LA PATRIA | MANIZALES
Ocho años de cárcel le dieron a Yeiro Mauricio Alvira Medina por llevar marihuana en un bolso, mientras viajaba en moto. El Juzgado Penal del Circuito de Riosucio lo sentenció por tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
Los hechos se remontan al 2 de febrero del 2016, cuando policías de Supía desarrollaban un puesto de control en la vía Cauya-La Pintada.
A las 7:45 de la noche le hicieron la señal de pare a Alvira Medina, que viajaba en una Yamaha. Le solicitaron un registro. Sin embargo, al revisarle el morral, le hallaron escondidos entre la ropa cuatro paquetes envueltos en bolsas plásticas transparentes.
A Yeiro Mauricio lo aprehendieron y le incautaron la moto. Luego, la sustancia la sometieron a un análisis, que arrojó un peso de 1.893 gramos de marihuana.
El defensor del sindicado solicitó un cambio de jurisdicción, para que fuese la justicia especial indígena quien lo juzgara. No se aceptó la petición, lo que luego ratificó el Consejo Superior de la Judicatura. El juicio se desarrolló este año y terminó con la condena.
Yeiro Mauricio es natural de Páez (Cauca), con 35 años de edad, estudiante universitario, soltero y residente en Medellín. Pertenece a un cabildo indígena. Dijo, en juicio, que en el día se fumaba 13 cigarrillos de marihuana, dos antes de dormir.
La mamá del hoy sentenciado aseguró que su hijo llevaba la droga para su consumo, pues es enfermo y sufre de los oídos. "Tuvo que echar mano de eso debido a problemas como desplazamiento y hostigamiento de la guerrilla en Cauca. Le tocó luchar mucho, acudió a médicos tradicionales. Para mitigar el mal, usaba la droga como tranquilizante", señaló.
El sentenciado expresó que los problemas en los oídos le empezaron cuando estudiaba en Bogotá, le mandaron unas pastas para conciliar el sueño, pero no le sirvieron. Se automedicó, sin resultados positivos.
"Perdí el semestre. Un médico tradicional me recomendó un extracto de marihuana, pero no para fumarla. Esa pócima sí sirvió mucho. Estando en Bogotá, unos compañeros me invitaron a probarla, lo hice notando que esa noche dormí muy bien y por eso seguí con ella. Sentía que cada día el organismo me exigía más y más. Calmaba el dolor, pero se convirtió en una adicción. No podía dormir si no fumaba".
Aclaró que cuando estuvo en Medellín se le complicó conseguirla por las bandas criminales que manejan el negocio. Por eso, adujo, decidió buscarla por sus propios medios en el Cauca, a un precio menor. El día de la captura iba para Medellín.
La defensa argumentó que esos 1.800 gramos eran para 365 días del año. "Un cigarrillo de marihuana puede tener normalmente un gramo, él consumía cinco al día, lo que nos da 1.825".
EL Juzgado manifestó que lo que se le halló al acusado es una cantidad que se sobrepone con creces a lo que la ley le permitía a Yeiro Mauricio portar para satisfacer esa adicción.
La dosis máxima que puede portar una persona es de 20 gramos de marihuana.
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