidad de entrega pasaba de claro a oscuro y de oscuro a claro, fue irrumpido abruptamente en las puertas de su aposento por las Hermanas de La Caridad que cuidaban de su estancia. Le informaron que la radió estaba transmitiendo la homilía del papa Francisco que pronunciaba desde el balcón del Vaticano, y que desde allí acababa de anunciar al mundo que José de Jesús Pimiento Rodríguez se convertía en un nuevo cardenal de la Iglesia Católica. Él se molestó con esa algarabía y les ordenó a las religiosas, con voz enérgica, que se retiraran y que no creyeran en las habladurías de la radio.
* Regresó a su mesa de trabajo y se introdujo nuevamente en las profundidades de su meditación. Nuevamente fue interrumpido para anunciarle que el secretario de Estado del Vaticano lo requería al teléfono. Ahí estaba la noticia oficial.
Reacciones por el fallecimiento
Monseñor Óscar Aníbal Salazar Gómez, obispo emérito de La Dorada-Guaduas
La noticia es dura porque era un hombre importante para la Iglesia y, sobre todo, para la de Manizales, donde estuvo tanto tiempo. También es una noticia placentera porque ya está con el Señor en el cielo y conservó su mente lúcida hasta el final, para hablar claramente sin tapujos y para corregir y animar. Por su trabajo, ya encontró el premio del señor en el cielo. Lo más bonito que deja es su fidelidad a su vocación y su claridad mental.
Gustavo Castañeda, secretario general de la Junta Cívica de la Catedral
El cardenal emérito José de Jesús Pimiento fue líder de la Iglesia y una persona de mucho carácter, pero con una clara enseñanza sobre la religión católica. Fue serio, firme y riguroso en sus apreciaciones. También fue claro y transparente, con unos mensajes adecuados sobre la ética y los valores. Su legado es importante. Lo recordaremos con mucho carácter y sabiduría.
Sacerdote Leopoldo Peláez
Era un hombre muy enérgico y fuerte, pero muy humano. Visité su familia en Santander y me sorprendió que su mamá Soledad Rodríguez tenía 105 años y parecía de 15. Se distinguió por dos cosas: era de una apertura grande con todo el mundo y de una exigencia absoluta, especialmente con él mismo. Fue un hombre cotizado en Roma, tanto que el papa le concedió ser cardenal reconociendo sus dones. Sabía cuándo tenía que reclamar algo y hacerlo con respeto.
Monseñor Horacio Gómez, vicario episcopal para la Cultura en la Arquidiócesis de Manizales
Lamento la muerte de un hombre tan importante para la Iglesia de Manizales y Colombia, más por ser cardenal y por haber estado tantos años en la Arquidiócesis. Agradezco a Dios sus presencia entre nosotros por su inteligencia y su piedad ejemplar. Trabajó con responsabilidad, fue serio y aplomado. Es de los obispos grandes que ha tenido el país. Nos deja un legado grande en sus escritos.
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