MIGUEL O. ALGUERO Y CORRESPONSALES*
LA PATRIA | MANIZALES
Un rotundo “No”. Así se han manifestado la mayoría de los habitantes de los 10 municipios de Caldas, donde se suspendieron las audiencias de exploraciones minera. Se han unido en torno al rechazo de esta actividad económica, en especial la megaminería.
Entre las razones están: el impacto negativo al medioambiente, principalmente a fuentes de agua; atentado a la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, posibles cambios en la vocación del territorio, pasar de ser agrícolas a mineros, desplazamiento de los campesinos de la región y pérdida de la identidad cafetera.
Ya en el departamento se han formado dos movimientos ciudadanos para manifestarse en contra de la megaminería, uno en Pácora y otro en Aranzazu.
Sin embargo, hay otros habitantes que piden que no se satanice la minería, ya que puede ser una opción de recursos para invertir en infraestructura y desarrollo social de estas poblaciones, siempre y cuando se realice de forma sostenible y responsable con el medioambiente.
Expertos señalan que debe darse prioridad a la participación de las comunidades para que ejerzan sus funciones de control y vigilancias de sus territorios, pero por lo compleja y fragmentada que es la normatividad minera, estas solo tienen participación consultiva y no decisoria.
Otra advertencia que mencionan es la rapidez con la que se querían hacer las audiencias, que limitaba la participación y acceso a esos espacios de consulta y debate, dejando vacíos en la autonomía de los ciudadanos sobre sus territorios y se ponga en juego el ordenamiento territorial sin tener en cuenta a sus habitantes.
*Leonardo Ortiz, Óscar Yhony Zapata, Diego Salgado y Luis Fernando Rodríguez.
Municipios donde se suspendieron las audiencias: Pácora, La Merced, Supía, Aranzazu, Salamina, Norcasia, Samaná, Filadelfia, Riosucio y Marmato. A continuación voces de ciudadanos de esas poblaciones.
Hablan los ciudadanos
Wilson López, líder cafetero de Pácora
La suspensión de las audiencias por razones de orden público no es cierto, solo se han visto carteleras y manifestaciones pacíficas en contra de la minería. Ha faltado publicidad para las audiencias. Nos preocupa que para la nueva fecha se militarice el territorio por el supuesto orden público y se realicen por fuera de nuestros municipios. Además, nos llama la atención que en una sola audiencia se defina la concesión de 5 solicitudes de exploración. Considero que cada solicitud debe tratarse de manera individual y con los diferentes grupos de personas que se asientan en dicho territorio y que se hagan en la plazoleta principal, como se realizan los grandes eventos del municipio.
Santiago Callejas, docente y miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas de Pácora
Lo potenciales en nuestro territorio: turismo religioso, tenemos al único beato del Eje Cafetero; patrimonio arquitectónico y el Paisaje Cultural Cafetero, entre muchos otros. Por lo anterior, no a la minería, sí a la vida, ya que la explotación minera es de las principales causas que atenta contra el medioambiente y trae consecuencias graves e irreparables para la comunidad. El medioambiente sano y protegido es el principal patrimonio para las futuras generaciones.
Arnaldo González Jaime, presidente del acueducto de San Bartolomé y Castilla (Pácora)
Las explotaciones mineras no son del todo malo, siempre y cuando no se afecten los ecosistemas estratégicos, es decir, fuentes de agua, y que no se desestabilice el Paisaje Cultural Cafetero. También hay que analizar que serían recursos que no tenemos en este momento para hacer una buena inversión en obras de infraestructura y otros proyectos sociales. Creo que satanizar la minería tampoco es bueno, ya que esos recursos, por regalías que reciben los municipios, se pueden administrar de manera responsable y destinarlos al beneficio de la comunidad.
Jorge Cardona, comerciante pacoreño
Estoy en desacuerdo con los procesos de exploración y explotación minera que se pretenden realizar en nuestros territorios. Las comunidades tienen vocación agropecuaria, la cual se vería seriamente afectada, pues estos generan grandes cambios socioculturales e incrementa la inseguridad, poniendo en peligro nuestras tradiciones y la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, las familias campesinas se verían perjudicadas por la falta de proyectos agrícolas rentables y la crisis cafetera ya conocida ocasionaría migraciones masivas a las ciudades, más la pérdida de identidad de nuestros territorios por la compra o expropiación de tierras. La parte ambiental es la más amenazada porque se pretende saquear el subsuelo, generando contaminación de aguas, suelos y aire, destruyendo ecosistemas, que deberíamos estar protegiendo. Esto agravaría la situación de inestabilidad de estas zonas y se vería reflejado en deslizamientos y problemas erosivos. Por ello, en Caldas le damos un no rotundo a estos procesos y solicitamos su cancelación definitiva.
Honter Gallego, concejal de Marmato por el Polo Democrático
En lugar de buscar minería en otros lugares diferentes a los actuales, se debería concentrarse en legalizar la minería que ya se tiene en Caldas. Buscar minería en otros sitios del departamento, donde se ubican abundantes fuentes hídricas, es complejo. En la región se tiene una buena gama de productos agrícolas. Además, no es viable la minería por la contaminación que genera a las aguas y los ecosistemas. Se tiene que minimizar el conflicto ambiental, generar más empleo en el campo, tratar de menguar el tema con los tratados de libre comercio. No es viable ni razonable una minería en el departamento cafetero y agrícola de Colombia.
Wilson Castro Ortiz, asesor minero de Marmato y consultivo de las comunidades afros
Sorprende la decisión de la suspensión. Estos municipios no tienen vocación minera, por el contrario son poblaciones agrícolas y otras pertenecen al Paisaje Cultural Cafetero. Permitir la concesión de la titulación de áreas mineras a terceros, en este caso no a pequeños mineros, sino a grandes compañías, es descabellado. Pero el Código de Minas actual privilegia la inversión extranjera y no favorece en nada a los mineros ancestrales y tradicionales. De darse esas concesiones quedarán en manos de capital extranjero que impactarán negativamente en estos territorios. Diferente el caso de Marmato, que es un distrito minero con mucha tradición y vocación. Asimismo, se nota una apresurada intervención del Estado a través de la ANM para “reactivar la economía” con la minería. Vemos esta situación incómoda de sí o sí otorgar áreas en zonas de vocación agrícola, que según ellos impactará de forma positiva, pero eso no es cierto. La comunidad debe unirse y actuar conjuntamente para no permitir que en estas zonas agrícolas y campesinas haya proyectos mineros, en especial megaminería. Se deben articular acciones administrativas y jurídicas para rechazar esta actividad.
Yonatan Grajales, líder juvenil de La Merced
En cuanto a la suspensión de las audiencias públicas, que estaban programadas para realizarse, es un avance significativo toda vez que permite que las comunidades nos informemos sobre dicho proceso. Se estaba llevando con mucha ligereza, teniendo en cuenta que la participación de los ciudadanos sería poca. Continuemos con nuestro rechazo contundente a la exploración y explotación minera en el territorio. La Merced no tiene los recursos naturales, ni el suelo apropiado para la actividad minera. Además, lo que pretenden hacer es un negocio en beneficio de pocos a costa de muchos
Diana Milena Ospina, comerciante de La Merced
Me parece una excelente decisión ya que nos da más tiempo para informarnos y conocer más sobre el tema, para estar preparados y defender nuestro municipio. No estoy de acuerdo con la minería, primero, porque somos un pueblo agrícola; segundo, estamos fomentando el turismo por pertenecer al Paisaje Cultural Cafetero; y tercero, las referencias que tenemos de los otros municipios mineros que no son las mejores.
Rubén Darío Toro, escritor de Aranzazu
Los pueblos de Caldas deben continuar en pie de lucha. Los movimientos en torno a la defensa del agua, el territorio y la vida cada vez son más fuertes y ya no hay posibilidades de que nos engañen con palabras como desarrollo cuando no lo hay. La industria minera lo único que trae es muerte y violencia a estos pueblos pequeños. El agua, la vida, el desarrollo social y humano están por encima de todo. Juntos le estaremos diciendo al país que ese 2% que aporta la industria minera lo podemos recuperar con turismo, agroindustria, Paisaje Cultural Cafetero. No necesitamos la industria minera.
Eugenio Buitrago Marín, docente de Aranzazu
Esto atenta contra todo principio de respeto sobre la dignidad humana, el medioambiente y la tradición histórica de los pueblos. Contra la dignidad humana, porque extermina su propia identidad, nos convierte en parias en nuestra propia tierra. Con el medioambiente, porque va en contra de su propia conservación y protección; y con la historia, porque fue construida a través de los años para llegar a ser lo que hoy somos.
Sergio Alonso Arias, vigía del Patrimonio en Aranzazu
Esos procesos de exploración minera están dentro del Paisaje Cultural Cafetero, me parece que son fatales para la comunidad, el entorno, la biodiversidad de esta zona, donde se genera un impacto social, cultural, turístico importante para las comunidades ancestrales dueñas de este territorio. Me parece que la minería cambia los procesos culturales de los municipios, así como los sociales, identidad y costumbres, con la presencia de una población flotante que empezaría a llegar a esta región. Esto lo piensan como reactivación económica, pero no se adapta a las condiciones del territorio ni de las comunidades. Se debería pensar mejor en fortalecer la agricultura y la ganadería para que la comunidad se vea realmente beneficiada.
Juan Diego Aguirre, periodista en Aranzazu
No solamente preocupa el impacto ambiental de la minería, sino también la manera cómo la Agencia Nacional de Minería ha llevado un proceso deliberadamente viciado, sin rigor, rápido, con toda la premura del mundo, cosa que no le permite a la ciudadanía participar de manera activa, convirtiéndose en un atropello contra la democracia participativa a la que tenemos derecho y que estamos defendiendo el territorio del norte de Caldas.
Leonardo López López, miembro del Movimiento Aranzazu sin minería
La minería no debe llegar a nuestras tierras, ya que acabaría con la fertilidad de nuestros suelos, nos dejaría agua contaminada con mercurio, plomo y arsénico, naturaleza muerta, tierras infértiles. Ese cuento de "progreso" y "activación económica" es sólo una falacia. Los municipios del norte de Caldas son históricamente agrícolas, pecuarios y cafeteros, con gran potencial de agua y fertilidad en sus tierras, que permiten garantizar la seguridad alimentaria.
Aldemar López Maya, notario de Salamina
Desearía una opción más consensuada, que haya foros, alternativas y mecanismos para que esto no sea una decisión solo del Gobierno central, sin tener en cuenta a las poblaciones que son las que sufren en esta zona. Son municipios de sexta categoría, que al parecer a nadie les importa y tampoco nadie quiere tener responsabilidad sobre lo que es su devenir futuro.
Édgar Giraldo Osorio, docente pensionado de Salamina
La minería en Caldas es un despropósito, porque si el café es la base de la economía, con esta actividad se terminan las fincas cafeteras y todas las demás. El sostenimiento de los campesinos sería imposible y el daño en las tierras irreversible. Esto forma parte del Paisaje Cultural Cafetero.
Jorge Iván Correa, concejal de Salamina
Frente a esta amenaza estaremos dispuestos a no aceptar a que dichas actuaciones se realicen en nuestro municipio. Asimismo, a no estar de acuerdo con proyectos que atenten contra el patrimonio ambiental y ecológico de la región. Y a aceptar proyectos que fortalezcan nuestros ecosistemas y el paisaje, para de esta manera tener un territorio amable con el medio ambiente y modelo de región sostenible de Colombia.
Fernando Macías Vásquez, de la Fundación Escuela Taller de Caldas
Estos pueblos del Paisaje Cultural Cafetero deben ser preservados en su integridad. La minería a cielo abierto, como es la que parece que se propone, destruye el paisaje, y vulnera las condiciones de las poblaciones. El paisaje está siendo afectado en este momento por las aguacateras y no se puede uno imaginar lo que puede llegar a pasar con el territorio, si se entregan esas concesiones. Debemos estar muy alerta y preocupados por lo que puede suceder.
Héctor Obando Berrío, habitante de Salamina
Las personas que están en una oficina en Bogotá y que son las que dan los permisos para las concesiones mineras que vengan y conozcan a nuestros municipios, sus costumbres, tradiciones y cómo funcionan. Hay que luchar hasta el final para que estos proyectos no se hagan. La minería no trae nada bueno.
Nubia Henao de Cardona, docente pensionada y ambientalista de Aranzazu
La actividad de la minería implica enterrar los sueños, golpear los corazones y lastimar los sentimientos de los aranzacitas. ¡Qué injusticia! ¡Qué dolor!, se puede sentir al ver un campo destrozado, derrumbado y desolado, solo por satisfacer la avaricia de las multinacionales que vienen arrebatar los recursos naturales para sembrar miseria, hambre y desolación. La actividad de la minería es sinónimo de destrucción, pobreza, desplazamiento, enfermedad y muerte, teniendo en cuenta que quienes la practican solo lo hacen por la ambición al dinero, quedando los pobladores sin el líquido vital. Unamos las voces, luchas y esfuerzos con un rechazo absoluto a la minería.
Yolima Ramírez Gómez, agrónoma y productora de café especial en Salamina
Nos estamos viendo afectados, en especial el Paisaje Cultural Cafetero. Tenemos un valor excepcional reconocido por la Unesco. La producción cafetera generó un modelo de acción colectivo y desarrollo de capital único, representado por el Comité de Cafeteros y los productores, que velan por intereses arquitectónicos, sociales y económicos. Con la megaminería nos están vendiendo un desarrollo que no es económico, pero nosotros no lo queremos porque tenemos vocación agraria, principalmente cafetera. También la colonización aguacatera nos está afectando. Será una lucha de largo aliento. Tenemos que seguir formándonos sobre esta situación y uniéndonos en movimientos para que nos escuchen. No queremos exploraciones en nuestras montañas, porque con una explotación a cielo abierto nuestros suelos quedarán áridos y no volveremos a sembrar. Reclamamos soberanía alimentaria y autonomía por nuestros territorios. Le hacemos un llamado a la Federación Nacional de Cafeteros a que apoye esta lucha ambiental, unidos por nuestra caficultura.
La megaminería como fuente de recursos
*Mateo Rivera, magíster en Economía y especialista en Estadística, recomendó que las comunidades deben entrar a analizar la minería a partir de estudios, datos e investigaciones sobre el impacto medioambiental, los riesgos de la megaminería y el costo-beneficio, y exigirle a la ANLA que sea rigurosa. “Estamos en un momento de crisis económica y es inoportuno rechazar de forma tajante y de entrada esta fuente de recursos. Esas poblaciones tienen un rezago en desarrollo económico, social y de vías, y con regalías podrían avanzar. Pero se ha vuelto común en las consultas que las discusiones se den en función de la indignación y discursos oportunistas de políticos que utilizan las banderas ambientales con fines electores, eso distorsiona y no se llega a nada”.
*Yamil Amar Cataño, presidente del Comité Cívico pro defensa de Marmato, señaló que desde la perspectiva económica, estos municipios se beneficiarán de las regalías, pero se debe tener cuidado con lo ambiental, las fuentes de agua y tierras fértiles. “Eso hay que estudiarlo al detalle, analizar los riesgos. Veo que en esas poblaciones se han ido a los extremos rechazando la minería. Primero hay que mirar los costos y beneficios para los territorios, siempre y cuando favorezcan a las comunidades. La minera sería una fuente de recursos para esos municipios”. Criticó la forme en cómo el Gobierno nacional privilegia la megaminería sobre la pequeña minería, y la desigualdad que hay entra ellas.
Megaminería, Paisaje Cultural Cafetero y sus comunidades
Carmenza Saldías Barreneche, economista y magíster en Planificación y Administración del Desarrollo Regional, presenta el siguiente análisis con base en las siguientes preguntas:
A partir de su investigación publicada en el 2014, ¿cuáles son las razones para decir que el Paisaje Cultural Cafetero es incompatible con la minería, específicamente con la megaminería?
*La megaminería construye un paisaje propio, que no es complementario con otros, los excluye; suele transformar de manera radical y al largo plazo todo el entorno donde se realiza, a costa de cualquier elemento natural o antrópico distinto a la propia explotación. Por el contrario, el Paisaje Cultural Cafetero (PCC) se presenta como expresión de una estructura de ocupación y manejo del territorio que permite la convivencia armónica entre el café y otras producciones, que contribuye a la sostenibilidad ambiental y que tiene vocación de permanencia y optimización de sus atributos.
*La megaminería implica intervenciones duras, tanto en las fases de exploración como de explotación, que dejan huellas ambientales centenarias y configuran un tipo de asentamiento ligado a los equipamientos e instalaciones para la realización de la actividad que, en conjunto, dan lugar en la Unesco a una categoría específica de paisajes mineros que si lo son, no pueden estar reconocidos a la vez como otro tipo de paisaje. El PCC está reconocido por sus calidades específicas: ambientales, paisajísticas, culturales, sociales, urbanas, entre otras. En este hay posibilidad de realizar intervenciones que, sin alterar sus cualidades y valores, permitan su mejoramiento y protección.
*La megaminería se maneja bajo criterios de extracción hasta el agotamiento y de exclusividad o predominio como actividad económica, sin más espacio para otras actividades, excepto algunas marginales e informales de servicios a los trabajadores del sector, cuando no ilegales. Mientras que el PCC está concebido bajo criterios de conservación y sostenibilidad, con un enfoque de economía productiva y diversificada, para integrar funcional y armónicamente las economías urbanas y rurales de estas áreas.
*La megaminería, con diferencias entre las distintas fases de un ciclo minero y, en especial, los procesos de explotación generan dinámicas sociales, poblacionales y económicas “depredadoras” y de corto plazo, para las cuales el territorio se convierte en una oportunidad de negocio. Mientras que lo deseable para el PCC sería conservar y potenciar tanto su habitabilidad como la productividad, que permitan consolidar y fortalecer estos territorios a partir de la apropiación y ocupación con sentido de permanencia, para garantizar la sostenibilidad ambiental y la protección y mejoramiento de sus calidades integrales.
La normatividad minera es fragmentada y compleja, lo cual dificulta la participación de los ciudadanos, que termina siendo consultiva y no decisoria, ¿Qué recomendaciones les da a los habitantes de estos municipios para que ejerzan un control y vigilancia de su territorio como ejercicio de autonomía regional?
El proceso de discusión con el Gobierno nacional y las empresas mineras será largo, así que en ese camino hay que tratar de pasar de la participación retórica a la efectiva, de la del registro de reuniones y declaraciones a una participación incidente y decisoria. Esto implica hacer una prioridad de la gestión política de los temas de interés para la ciudadanía regional. De un lado, incluyéndolos en los marcos programáticos de las organizaciones o en los programas que presentan los candidatos en sus campañas; y de otro, permitiendo el ejercicio y fortalecimiento de liderazgos personales e institucionales en estos temas, que impulsen el tránsito de los ámbitos comunitarios y sociales a los políticos.
Puede ser muy importante establecer contacto y desarrollar acciones frente a las instancias internacionales, tanto de la Unesco como de las organizaciones globales de la megaminería, que disponen de mecanismos efectivos de control de los paisajes culturales declarados, y pueden ejercer acciones frente a las autoridades y responsables del PCC, que tienen compromisos ineludibles con su protección. Entre estas, no permitir la minería en el PCC ni su área de influencia.
Según los esquemas de Ordenamiento Territorial de la mayoría de los municipios, la vocación del territorio es agraria y pecuaria, ¿Por qué insisten la ANM y el Gobierno nacional en convertir a Caldas en una región minera?
La Nación no acaba de asimilar las decisiones de la Constitución de 1991, que habla de descentralización y autonomía territorial. Le cuesta entender que hay una ciudadanía en crecimiento, mejor informada, más educada y apropiada de sus entornos. Muestra que 25 años de ordenamiento territorial no pasaron en vano.
La insistencia está motivada, de un lado, por las urgencias fiscales del Gobierno nacional, que lo hacen buscar recursos de corto y mediano plazo, literalmente, debajo de las piedras, para atender sus propias urgencias de gasto. El asunto es que, en una época de descentralización y autonomía territorial, tal vez la Nación debería, más bien, controlar sus gastos, y no disponer de recursos, como el suelo, que son para garantizar la sostenibilidad ambiental y la permanencia de las sociedades territoriales. Esto es lo que las comunidades locales tienen que defender, su derecho a vivir y trabajar en sus municipios, que no son una finca que se maneja al antojo y necesidad del Estado.
Es claro que decidir sobre el uso del suelo es una competencia exclusiva de los municipios, y los propósitos de la ocupación del suelo no son extraer rentas mineras o tapar los huecos fiscales originados en los errores de política nacional, sino crear las condiciones para el desarrollo de la vida social y económica de la población en condiciones de sostenibilidad, equidad y dignidad. Los argumentos derivados de la autonomía territorial y la regulación del uso del suelo en función de los objetivos y competencias locales de garantizar la vida de su ciudadanía y la permanencia a largo plazo de la ciudad y, en este caso, del conjunto que define el Paisaje Cultural Cafetero, son lo suficientemente fuertes para respaldar una acción desde la sociedad civil y política que permita contener la megaminería.
¿Cuál debe ser el papel de la sociedad civil, la academia, la Gobernación, las alcaldías y organizaciones sociales en este proceso?
Suelen ser necesarias acciones en muchos frentes, entre estos:
-Informarse y conocer todos los posibles caminos, instancias, mecanismos, entre otros, que pueden utilizar y gestionar a nivel local, regional, nacional y global.
-Participar estructural y estratégicamente en el Consejo Territorial de Planeación, en formulación del POT/EOT y en decisiones de ordenamiento en general.
-Conformar y fortalecer organizaciones de defensa de los derechos del territorio -ambientales, culturales, económicos, sociales- con capacidad de interlocución y liderazgo calificado. Formar y mantener equipos.
-Establecer alianzas con grupos/entidades/
Algunos hablan de beneficios de la minería para los territorios, pero hay investigaciones que dicen lo contrario, ¿si hay beneficios cuáles serían, y si no los hay, cuáles son los impactos negativos?
La minería ha sido -por lo menos desde la época colonial-, sigue siendo y será, con muy escasas excepciones, una actividad desarrollada bajo un enfoque extractivo y de enclave, es decir, con muy pocos o ningún encadenamiento con las economías rurales o urbanas de su entorno, y con escaso impacto en la transformación general de las condiciones de vida de la población o de apoyo y soporte a la producción de las actividades distintas a la propia minería.
Por tratarse de una actividad que se realiza con la expectativa de agotar las posibilidades e irse, no hay incentivos ni disposición a reinvertir para mantener y mejorar las condiciones socioeconómicas de los agentes que directa o indirectamente se vinculan a esta ni por preservar las condiciones ambientales o paisajísticas de un lugar que será abandonado o, en el mejor de los casos, sometido a una recuperación de larga duración.
Las ventajas, si hay alguna, son los recursos de corto y mediano plazo que recibe la Nación, pero de los que casi nunca se benefician los territorios, ni siquiera aquellos en donde se localizan las explotaciones o partes centrales de su cadena de producción, distribución, etc. Por supuesto las empresas que adelantan la actividad, cuyas utilidades suelen estar exentas de impuestos, cuando no con libertad plena para ser exportadas casi plenamente.
Tal vez la respuesta adecuada resulte del poder explicativo de las diferencias que produce una u otra opción -una economía diversificada en torno a café o una especializada de enclave como la minería-, en este caso, una comparación de situaciones reales y actuales, entre las zonas cafeteras del PCC y las zonas mineras más importantes del país.
En otras palabras, ninguna actividad extractiva ha demostrado en el país tener la capacidad que sí demostró el café, bajo un modelo de desarrollo y crecimiento pensado por gentes de esta región, que cien años después sigue siendo una fuente importante de actividad, empleo, riqueza, exportaciones, divisas y bienestar. En estos términos, la dirigencia política, económica y social, las organizaciones y la ciudadanía de la región deberían tener un criterio más agudo y un parámetro de evaluación de oportunidades muy afinado, acorde a la alta valoración que deben hacer de los logros y alcances de la sociedad, antes que caer en la permisividad y la aprobación fácil de opciones de riqueza que son “pura venta de espejitos”.
Una sociedad que, como las del buen vino, o el té, encontró en el café un producto central, que en torno a este encadenó una red urbano rural que sostiene importantes dinámicas socioeconómicas, que al largo plazo lo convirtió en paisaje, sin duda debe hacer una defensa cerrada de sus territorios antes de permitir su degradación por la megaminería a cambio de unos pesos inmediatos. Se trata de conservar y potenciar rasgos, lugares, espacios, oportunidades de una sociedad que ha puesto en práctica su manera de habitar y producir. Esperemos que la sociedad regional se porte a la altura, no como cuando, anteriores generaciones, se cruzaron de brazos mientras despedazaban a Caldas.
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