Según lo que cuentan los amigos de Ancízar Muñoz Grajales, él tuvo uno de esos accidentes que sólo pueden calificarse de absurdos. Además, le costó la vida tres meses después de que la mula que montaba chocó con una motocicleta en Samaná, durante un lunes de feria, actividad que se realiza cada mes.
Su muerte sobrevino el pasado domingo en la clínica del Corazón de Manizales. Relatan sus conocidos que el día del accidente a Muñoz Grajales, quien vivía con su familia en el corregimiento Encimadas y participaba de la feria montado en un equino de su propiedad, lo embistió una moto y lo tumbó.
En la caída el hombre recibió el golpe en su rostro y tratándose de alguien muy espigado presumen sus amigos que eso debió aumentar la gravedad del impacto. Afirman que a Muñoz lo recogieron inconsciente, lo trasladaron al hospital de Samaná y de allí lo remitieron a la capital de Caldas.
Comentan que jamás recuperó la conciencia y el domingo los médicos certificaron su defunción. Sus familiares tampoco guardaban muchas esperanzas de una recuperación, al menos eso dijo ayer el segundo de sus cuatro hijos, Jhon Eber Muñoz, quien adelantó las diligencias de traslado del féretro a Samaná, donde familiares y amigos lo esperaban anoche para darle hoy el último adiós.
Ancízar Muñoz Grajales tenía 48 años y era un caficultor muy querido en el municipio, con muchos amigos, dijo su hijo Jhon Eber y recuerda que era muy saludable, le encantaba la música vieja, además, cada 15 días bajaba a Samaná y allí departía con su gente más cercana.
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