LA PATRIA | Manizales
“Yo ese día estaba loco. No sé qué pasó, pero me indicaron que me había metido en un problema por una vuelta mal hecha”. Estos les dijo Santiago Valencia Londoño, alias Santi, a los investigadores de la Sijín de Villamaría, el pasado lunes, cuando lo capturaron.
A él y a Julián Andrés Gallego Morales, alias el Bizco, ambos de 21 años, los acusó la Fiscalía 20 seccional URI por la muerte de Jorge Mario Arias Pabón, empleado de la Universidad de Caldas. El hecho ocurrió en la madrugada del pasado 1 de febrero en la carrera 2, entre calles 6 y 7, del barrio Villa Juanita, de Villamaría.
Ayer, en la audiencia de control de garantías, aceptaron los cargos de homicidio agravado en concurso con hurto agravado. Se enfrentarán a una pena máxima de 17 años de prisión, al obtener la rebaja. La juez les dictó detención en la cárcel La Blanca, de Manizales.
Lágrimas
Antes de arrancar la audiencia, familiares de la víctima y de los acusados se encontraron en la entrada. Estos últimos traían consigo cobijas y colchones, como previendo lo que iba a ocurrir. En la sala no cupieron todos y los curiosos y amigos de los acusados se quedaron afuera. Alias Santi no paraba de llorar.
Se conoció que los sindicados asesinaron a Arias Pabón de ocho puñaladas, seis de ellas en el pecho, ocasionadas con dos armas blancas. Todo por robarle una chaqueta y un celular, que la víctima compró en diciembre por $64 mil.
La declaración y el reconocimiento fotográfico de un testigo de los hechos permitió que se dieran las capturas.
Durante la audiencia, alias el Bizco era el más inquieto. Permanentemente movía y agachaba la cabeza, además cruzaba las manos. La fiscal los increpó siempre porque no la miraban cuando se leía el escrito de acusación y por la forma en la que se ensañaron con la víctima.
Cuando llegó la hora de aceptar los cargos, alias Santi se alcanzó a confundir, pues le dijo sí al homicidio agravado, pero no al hurto agravado. “Sí estuve en el lugar de los hechos, en el homicidio, pero no le robamos al señor”. Luego, tras la intervención de su abogado, le volvieron a preguntar y aceptó ambos delitos.
El defensor pidió detención domiciliaria para ambos, pues responden por sus mamás. Además, no tienen antecedentes y temen ir a La Blanca, pero no explicaron por qué. Mientras tanto, los familiares de Arias Pabón agachaban sus cabezas.
La juez negó la petición y dijo que hacerlo era mandarles un mal mensaje a los ciudadanos. Al oír esto, alias Santi se persignó, tomó su cabeza con las manos, se agachó y empezó a llorar. Alias el Bizco solo atinó a tirar su cuerpo hacia atrás, estirar las manos y luego comerse las uñas.
A la salida de la audiencia siguieron las lágrimas. Esta vez por la despedida entre los acusados y sus familiares, que les pidieron llevar la situación con fuerza en homenaje a otros amigos.
No lo escucharon
Pese a que había una fiesta cerca del lugar de los hechos y algunos vecinos escucharon los gritos del hombre que agonizaba en un andén, los homicidas escaparon.
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