RICARDO GIRALDO
LA PATRIA|MANIZALES
La reconstrucción de la vereda El Congal en Samaná, ubicada a 10 horas de Manizales, dejó de ser tema de las oficinas de la Gobernación de Caldas. Ayer se trasladó al lugar la junta encargada del proyecto para hablar con las víctimas.
Se reunieron cerca de 400 campesinos para escuchar lo que el tenían para decirles el gobernador, Guido Echeverri Piedrahíta, sus secretarios, diputados y la Alcaldía.
“Queremos mostrarles el camino para que retornen, hacer compromisos para que el proceso sea una realidad y que entiendan que aquí van a vivir seguros”, les dijo el gobernador.
Se recuerda que El Congal fue destruida en el 2002 debido a la confrontación armada entre paramilitares del Magadalena Medio y guerrilleros del frente 47 de las Farc. Actualmente se adelantan obras civiles en la carretera, hay tres kilómetros de calzada construidos, en los lugares más críticos. Además, se hace el mejoramiento del terreno para construir las casas, el puesto de salud, la escuela y una capilla.
El secretario de Desarrollo Social del Departamento, Wilder Escobar, explicó que el proceso de asignación de tierras es clave para que los objetivos se cumplan. "En estos momentos se adelantan cuarenta procesos con las familias que van a habitar el poblado, si todo sale bien antes de finalizar el año entregaremos las primeras casas”, indicó.
Durante el acto se inauguró el salón donde ocho niños recibirán clases a cargo del sacerdote de Florencia José Humberto Sepúlveda, quien fue nombrado por la Secretaría de Educación como el primer profesor que tendrá la vereda después de su destrucción.
“El componente del afecto es fundamental, mi labor como educador estará basada en el amor mutuo, respeto y hacerles entender a los niños que vivir acá nuevamente es posible”, manifestó el sacerdote.
Los campesinos están optimistas, piensan que ahora la reconstrucción de su vereda es una realidad, los comentarios no se hacen esperar: “Ahora sí vamos a poder regresar”, dijo Gustavo López López.
Egidio Heno Herrera adecuó una pequeña casa de madera en la vereda. Allí vende refrescos, confites y papas empaquetadas a las personas que van a la vereda a hacer labores de cosecha e infraestructura. “Quiero volver a ver El Congal como antes, acá me crie y espero que todo salga bien”, comentó.
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