LA PATRIA | Manizales
Desde la cornada en la tarde del 20 de julio de 1987 en Sogamoso (Boyacá), miles de colombianos acompañaron a Pepe Cáceres en una difícil tarea de recuperación que concluyó con su muerte. Allí nació la leyenda de un lidiador clásico que dio su vida por los toros y los más necesitados.
La noticia corrió como pólvora ese día de alteraciones políticas.
LA PATRIA relató: “Se le prestaron los primeros auxilios en la enfermería de la plaza para tratar de detener la hemorragia; pero rápidamente fue trasladado a la clínica de los Seguros Sociales donde un equipo de médicos atendió el caso. Es una de las cornadas más graves sufridas por Cáceres a lo largo de su carrera de 31 años de matador de toros... Le restó atención debida a los actos que se celebraban en Bogotá con motivo de la iniciación del periodo de sesiones del Congreso de la República”.
La salud de Cáceres fue un tema del diario colombiano. Los primeros días sugerían mejoras que levantaban el ánimo de su familia, pero la complejidad de la cornada del toro 'Monín' terminó con sus alientos de vida cuatro semanas después, el 16 de agosto.
Una romería despidió por las calles de Bogotá y la plaza de toros La Santamaría al torero que marcó el caminó para el resto de los toreros criollos en España.
Fiebre, cirugías intempestivas, infecciones. El torero que se hizo en Manizales estaba consciente, pero no podía hablar por los tubos respiratorios. Los médicos fueron celosos en sus declaraciones y nunca advirtieron ausencia de peligro.
Pepe Cáceres se comunicó en sus últimos días por escrito. A través del papel le hablaba a sus seres queridos y mostraba tener el espíritu con la nobleza de un toro.
“Difícilmente podría conocer a un hombre con tanta pasión por este mundo como lo fue mi padre Pepe Cáceres. Un gran soñador que, siendo muy niño en las calles empedradas de Honda, imaginó torear en España y lo logró: En la Real Maestranza de Caballería en Sevilla, por primera vez un torero colombiano tomó la alternativa”, comentó el pasado jueves Adriana Eslava, hija de Pepe.
Agregó: “Dueño de una elegancia, señorío y gallardía que despertaba admiración y respeto por donde pasaba, dentro y fuera de los ruedos; con un corazón generoso que siempre estuvo presto a torear para ayudar a trasformar realidades económicas dolorosas de quienes buscaban su apoyo”.
Adriana es una especial relatora de la vida de José Humberto Eslava Cáceres y ha sabido relatar las proezas del también llamado Maestro de América.
“Fue un día muy triste para mí. Apenas era un niño, pero las memorias que quedan de él hacen que las lleve en mi corazón como un gran nombre”, dijo Sebastián Eslava, hijo de Pepe.
Sebastián, quien se dedica a la actuación y al drama teatral, se encuentra en negociaciones para rodar una película sobre la vida de su padre. Parte de esta se filmará en Manizales, pues “allí fue donde se hizo y el público tanto lo quiso. Manizales será una gran locación”, explicó Eslava.
Pepe Cáceres nació en Honda (Tolima) el 16 de marzo de 1935. Después de hacerse como torero en Manizales, tomó la alternativa en Sevilla el 30 de septiembre de 1956. Triunfó brevemente en España y su carrera se hizo en México y Colombia. Cáceres había anunciado su retiro para 1988.
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