Señor Secretario,
***Tuvieron que pasar dos años y 11 meses para que la recuperación y conservación del edificio donde funcionaron el Colegio Mayor, el Instituto Universitario, la Concentración Escolar Juan XXIII y el Colegio Alfonso López Pumarejo, fuera una realidad. Enhorabuena, La Alcaldía de Manizales y el Ministerio de Cultura iniciaron la elaboración del Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) con el fin de orientar la edificación hacia el desarrollo de un centro cultural. En dos meses, eso esperamos, el equipo consultor presentará el diagnóstico.
Según LA PATRIA (10 de febrero, 2014) su propuesta, es decir, la del secretario de Cultura de Caldas, José Bernardo González, es que la antigua edificación tenga varias funciones que la conviertan en un “Bien de interés cultural”:
- Un centro de interpretación del Paisaje Cultural Cafetero
-Biblioteca de escritores
-Sala de música
-Locales comerciales de cultura
- Oficinas ONGs culturales
-Salas de exposiciones
-Café libros
-Taller de artes y oficios
-Taller de artes plásticas y taller de danzas
-Taller de carpintería
-Cafetería y restaurante
-Gimnasio
-Canchas multifuncionales
-Dos niveles de parqueaderos, con 75 plazas
-Un ascensor para discapacitados
Reconozco que su propuesta es interesante y que el objetivo será fortalecer áreas como el deporte y el arte. En efecto, hablan ustedes de talleres de carpintería artes, oficios y danzas, que si bien son elementos importantes para el progreso de la ciudad, no constituyen, desde mi punto de vista, una solución eficaz a las necesidades más urgentes, en términos culturales, de la ciudad. Más allá de estas actividades de tipo artístico o deportivo, la sociedad manizaleña necesita en primer lugar, la preservación de los bienes que le permiten mantener viva su “identidad” en el espacio-tiempo. Lo que no significa que el deporte y el arte no contribuyan a este objetivo, sino que existen otras preocupaciones que deberían ser incluidas en el proyecto de recuperación y conservación del edificio.
Permítame argumentar.
Desde hace ya un tiempo se viene hablando en la región del llamado “Paisaje Cultural Cafetero”, el cual, sino estoy mal, tendrá un “Centro de interpretación” en el edifico en cuestión. Este concepto (Paisaje Cultural), como usted comprenderá, hace alusión a una serie de características culturales, económicas, sociales y paisajísticas, construidas “históricamente”. Considero que, si la idea es convertir la nueva edificación en un centro cultural, deberíamos partir de la definición misma del concepto que estamos utilizando para designarlo. La cultura, señor Secretario, es una construcción histórica, es decir, humana.
Dado lo anterior, podemos decir que la cultura caldense, especialmente la manizaleña, como muchas otras, tiene su razón de ser en el pasado histórico que con dificultad conocemos. Con esto me refiero tanto a la herencia oral, paisajística y mental, como a los archivos y demás vestigios materiales que dan testimonio de nuestra historia y que lamentablemente se deterioran en diferentes lugares de la ciudad. Esto nos permite, con ciertas precauciones, cuestionar la posibilidad de estudiar la región sin archivos adecuados y la pertinencia de un Centro de interpretación del “Paisaje Cultural” sin resolver primero el problema de la preservación de nuestro patrimonio documental.
En relación con lo anterior, quisiera describirle en unas cuantas líneas el lamentable estado en que se encuentra el Archivo Departamental de Caldas y las dificultades con las que funciona el Archivo General del municipio de Manizales.
Si usted ha tenido la oportunidad de visitar el primero, ubicado en el primer piso del antiguo edifico de la Licorera de Caldas, comprenderá que, a pesar del esfuerzo de sus funcionarios, se encuentra en una situación inefable. Para sintetizar, allí reposan cientos de documentos oficiales producidos desde la creación del antiguo Departamento en 1905, como ordenanzas, decretos, órganos de difusión y la Gaceta del Departamento. Este tipo de archivos requieren de un manejo especial que va desde la capacidad y características del local donde son archivados, hasta el manejo de la humedad, temperatura y capacitación del personal encargado de administrarlo. Es triste ver que el local ya no da abasto para almacenar el numeroso acervo documental que constantemente ingresa y que tiene que ser ubicado de manera temporal en la parte superior de la estantería. Varios avisos ubicados en las columnas del sitio advierten a los visitantes del riesgo. Lo más delicado del tema es que por falta de tecnología la documentación está expuesta a las características del ambiente, aspecto que agudiza su deterioro. Y que la consulta es directamente con los archivos debido a que aún no tenemos un proyecto de digitalización que permita conservar los documentos físicos.
El Archivo Municipal se encuentra en mejores condiciones que el previamente descrito y gracias a sus funcionarios la documentación se encuentra en un espacio mejor adecuado. Sin embargo, presenta algunas dificultades como el hecho de compartir el mismo edificio con dos instituciones más y la falta de presupuesto para agilizar el proceso de digitalización de los archivos. Allí, encontramos documentos de tipo sumarial, notarial, entre otra, que permiten comprender la vida institucional de Manizales desde sus primeros años de existencia.
Por lo tanto, respetado funcionario, me hubiese parecido importante incluir en el proyecto de recuperación y conservación del edificio que en otrora fue centro de conocimiento y modernidad, un espacio adecuado para el funcionamiento de un Archivo General de Caldas y Manizales, con la tecnología y funcionarios capacitados para su funcionamiento. Este proyecto sería fundamental para el desarrollo del Centro de Estudios del Paisaje Cultural Cafetero y los diferentes grupos de investigación adscritos a las universidades públicas y privadas de la ciudad. Un edificio como este debería permitir que no solo deportistas y artistas tengan participación activa, sino también, de manera más amplia, la comunidad civil y académica que necesita de los archivos tanto por sus funciones administrativas como por su importancia para la Historia y la cultura.
Sería este un gran paso hacia el progreso de la ciudad que a pesar de ser pequeña en tamaño es grande en cultura y conocimiento. Nuestra sociedad no solo necesita bulevares, intersecciones, puentes y nuevos centros comerciales, requiere también, de una preservación urgente de los vestigios, como la Juan XXIII, que dan testimonio de su trasegar en el tiempo. Con un proyecto de estos seríamos un modelo a nivel regional y ratificaríamos nuestra posición de “ciudad cultural y universitaria”. Demostraríamos, señor González, parafraseando a un amigo, que el “progreso es más que ir a un centro comercial en automóvil”. ***
Cordialmente,
“Un nuevo Patio para Miguel”
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