LA PATRIA | Manizales
Como en las películas que hacen sonreír, esta historia logró un final feliz. Emil Eldevig, el ciudadano danés de origen manizaleño que regresó a la ciudad para encontrar a quienes lo cuidaron durante sus primeros meses de vida, encontró a Beatriz, la mujer que hace 30 años lo quiso adoptar, pero que no pudo por no tener la edad requerida y tampoco estar casada.
Luego de una convocatoria por los medios de comunicación de la ciudad e ir por su cuenta a barrios de la ciudad, Emil dio con Beatriz Parra Rojas, hija de Marcio Tulio Parra y María Custodia Rojas.
Andreas Hansen, amigo fiel de Emil, le acompaña en esta etapa y narró para LA PATRIA lo que sucedió para llegar al abrazo fraterno.
Luego de salir de la entrevista con LA PATRIA el pasado martes, ellos pensaron que habían quemado todas las opciones. Tenían algunas direcciones y pistas, pero no daban con una respuesta concluyente.
Antonio José Mejía Henao, el conductor que les ofreció el aplicativo digital Airbnb, leyó la historia y se comprometió a ayudar, según narra Andreas Hansen.
“Nos llevó a El Carmen y a Sacatín y allí, literalmente, les tocamos la puerta a muchas personas preguntándoles si sabían algo. De hecho, nos ayudamos con los traductores de los celulares, porque nosotros no sabemos nada de español y Antonio nada de inglés”, indicó Andreas en inglés.
Después de que la historia se volvió popular en la ciudad, Emil comenzó a recibir peticiones de amistad y mensajes en Facebook y, con los datos, Antonio se fue a buscar la mujer de la que hablaban comúnmente estos mensajes.
Ella se encontró con Antonio y luego de una charla, sin que esta conociera la historia en la prensa y en la radio, comenzó a narrar la vida de Emilio Antonio Aterhortúa (Emil Eldevig), por lo que el conductor de Airbnb concluyó que se trataba de Beatriz, la hija de Marco y María Custodia.
El miércoles pasado en la noche se reencontraron. Los primeros en llegar fueron Antonio, con una familiar que sirvió de intérprete. “Como si fuera una escena de televisión llegamos Emil y yo, pasamos la puerta principal hacia la sala y todo el mundo se quedó callado. Emil vio a Beatriz e inmediatamente fue y la abrazó fuertemente”, contó Andreas Hansen de los instantes que movieron el corazón de su amigo.
“Emil no es un hombre emotivo, pero se puso muy sentimental”, dijo.
Emil y Beatriz se sentaron y la intérprete se convirtió en la mensajera de los recuerdos y las anécdotas. “Beatriz ofreció más detalles de la historia que no está documentada y esto le permitió a Emil reconocer que aunque no conocería a su madre biológica, por lo que Beatriz dijo, esta es la familia que Emil estaba buscando”.
En principio la razón de la visita de Emil estaba basada en el agradecimiento, tal como se lo comentó a LA PATRIA a mitad de semana: “Estoy muy agradecido y por eso vengo. Quiero decirle gracias y ojalá encontrar a mi madre”.
Después del encuentro con Beatriz Parra, Emil y Andreas se sienten muy complacidos por el resultado. “No podemos encontrar palabras para definir nuestra alegría y agradecimiento con la amabilidad y hospitalidad de los colombianos. Es loco, porque no nos imaginamos encontrar tanta ayuda y llegar a este resultado”.
Emil, hombre de pocas palabras, dijo que todo ha sido asombroso. “Nunca pensé que sería así. En casa pensaba que seríamos Andreas y yo tocando puertas y yendo en taxi”.
Andreas concluyó que la ayuda de los manizaleños fue lo que hizo a esta historia encontrar un final feliz.
“Estoy en el limbo”. Así resume Beatriz Parra Rojas su vida después del encuentro del miércoles. Comentó que procuró mantenerse firme, sin llorar en el reencuentro, pero después, a solas, tuvo que llorar para poder liberar todos los sentimientos encontrados que tenía.
Ella, quien curiosamente cuida de un niño de siete años de edad, siente un regocijo inenarrable luego de ver a Emil. “Nunca pensé encontrarme con él porque era una criatura cuando lo tomó el Bienestar Familiar, pero uno con instinto de madre siempre va a querer eso. Es un milagró”, atinó a decir.
Agregó: “¡Qué no sentí! De todo, ganas de abrazarlo... Imagínese”. A sus 54 años de edad, Beatriz recibió quizás la sorpresa más grande de su vida, la que aún no termina de comprender, pero que disfruta a cada instante.
Pasaron aproximadamente 18 meses desde el nacimiento hasta la adopción de Emil por Kristian Eldevig y Bente Eldevig y el posterior viaje a Dinamarca.
Foto | José Fernando Tangarife | LA PATRIA
El martes pasado Emil (derecha) y su amigo Andreas (izquierda) contaron en LA PATRIA Radio su historia.
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