MIGUEL ORLANDO ALGUERO
LA PATRIA | MANIZALES
El sol arrecia y las nubes cargadas de agua se asoman mientras que 15 niños de la escuela Francisco José de Caldas, sede La Trinidad, en Risaralda (Caldas), juegan en el recreo a las 10:00 a.m. Saben que mañana no tendrán clases porque no hay agua potable para preparar los alimentos, porque la quebrada Sarcirí está contaminada por el vertimiento de aguas residuales y por los desechos del beneficio del café de la finca La Alhambra.
El consumo del líquido tiene a algunos estudiantes con diarrea, cólicos y vómito. También 100 familias de las veredas Sarcirí, La Trinidad, Guamito y Frisolina, de ese municipio, saben que eso aumenta cada año cuando llega la cosecha cafetera y las lluvias.
Danixa Cárdenas Alzate, profesora de la escuela, está preocupada porque el agua que sale de la llave es de color marrón y con fuertes olores. "En octubre se intensificó. Los niños a veces salen temprano porque no hay agua para cocinar y los padres prohibieron consumirla", comenta mientras llama a sus estudiantes para continuar la jornada.
La alumna Jénifer López Vargas recoge de un tanque, de 500 litros, agua limpia que trajo la semana pasada la Alcaldía para la escuela. "El agua baja sucia. Ojalá se solucione rápido porque nos estamos enfermando", dice con voz tímida.
Jhon Alexánder Betancourt, otro estudiante, afirma: "Llega con desechos de café, quiero que cambie".
Cansados
Guillermo Cortez, líder comunal de la vereda La Trinidad, mira el reloj que marca las 11:15 a.m. Saca de su archivo 20 hojas, que son derechos de petición y cartas enviadas a la Alcaldía, Gobernación de Caldas y Corpocaldas. Explica que hace siete años padece con su familia el flagelo de consumir agua contaminada.
"Estamos cansados. Cada año la Alcaldía nos dice que hará algo y nada. Nos tomamos los desechos del beneficio del café y las heces fecales de los 350 trabajadores de esa finca". Con tono fuerte agrega que tiene una pelea casada con la dueña de la finca.
En esta lucha a Guillermo lo acompaña Diego Cuéllar, de la vereda Guamito, quien compró mangueras y tanques para cargar agua de una fuente en la finca La Isabela. "Por esta contaminación mi esposa tiene cistitis. Cuando entre el verano no sé que haremos porque los nacimientos se secan".
A ellos se suman Carlos Enrique Franco y Jaime de Jesús Moncada, otros líderes, quienes presentaron un derecho de petición el 9 de noviembre a la Alcaldía para que se respeten los derechos a 400 personas.
En la ruta de la contaminación está la finca La Cascada, en la vereda Sarcirí, a unos 10 minutos del casco urbano. Allí viven 12 personas, quienes a diario se turnan para ir a la finca El Socorro en busca de agua, y cuando llueve la recogen en ollas grandes.
Preocupados
Faltan 15 minutos para las 12:00 m. Blanca Nubia Restrepo, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda Guamito, en su mano derecha agarra una olla y en la otra un vaso. Camina 800 metros hasta la finca La Isabela para recoger agua de una fuente y llevarla a su casa y a la escuela Antonio José de Sucre, donde estudian 20 niños. "A mi nieta la tienen en el hospital con unas manchas en el brazo", dice.
Agrega que la Alcaldía envió agua en una camioneta, la cual no pudo ingresar a la vereda porque la vía es estrecha. "Nadie nos presta atención, pero esta vez tocaremos todas las puertas".
El pasado 17 de noviembre la Inspección de Policía de Risaralda, Corpocaldas y la Dirección Territorial de Salud de Caldas visitaron la finca y le comunicaron a la dueña que debe organizar las tuberías, limpiar los tanques y los pozos sépticos, y verter las aguas en un punto más abajo.
Guillermo, Diego, Blanca y Jaime continúan su labor para tener agua potable. Piensan presentar una acción de tutela y asesorarse con un abogado.
Involucrada
Libia Rodríguez, dueña de la finca La Alhambra:
"No sé hasta dónde llega la contaminación. El agua de la tubería se desvía hasta la carretera dentro de la finca. Los pozos sépticos están organizados como dice Corpocaldas, que me pidió cambiar los tanques por unos grandes, por eso instalaré cuatro más, dos de 2 mil litros y dos de mil".
Autoridades
Juan Camilo Gallego, alcalde de Risaralda:
Este problema lo heredé de pasadas administraciones. El lunes 20 de noviembre me reuní con el gerente de Corpocaldas para expresarle la urgencia de tener los informes técnicos. Hay disposición de recursos.
Juan David Arango, director de Corpocaldas:
Los informes indican que hay vertimiento de aguas residuales por el beneficio del café en la bocatoma que abastece las veredas y dos colegios. La oficina jurídica emitirá un fallo como medida preventiva de suspensión, es decir, parar la producción del beneficio del café. También habrá una sanción.
Experta
María Elena Hernández, ingeniera Ambiental y docente de la U. Católica de Manizales:
1. Las aguas residuales industriales del beneficio del café, que tienen una alta cantidad de materia orgánica, se mezclan con las aguas residuales municipales de los pozos sépticos, que poseen cargas contaminantes de microorganismos patógenos, y se suma que el agua de la bocatoma no es tratada. Por eso se presentan enfermedades.
2. La solución es que la finca tenga una planta de tratamiento de aguas residuales con lo exige la norma.
3. De seguir así, los más vulnerables serán los niños y los adultos mayores.
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