LA PATRIA | MANIZALES
A Rosalba García no le borran su sonrisa. Ella vive agradecida con la vida por la familia que tiene, en especial un nieto que la hace feliz. Ayer, durante la conmemoración que se llevó a cabo por las víctimas del conflicto, en Bosques de Bengala (Manizales), recordó a su primer esposo, a quien asesinó las Farc en el 2000.
Se llamaba Hernando de Jesús Loaiza y lo asesinaron junto a la docente Melba Muñoz, a quien los terroristas señalaron de ser auxiliadora del Ejército. El crimen ocurrió en la vereda La Cristalina, de Neira.
Rosalba y su hijo abandonaron el pueblo, dejaron atrás la tranquila vida en el campo, en donde alquilaban pastos para vacas lecheras, contaban con una pequeña tienda y una cancha de tejo. Engordaban cerdos y en las fiestas comunales vendían su carne.
Mientras prendía una vela para recordar a las víctimas, no pudo evitar contener las lágrimas al recordar a su primer esposo. Sabe que el apartamento que el Estado le entregó hace dos años no cubre el daño que le hicieron, pero se siente agradecida porque nunca pensó en tener vivienda propia y porque disfruta eventos como el de ayer.
Hoy, a sus 50 años, no quisiera regresar a La Cristalina. Tiene una pareja que la consiente y la cuida hace 12 años, a su hijo y un nieto. Ellos le ayudaron a olvidar los malos momentos que vivió en Manizales cuando trabajaba en casas de familia y vivía humillada y explotada. Ya no trabaja, la artrosis se lo impide y su esposo prefiere tenerla como a una reina.
Recuerdos de San Diego
Así como Rosalba, Luis Antonio Marín, de 43 años, y José Aristides López, de 70, conmemoraron el Día Nacional de las Víctimas, ambos huyeron de la violencia en el corregimiento de San Diego (Samaná).
Luis Antonio salió en el 2002 amenazado por los paramilitares, regresó en el 2006 y pasó poco tiempo para que las Farc empezaron a extorsionarlo, hasta que no tuvo más dinero para responderles y prefirió huir con sus dos hijos y esposa a Manizales.
Don José, natural de Manzanares, se fue a probar suerte a Fresno (Tolima), pero cuando llegó recordó a alias Karina, quien personalmente le dijo que debía abandonar el corregimiento si quería vivir. También huyó a Manizales.
Son tres víctimas que con banderas blancas recordaron un pasado que no quieren volver a repetir y que sienten que en Manizales ya encontraron una nueva vida.
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