LA PATRIA | MANIZALES
Hace cuatro años y medio, Laura Vanessa Ramírez León, estudiante de la Institución Educativa Malabar, escribió sobre la Hacienda Potrerillo, situada en el Kilómetro 41 de Manizales. Con ese texto participó en la 3ª. versión del concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela 2014 y fue premiada entre las cuatro mejores. Su premio: un viaje a Bogotá, donde compartió junto al escritor José Navia, uno de los cinco jurados.
"Escogí el tema porque me impactó. Después de estar allá me di cuenta de que uno es muy desagradecido, de que nos quejamos mucho y de que se deben conocer otras realidades para aprender a valorar lo que se tiene", dijo el 23 de noviembre de ese año en LA PATRIA.
En ese mismo sector de la capital caldense, esta vez en la vereda La Isla, a pocos metros de donde hizo su crónica, perdió la vida en la madrugada del miércoles. Ella es una de las cinco víctimas de la masacre que hoy enluta al departamento. Fueron asesinados además Dídier Vargas, propietario del club nocturno Joy; y su hermano Óscar, negociante de carros en la Panamericana; Eliécer Bravo, portero del establecimiento y conocido como Bola Ocho, y Juliana Arias Trejos, de 20 años, mientras acampaban a orillas de la quebrada Llanogrande, límites entre Manizales y Neira. Otro hombre sobrevivió a un disparo y tres mujeres lograron huir, al parecer, porque dormían en otra carpa. Hoy son claves en la investigación para dar con los responsables. Las autoridades creen que en menos de una semana habría resultados.
Quienes conocieron a Laura Vanessa, de 23 años, estudiante de tercer semestre de licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad de Caldas, la recordaron como una mujer líder, centrada en sueños, amante del ultimate y, ante todo, de su familia. "Trabajaba para conseguir dinero e ir a un campeonato de ese deporte", indicó un compañero del centro educativo.
Una joven, que departió con ella en entrenamientos de ultimate, manifestó que era una mujer muy alegre, dedicada a todos las cosas que quería, excelente deportista, guerrera, gran amiga y muy humilde. Quería graduarse para darle una casa a la mamá.
Eso lo demuestra este párrafo de su trabajo sobre Potrerillo: "Es cuando visito la invasión que la sensación de pobreza extrema y mendicidad desapareció de mi mente. Tuve ante mis ojos a una comunidad humilde, ordenada, limpia, con tesón y deseos de tener una casa digna".
Sus familiares buscaban dinero para poderle dar cristiana sepultura, pues no contaban con los recursos. Ayer recibieron apoyo para ese fin. El sepelio es mañana.
Laura Vanessa llevó la peor parte en el ataque de los cinco hombres armados al sitio donde acampaban. Ella recibió no solo un tiro en la cabeza, sino que presentaba además siete heridas con machete. Allegados desconocen por qué hubo tanta sevicia contra ella.
Este medio conoció que los sujetos llegaron buscando a una mujer, al parecer, Laura Vanessa. Preguntaron por ella. El sobreviviente respondió que no sabía quién era. Lo tiraron boca abajo y le dispararon con tan buena suerte que la bala solo rozó su cuero cabelludo. Se hizo el muerto.
Juliana Arias Trejos, de 20 años, es otra víctima de ese mortal ataque. Una amiga indicó que la negra, como la llamaba, tenía muchos sueños, que se terminaron a tan poca edad. No se explica qué pasó, si ella no se metía con nadie. Una señora del barrio Las Colinas, donde vivía, expresó que era una niña muy contenta, recochera y con un cuerpo muy bonito.
"Molestaba a los tenderos del sector y les decía "ladrones" porque le cobraban $50 o $100. Se sentaba en los andenes a comer mecato, especialmente bombones. Muy chévere, aunque dicen que era resabiada. Ferviente seguidora del Once Caldas", expresó una vecina.
Martha Cecilia Trejos, prima de Juliana, aclaró que fue una víctima inocente, que solo por ser invitada por una amiga a ese paseo le tocó estar ahí. Negó que trabajara en ese club nocturno y que la joven se preparaba para validar el bachillerato a partir del próximo mes en el Colegio Boston.
Las autoridades se reunirán hoy para analizar avances de la investigación. Indicaron que la hipótesis más fuerte es ajuste de cuentas por microtráfico, como lo expresó la coronela Sandra Hernández, comandante de la Policía Metropolitana. Sin embargo, todo está en indagación. Continúa la recompensa de hasta $50 millones por información. Mientras tanto, las familias aguardan que se haga justicia, como lo pidió el presidente, Iván Duque, en Twitter.
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