COLPRENSA | LA PATRIA
Por Luz Marina Zuluaga
“Paulina, siento como si ahora estuviera entregando la corona. No porque me la hubieras quitado, porque cada Miss Universo tiene la suya. Yo soy de 1958, tú, de 2014. El mío fue un reinado muy largo, duró 58 años. Y recibí el cariño de la gente.
Siempre te vi muy bien. Estaba segura de que ibas a ganar, tienes una figura muy linda, eres inteligente y me dicen que eres sencilla, cordial, esos atributos te dieron la corona. Y en ese momento, en que dijeron tu nombre, vi en ti los gestos que uno hace cuando escucha su nombre en Miss Universo, que pone la mano en la cara, y está a punto de salírsele la lágrima, pero no quiere llorar, siente una alegría muy grande, pero se pregunta: ‘¿Cómo fue?’, ‘¿Por qué a mí?’ Es una cosa sensacional para una mujer, un recuerdo muy lindo para toda la vida.
Me hiciste recordar mi noche de coronación. Fue muy imponente, linda, porque se hacía en vestido de baño, le ponían a uno una capa roja, de armiño, le ceñían la corona y uno salía caminando con el cetro, la corona y la capa y le cantaban el himno del concurso. Esa parte no te tocó. Yo estuve toda la noche de pie, hasta las 5:00 a.m. atendiendo a la prensa, posando para todos los fotógrafos del mundo.
En mi época todo era natural. No recibíamos clases de pasarela, ni fogueo periodístico, ni teníamos peinador, ni maquillador. Caminábamos como creíamos que debíamos caminar. Me aconsejaron que me cortara el pelo para que quedara más moderna, pero mis allegados me decían que me quedaba mejor recogido, me compré un mechón y me lo puse mientras me volvía a crecer el cabello.
Vas a recibir muchos premios. Yo recibí un trofeo, un carro último modelo, un collar de perlas ¡perlas!, maquillaje, medias, zapatos, joyas por un año, juegos de maletas, esa pieza mía se llenó de regalos. Y seguirás recibiendo beneficios toda la vida. Yo viajé por toda Europa, por EE.UU., Suramérica y Centroamérica. Y hace dos años fui a Egipto y Tierra Santa, de manera que uno sigue obteniendo muchas cosas por ese triunfo.
Créelo, Paulina, Miss Universo sí nos cambia la vida, dejarás de llevar una vida normal. A mí no me tocó irme a vivir a Nueva York, pero tuve una agenda y chaperona. No te quedará tiempo para ti, ya no pertenecerás a ti ni a tu familia, tendrás que coger un avión a cada rato. Si tienes aspiraciones para entrar al cine o para ser modelo, aprovecha esta plataforma. Pero manten bien puestos los pies en la tierra. Esto te genera muchos compromisos, pero es algo efímero. No cambies tu modo de ser. Lo importante es dejar un recuerdo bonito”.
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