LA PATRIA | MANIZALES


Jhon Jairo Quintero llevaba una relación con una mujer que tenía dos hijos, pero debido a los problemas para entenderse, decidieron terminarla, luego de convivir tres años.
El 29 de noviembre de 2012, mientras su compañera estaba en Medellín, Quintero fue al barrio San Lorenzo, de Supía, y logró que la persona que cuidaba a los dos menores, Carlos Andrés y Mateo Agudelo Sánchez, de 7 y 9 años, se los entregara para salir a pasear.
Luego empezó a mandarle mensajes de texto a la madre de los niños, diciéndole que se vengaría en ellos, por lo que le había hecho.
De los menores no se volvió a saber nada, solo hasta que Quintero se acercó a las autoridades y dijo que los lanzó al Río Cauca. Los menores fueron encontrados cerca del corregimiento de Oro Bajo, de Sabanalarga (Antioquia). Murieron ahogados. Los rescataron el 6 de diciembre de ese 2012.
Al otro día de la desaparición de los niños, Quintero le dijo a su excompañera que los menores estaban bien y que permanecían con él. Durmieron en un montallantas.
En la decisión del Tribunal se explicó que la disminución se da porque el condenado, pese a que aceptó cargos y le ahorró tiempo a la justicia, no tuvo rebaja de penas.
"Nada podrá quitarme el dolor que tengo. Nada", dijo la madre de los niños.
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A Paula Andrea Zapata Galvis, de 17 años, la mataron (asfixia con cable usado como puerto USB) dentro de una residencia de Pácora. Estaba desaparecida desde las 3:00 de la tarde del 26 de diciembre de ese 2014. y la encontraron debajo de la cama.
Una mujer le ofreció unos regalos para su hijo, Sergio Alejandro Montoya Zapata, de 2 meses de edad, quien fue raptado por una mujer, de 29 años. Lo rescató la Policía en el sector de las Cuatro Milpas, de Chinchiná.
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Luz Mery Soto Castrillón fue condenada por la muerte de Juanita Valencia, de 4 años, y el secuestro de una bebé de 20 días de nacida. Los hechos ocurrieron en Chinchiná. Arrojó a Juanita y a la mamá de las menores al Lago Balsora.
La mujer se ganó la confianza de la madre con promesas de regalos. El anhelo de la victimaria era conseguir una bebé, que ella no podía gestar porque ni siquiera tenía matriz, pero ya le había mentido a su compañero sentimental, encerrado en prisión, cuando le dijo que estaba esperando un hijo.
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A Hans Esleider Tafur Aguirre, de 7 años, lo violaron y lo asesinaron el 22 de diciembre de 2018, en San Diego (Samaná).
El niño vivía en La Dorada con sus padres y visitaba a su abuela en el corregimiento. Desapareció un sábado en la noche, luego de rezar la novena. El cuerpo de Hans lo encontraron el 26 de diciembre, a dos cuadras de la iglesia de San Diego, cerca de la vivienda de su abuela, al lado de una quebrada, en estado de descomposición.
Lo abusaron sexualmente, posteriormente lo asesinaron a puñal y lo lanzaron al vacío. Hubo dos capturados por el hecho, entre ellos un expolicía.

El 6 de abril de 2020, en la vereda Chocó, a 30 minutos de Marquetalia, los vecinos observaron tristes cuando la Policía de la población sacaba el cuerpo de Neimar Alexis Dagua Ule, de 3 años y medio de edad, asesinado por su padrastro a golpes y con una tabla, en un impulso de rabia. Luego de muerto, lo siguió agrediendo. Los uniformados lograron detener al sujeto.
El niño lloraba y el sujeto se levantó y lo asesinó. Al parecer, la violencia venía desde hace tiempo y la mamá, quien estaba en embarazo, no había denunciado porque el sujeto la amenazaba. Se encontraron cicatrices de agresiones anteriores. La familia era del Cauca y el detenido, de Marquetalia.
No aceptó cargos. Está en la cárcel de La Dorada. Va para juicio. La defensa quiere demostrar que es inimputable.


Juan Carlos Galvis Duque, de 20 años, llevaba cuatro meses evadido del Ejército. Regresó a su natal Aguadas, en busca de Jenny Lorena Tangarife González, su pareja sentimental a principio de este año, tal y como aparece en el Facebook de la mujer. “Pase lo que pase, siempre te amaré mi amor”, publicó ella, el 3 de enero.
Días después esta relación tendría un desenlace fatal: una menor muerta, una mujer herida y un hombre en la cárcel.
Juan Carlos, enceguecido por los celos y la ira, buscó a Jenny Lorena, pues estaba molesto porque ella tenía una nueva relación y “quería que fueran solo amigos”. La citó en el Plan del Oro, sector Naranjales, vía entre Arma y Aguadas.
Lo hizo, supuestamente, para hablar y darles unos regalos a los dos hijas de la mujer, de 18 meses y 4 años de edad. Ella le expresó que iría con una prima, pero el sujeto se negó, porque "quería ver la cara de sorpresa de las menores".
Sin embargo, los planes del fugado militar eran tenebrosos. Cuando se reencontró con ella le dijo que le vendaría los ojos para que la sorpresa por los regalos fuera mayor. Lo hizo, pero era para atacarla con un puñal en el cuello y agredirla con piedras y patadas. Aprovechó que ella quedó indefensa y huyó con las dos niñas.
"Así como se lo indicó el hombre, la víctima llegó con sus niñas. Cuenta la mujer que caminaron unas 15 cuadras para llegar al sitio donde les entregaría los regalos y después de vendarle los ojo la apuñaló y la lanzó con golpes por un despeñadero que conduce al río Arma.
Mientras ella le rogaba que no les hiciera daño a sus hijas y que no las fuera a matar, el hombre le tiraba piedras. Cuando el sujeto bajó con las niñas hasta el lugar donde Jenny Lorena, fingió estar muerta", narró la Fiscalía.
Por su parte, el hombre le relató al ente acusador que estaba enceguecido por la ira que le produjo que la mujer le dijera que tenía una relación con otra persona. También indicó que atravesó el río Arma con las niñas, por un tramo en donde el agua no le llegaba ni a las rodillas, con la intención de llegar a Antioquia, pero que en el trayecto la niña de 18 meses se le resbaló y casi se le cae por lo que soltó a la mayor y ella se ahogó.
Esta versión fue desvirtuada con la necropsia, ya que en ella se determinó que la muerte de la niña fue violenta, que tenía signos de maniobras para borrar todo lo que pudiera conducir a su identificación, marcas de haber sido inmovilizada y señales que demostraban que intentó defenderse.
El 10 de enero pasado ubicaron a Juan Carlos en zona rural del corregimiento de Pantanillo, jurisdicción de Abejorral (Antioquia), en compañía de la menor, de 18 meses. No logró justificar su parentesco. Lo aprehendieron. Después hallaron el cuerpo de María Ángel Molina Tangarife.
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2020 (8)
-En 2019 fueron seis, en Marmato y Manizales (5).
Jaime Cardona, profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad de Manizales, explicó que hechos como los ocurridos en Caldas muestran que los seres humanos no somos esencias de bondad o de maldad y que el comportamiento de las personas puede tener cambios súbitos bajo ciertas circunstancias.
“La visión más aproximada a la realidad humana que nos muestra la psicología y psicoanálisis es que todos tenemos en nuestro interior una bestia o una fiera. Así como muchos animales devoran o matan a sus crías, eso mismo hace el humano bajo ciertas situaciones. A veces bajo efecto de sustancias psicoactivas o en estados de extrema ira pueden llegar a hacer lo que no se espera”.
Anotó que son la cultura, la sociedad y todo el proceso de educación los que hace que vayamos interiorizando ciertas prohibiciones, ciertos límites. “Esas tendencias existen en el profundo del alma y emergen en cualquier momento. La formación moral hace que la mayoría mantengamos inhibidos esos comportamientos”.
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