
EFE
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Miss Bumbum, el concurso que elige cada año al mejor trasero brasileño y que está en su quinta edición, abrió el pasado fin de semana la votación en internet (www.missbumbumbrasil.com.br) que elegirá a la nueva soberana.
Para la aspirante por el estado de Pernambuco, Débora Bidinur, ganar significa tener los recursos para "estudiar en la universidad, comprar una casa y un carro, y darle una vida mejor a sus familiares". De manera similar piensan las demás concursantes que han visto cómo anteriores competidoras y ganadoras saltaron a la fama. Algunas se convirtieron en modelos, otras en actrices y otras consiguieron novio futbolista o millonario.

La votación es realizada en la página en internet del concurso y se extiende hasta inicios de noviembre,
cuando las 15 más votadas clasifican a una gala final prevista para el 9 del mismo mes.
Críticas
Pese a la popularidad de Miss Bumbum, el concurso no le agrada a todos. La psicóloga Rachel Moreno, militante de la organización no gubernamental Observatorio de la Mujer, señala que este tipo de concurso refuerza un modelo de belleza "deshumanizado de la mujer".
Para la feminista, el concurso promueve de forma "lamentable" una imagen de la mujer brasileña que es "incompatible" con la diversidad étnica del país. Además cree que es una invitación a que Brasil "es un buen lugar para el turismo sexual".
Ex Miss bumbum se opone

Andressa Urach, ganadora del concurso hace tres años, considera que en Miss bumbum se explota a la mujer y las lleva por un mal camino. Urach, de 28 años y ahora convertida al cristianismo, confesó que después de ganar Miss Bumbum tuvo toda clase de contratos como modelo, se convirtió en la prepago más cotizada de Brasil, y se la pasaba buscando figurar en la prensa por escándalos sexuales con jugadores como Cristiano Ronaldo.
Cuenta que en su afán por ser cada vez más voluptuosa se volvió adicta a las cirugías estéticas, y que por culpa de las sustancias que se aplicó en las piernas y glúteos, casi pierde la vida. Hoy aboga por una belleza natural y una vida dedicada a Dios.
La cifra
27 jovencitas compiten por tener la cola más provocativa de Brasil.

Foto| facebook |Q'HUBO | Además de la corona, las candidatas disputan un premio de 50.000 reales
(unos$44 millones) y un jugoso contrato publicitario. Débora Bidinur espera ganar para salir de pobre.
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