***Manizales, 27 de diciembre de 2016
Sr. Juan Carlos Henao
Máximo ídolo caldense;
Uno de los recuerdos más lindos que tengo de mi infancia y que probablemente llevaré hasta la tumba, fue el día en el que mi padre me llevó por primera vez al Palogrande. Era un domingo soleado del año 1998 a las tres de la tarde y nos ubicamos en la tribuna norte para ver al Once Caldas contra el Envigado mientras comíamos una bandeja de chuzo con papa criolla. Mi viejo, sin poder disimular su ansiedad, me preparó durante varias semanas para tal acontecimiento, en efecto, me compró la camiseta con el número nueve, la bandera con el antiguo escudo, la chicharra y un afiche que pegamos en mi habitación.Como buen padre futbolero me dio uno de sus audífonos para escuchar la narración radial.
Como de costumbre escuchamos la radio local todos los días y cada vez que un periodista hablaba de un jugador de la nomina mi papá se acercaba al afiche para recordarme sus nombres, era un plantel histórico, de hombres humildes y aguerridos, una combinación que hoy recordamos con nostalgia. Sin embargo, debo confesarte algo,aunque la memoria me fallaba por momentos y tenía que anotarlos siempre tuve unnombre presente:JUAN CARLOS HENAO.
Se llegó el día del partido y te vi bajo los tres palos del arco norte cuando Holocausto apenas era un pequeño puñado de muchachos. Allí estabas con tu pantaloneta pequeña y cabello largo, con tu particular forma de saltar y gritar, con tu pinta de paisa andariego que en las montañas manizaleñas encontró nido. ¡Mi viejo te alentó a muerte y desde aquel momento no paré de hacerlo!
No te tengo tatuado en la piel pero si en el recuerdo mi querido Juan Carlos. Nos diste todo lo que un hombre ha podido dar por nuestro equipo y nuestra ciudad, jamás se te acusó de "pechofrío" porque hasta la última gota de sudor diste por nosotros, marcaste nuestras vidas, la de mi familia y cientos de amigos que nos conmovemos con tu despedida. Eres un verdadero ídolo, pero no cualquier ídolo, uno terrenal, uno que camina por las calles y que no falta en los campeonatos de Aranjuéz y otros barrios populares, allí te he visto, tomando aguardientico como si en la sala de tu casa. ¿Quién te va a decir algo? ¡Cualquier hincha caldense se alteraría ante semejante atrevimiento!
Cuando nos diste la máxima gloria, porque nos la diste, lloramos como nunca. Estaba en el barrio Fátima, en la casa de mi abuela, con mi padre, Carlos y mi primo Sebastián. Fuiste un titán, un gigante del tamaño del Coloso de Rodas, un intrépido montañero que fue hasta la casa de Maradona para chocarle la mano con la que se burló de los Ingleses y ponerla en su arco. Dice la leyenda que el flaco Schiavi sigue buscando el balón que ante tu presencia prefirió lanzar hasta Los Cámbulos, y que Carlos Bianchi sigue llamando a Dios desde su celular para que le explique cómo pudo un hombre llamado Juan Carlos Henao quitarle la copa de las manos.
Te extrañaremos así como todos los amantes del buen fútbol. Hace un par de años me fui de Manizales y en todos los lugares he escuchado comentarios de admiración por tu heroica trayectoria. HE11AO, eres manizaleño, no de nacimiento, pero si de corazón. Aquí te hiciste gigante, esculpiste la obra más grande que un ser humano ha podido esculpir en nuestra tierra: EL AMOR DE UNA HINCHADA QUE TE RECORDARÁ ETERNAMENTE.
Gracias por todo, por servir de ejemplo a tantas generaciones.
Héctor Miguel López Castrillón
Twitter: @lopez583
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