Pesebre de mil figuras, su belleza está en los detalles

LA PATRIA|Manizales

José Fernando Correa, además de académico e ingeniero, es aficionado a armar el pesebre en Navidad. Hace 10 años adoptó la tradición que nació con Francisco de Asís en el siglo XII, y que a él le inculcaron sus abuelos hasta convertirlo en arte.

En su primer intento, instaló el pesebre en la sala de la casa con 42 imágenes, luego tuvo que trasladarlo al garaje para poder distribuir, con sumo cuidado, más de mil figuras y adornos que ha adquirido con el tiempo.

En cada mirada al pesebre de Fernando se pueden apreciar más detalles, cada uno con una historia; entre sus reliquias tiene una minivajilla que le donó su tía, quien la guardaba desde hace 70 años; uvas elaboradas con piedras de joyería que una amiga diseñó especialmente para él; flores hechas en plastilina que un alumno le regaló hace 12 años y un río fabricado en el laboratorio de hidráulica de la Universidad Nacional.

Fernando colecciona piezas para pesebre. Figuras de personas, animales y algunas casas son elaboradas con caucho italiano de las marcas europeas Fontanini y Landi, de las cuales tiene 155 piezas; la más económica de esta colección cuesta 60 mil pesos y las más cara 420 mil pesos.

Desde agosto empieza a planear en su mente el pesebre, y en diciembre tarda cinco días montando la estructura y piezas, prestando atención a cada detalle del diseño; es estricto conservando el tamaño a escala y la estética de la época del nacimiento de Jesús.

Cada año Fernando busca difundir un mensaje con su obra escenificando temas de la actualidad, como la igualdad de género, representada en la cantidad de mujeres con vida activa en el pesebre y la importancia del cuidado del agua para las comunidades, con el río que recorre la estructura. Él considera que es importante mostrar los temas, la vida de hoy en el pesebre sin perder la estética de la época y la relevancia espiritual.

Para Fernando la satisfacción más grande es ver familias completas que vienen a visitarlo. Personas curiosas que se han enterado de su obra por el boca a boca vienen a admirar su pesebre y a escuchar la historia de cada detalle.

Foto|LA PATRIA La minivajilla de por lo menos 70 años.