LAURA SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Para hacer los baños de la escuela El Porvenir necesitan a por lo menos 12 papás, dos trabajan por día de lunes a sábado con el propósito de tener el espacio escolar digno para sus hijos.
Esta escuela, en la vereda El Desquite, pertenece a la Institución Educativa Maltería, en Manizales. Está en un predio privado justo en el límite entre Manizales y Marulanda.
Como la titularidad del predio sigue siendo privada, a la escuela solo la asisten ayudas para mantenerla de pie como las manos de Edilberto Forero, esposo de Rubiela Castro, que es ayudante de dos maestros de obra que envió la Secretaría de Educación de Manizales para construir los baños.
El secretario de este despacho, Francisco Vallejo, aseguró que no pueden invertir en el plantel hasta que resuelva a quién pertenece. “Estamos gestionando con la empresa privada para organizarla. No podemos invertirle plata. Varias empresas regalaron material para organizarla”.
Dos oficiales construyen baños y reparan techos desde el martes a unos 3.600 m.s.n.m. No son suficientes para hacerlo, por eso el secretario Vallejo pidió ayuda a la comunidad para construir. El esposo de Rubiela va un día a la semana, en un viaje que le demora una hora en carro para llegar a la escuela.
Volver a la escuela
Rubiela tiene una hija en grado quinto. Que la escuela esté en buenas condiciones le permitirá que su hija pueda estar en alternancia: “Sería mejor en alternancia al menos dos días porque en el campo no hay señal. El año pasado fue con guías porque no contamos con recursos para plan de internet o recargas”.
Sin la escuela en buenas condiciones, los padres de familia no enviarán a sus hijos, afirmó Rubiela y mencionó los daños de la escuela: “Dios quiera que se den las cosas para que los niños vuelvan”.
-Techos deteriorados
-Baños en malas condiciones
-No hay servicio de agua
-Humedad en paredes
Los problemas por infraestructura persiguen a la comunidad desde hace tres años. La Unidad de Gestión del Riesgo de Manizales emitió un concepto en el cual indica que la sede no tiene las condiciones de infraestructura óptimas para albergar niños y por eso debían ser trasladados a la sede principal en el barrio Malteria.
Ante esta medida, los padres presentaron una tutela, a través de una mamá, para seguir recibiendo el derecho a la educación en esa vereda y que los niños no fueran sometidos a más desplazamientos para llegar a la escuela. Mientras esta tutela no se resuelva queda suspendido el traslado de los niños y por el covid-19 esta decisión quedó pendiente.
“De El Desquite a Maltería siempre es muy lejos y lo que más queremos es que dejen la escuela y con esos materiales de construcción lo que hicimos fue colaborar con la mano de obra. La escuela ya me ha graduado a dos hijos. Tenemos que luchar para sacarla adelante”.
En la finca La Carlota a una hora a caballo de la escuela vive Roberto Buitrago, papá de Keneth Yajal, y otro preocupado por el futuro de la escuela: “Yo estudié en esa escuela desde que tenía 8 años y ya tengo 50 años. Cada año es lo mismo, siempre dicen que la van a arreglar y nada. Siempre son pañitos de agua tibia. Ahora es más peligrosa la escuela que el covid para los niños”. Dice que en el año de pandemia la escuela se deterioró más. Él no puede asistir a las jornadas de construcción porque no tiene permiso laboral para hacerlo.
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