LA PATRIA | MANIZALES
El vendedor Jorge Humberto Ramírez Camacho, de 48 años de edad, murió en medio de una discusión. Él desapareció en Manizales el pasado 1 de enero del 2013 y lo hallaron en un matorral el 14 de enero de ese año, cuando trabajadores de la Chec se toparon con el cadáver. El hombre salió de una fiesta en finca La Isabela, antiguo noviciado de La Francia, a las 4:00 de la mañana.
Así lo determinó la investigación de la Policía Judicial de la Metropolitana de Manizales, que logró esclarecer el caso tras las confesiones de las hijastras de Ramírez Camacho, lo que llevó a la entrega del presunto responsable del homicidio, Juan Manuel Muñoz Campiño, el novio de una de ellas.
La víctima, conocido como Camacho, era vendedor ambulante de gafas y discos compactos, labor en la estuvo durante 18 años, especialmente por el sector de la estación de servicio Las Palmas.
Cuentan los investigadores que en la fiesta de fin de año estaban también la compañera sentimental de la víctima, las dos hijas de ella, Muñoz Campiño y el administrador de la finca, tío del presunto homicida. Camacho discutió con una hijastra por unos cigarrillos y su compañera lo recriminó, por lo que se fue fue enojado. Desde ahí no se supo nada de él, hasta que lo hallaron muerto, 14 días después, en una zona boscosa, a 30 metros de la vía principal.
"Pudimos determinar que existían muchas incoherencias en las declaraciones de los familiares, como que no se habían vuelto a comunicar con Camacho. Sin embargo, en el informe de la empresa de telefonía se evidencia que del celular de la víctima se hicieron varias llamadas, después de la desaparición, a las dos hijastras y al dueño de la finca. Todas desde la zona donde apareció muerto", explicó un investigador.
Se determinó que al celular de Muñoz Campiño entró una llamada de su novia, a las 6:45 de la mañana de ese 1 de enero, justo en el mismo punto en el que se registraron las comunicaciones realizadas desde el equipo de la víctima.
Los investigadores citaron a las dos hijastras y les demostraron las incoherencias existentes. Ahí decidieron contar la verdad de lo que ocurrió con su padrastro.
Según lo relatado, Muñoz Campiño salió detrás de Camacho. Tuvieron una discusión y el homicida le pegó a su víctima que, al caer, se golpeó en la cabeza contra una canaleta. Se asustó tanto, que lo asfixió. Llamó a su novia y le contó lo sucedido, pero se le acabaron los minutos. Por eso decidió tomar el celular de la víctima para relatarles a ella y al administrador de la finca, lo que pasó.
Luego, junto a su novia, rompió el celular y se fue para el barrio Cervantes, donde vivía, para cambiarse de ropa.
La hijastra se comunicó con su novia para que se entregara y obtuviese los beneficios de ley. Al otro día acudió a la Fiscalía 21 Seccional, reconoció la discusión que tuvo con Camacho por un licor que lo mandaron a comprar y que luego lo empujó.
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