* * * Hace algunos días tuve la oportunidad de conversar con un taxista manizaleño radicado por cuestiones laborales en Cartagena. De las cosas bellas que compartió conmigo aquel joven nacido en el tradicional barrio Chipre, no solo recuerdo su camiseta del Once Caldas, la cual guarda bajo la silla del vehículo y utiliza, según él, para hacer “cositas”, sino también una frase que definitivamente no quise dejar en el olvido: “Quiero a Manizales, pero me siento frustrado”.
Pasando por la estatua de la tan mencionada India Catalina, aquel hombre de piel blanca y contextura gruesa, afirmó nostálgicamente que su deseo, desde antes de salir del colegio, fue quedarse trabajando en la tierra que lo vio crecer, pero que lastimosamente, no hubo en aquel entonces nada para hacer. “Por eso preferí ser taxista en Cartagena y no quedarme contestando teléfonos en un Call Center allá en Manizales, concluyó el taxista, la ciudad progresa, pero muy lentamente y para nadie es un secreto que la misma Pereira nos superó en bastantes cosas…menos en equipo de futbol obviamente”.
Como manizaleño siempre me han afectado este tipo de comentarios. Incluso, he tratado de negarlos y pensar que quienes nos critican lo hacen por envidia. Sin embargo, el tiempo y los viajes no solo me han permitido conocer otras ciudades, sino también, definir de manera más amplia conceptos como: progreso, crecimiento y desarrollo. Se, al igual que muchos de ustedes, que el cemento no es sinónimo de estos y que el “telos” de cualquier ciudad moderna va más allá de las satisfacción de las necesidades básicas. Por lo tanto, quisiera advertir a continuación algunos elementos sobre los cuales deberíamos reflexionar como manizaleños. Aclaro, son unos cuantos, por lo menos, los más notables.
He dicho en diversos espacios que uno de los principales problemas que hemos tenido los manizaleños, acompañado de temas como la corrupción, ha sido una especie de visión limitada o astigmatismo que no nos ha permitido construir con claridad una ciudad con mejores características. Muchas de nuestras edificaciones, por poner un ejemplo, tienen aún aspecto de pueblo, y no me refiero obviamente a las del centro histórico, pero señores ¿Me van a decir que la antigua terminal de transporte no tenía más aires de grandeza que la nueva? ¿Acaso nuestra visión de capital departamental tan solo alcanzó para hacer algo tan simple y escuálido que si no fuera por la estación del Cable nada tendría de interesante? Si los neiranos hubiesen querido extender unos metros más su terminal, fabricada por cierto de guadua, tendríamos un municipio vecino con algo más presentable para mostrar.
Un ejemplo interesante lo tenemos a menos de dos horas en bus. Admiro a los pereiranos, queridos lectores, no solo por su habilidad para “tumbar”, sino también, para construir. En tan solo 150 años han logrado transformar el que algún día fue un pueblo en una ciudad con características de verdadera capital metropolitana. Mientras acá alargamos la construcción de un supuesto aeropuerto “regional”, allá amplían y modernizan, no solo el Matecaña, sino también todo el sistema de movilidad urbana. Gracias a esto han podido construir espacios como el actual Ciudad de Victoria y la estación subterránea del Parque de Cuba. Obras destacables a nivel regional.
Manizales es una ciudad de gente pujante que merece no solo un buen aeropuerto de talla internacional sino también un verdadero proyecto de ciudad organizada e interconectada. Ya que nuestra geografía no permite un sistema articulado de transporte como Transmilenio o Megabus, deberíamos apostarle, como lo planteó un lector, a una red de cables pero de amplia cobertura, en la cual existan buses alimentadores que lleven a los usuarios hasta la estación correspondiente. Este sistema debería unir, por ejemplo, a la Avenida Kevin Ángel con barrios como Bosques del Norte y San Sebastián. Esto sería mucho más útil que unos cuantos “cajones colgados desde el Cable a los Yarumos”, que por cierto ya no resisten ni el mantenimiento. Con un sistema de movilidad con tales características, los manizaleños, señores gobernantes, portarían su tarjeta con más seguridad y aceptación que en épocas pretéritas. Se los aseguro.
Un columnista de nuestro diario, Alejandro Callejas, propuso hace poco la construcción de un tranvía liviano por la carrera 23. Celebro su propuesta y porque no, un estudio, no solo para ver si es viable, sino también, posible. Un proyecto de semejante envergadura le daría no solo un matiz interesante a nuestro bello y pueblerino centro histórico, que nos ha dejado suspendidos en el tiempo, y una oportunidad a la ciudad de ser una de las primeras a nivel nacional en aplicar este tipo de medios de transporte, que como lo aclaró el columnista, tiene la característica de ser liviano.
Dirán muchas personas que el siguiente elemento no es importante pero los manizaleños merecemos la presencia de las principales cadenas de mercado: ¿Por qué no Falabella, Makro y Jumbo? ¿Cuánto tiempo más ese enorme lote de la UNICA estará desaprovechándose? ¿Por qué no convertir el sector donde construimos Homecenter en un nuevo epicentro de desarrollo económico? ¿Por qué no terminar de urbanizar todo ese costado de la Avenida Kevin Ángel y construir centros comerciales o apartamentos dignos de mostrar?
Finalmente deberíamos llamar la atención sobre el tamaño de nuestra ciudad y sus áreas de expansión urbana. Estamos rodeados de abruptas montañas y eso lo sé, sin embargo, podemos apostarle a una articulación de los municipios lindantes (Villamaría-Neira) al estilo Bogotano. Con el primero ya tenemos buses de transporte público intermunicipal y próximamente cable, pero con el segundo, ni lo uno, ni lo otro. Si bien el tamaño no es necesariamente sinónimo de progreso y desarrollo si es un elemento tenido en cuenta a la hora de categorizar a una ciudad capital. Muchos de los habitantes de dichos municipios trabajan o estudian en Manizales y aunque nos cueste entenderlo, debido a que aún conservamos la mentalidad pueblerina de pensar que el Bosque Popular queda a las afuera de la ciudad, deberíamos articular dichos municipios y continuar, en el caso de Neira, con el proceso de urbanización iniciado desde Puertas del Sol.
Quedan muchos elementos flotando que por cuestiones de tiempo, también de espacio, no puedo desarrollar en esta columna. Lo importante es que no solo utilicemos estos medios para criticar la situación actual de la ciudad sino también para proponer soluciones. A pesar de esto, no quiero ser negativo, en efecto, vale la pena un proyecto de renovación urbana en la Comuna San José, a propósito de la designación de su nueva gerente, pero reorientado e incluyente, así mismo la construcción de un aeropuerto internacional y un Centro Cultural de dimensiones continentales (Rogelio Salmona, Universidad de Caldas), son importantes para nuestra ciudad. Siempre y cuando sean realizados de manera correcta y como lo dije más arriba, “con aires de grandeza”. * * *
Twitter: @lopez583
___________________________
Nota 1: En los próximos días el taxista regresará a Manizales. No fue capaz con el calor y el estilo de vida de Cartagena. O por lo menos eso fue lo que dijo…
Nota 2: ¿Quién puede explicarnos por qué las autoridades no han intervenido los colosales esqueletos de la UNICA y la antigua terminal de transporte?
Nota 3: Me alegra la inclusión de los egresados en el paro de la Universidad de Caldas. Este es un país donde nunca olvidamos a los nostálgicos. O sino que lo digan Samper, Pastrana, Gaviria y por supuesto Uribe.
Nota 4: No me juzguen por no hablar de temas importantes como el desempleo. En las próximas columnas intentaré desarrollarlos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015