
LA PATRIA | MANIZALES
La defensa de Alexánder Mejía González, alias Lagrimón, de 37 años, alegó que disparó en legítima defensa, para evitar que un enemigo lo hiciera primero. Ese ataque cobró la vida de un inocente: Jéfferson Ocampo Velásquez, de 17 años, el 12 de febrero del 2016, en el barrio Samaria de Manizales.
Sin embargo, el Tribunal Superior de Manizales ratificó esta semana una condena de 20 años de cárcel. "Alexánder, tras ser requerido por su esposa para que no se metiera en problemas y pensara en sus hijos, decidió ubicarse desde temprano en la terraza, con arma de fuego en mano, lo que desdibuja que haya actuado con exclusivos fines de resguardo y preservación, pareciendo más bien que, a sabiendas de lo que podría ocurrir, quería participar de la contienda", anotó la sentencia de segunda instancia.
La investigación determinó que Lagrimón amenazó a una persona con la que tenía rencillas por apoderarse del microtráfico del sector. Los platos rotos los pagó el menor de edad. "Pirobo, lo voy a matar", le gritó el asesino esa tarde a su principal objetivo, parado en la puerta de una casa de esa zona de Manizales.
Ya lo había amenazado antes: "Desde hoy no pasa, le voy a celebrar el cumpleaños bien celebrado". Al principio se dijo que ese día, una mujer, con el alias de Cristina, subió a la terraza de su casa, en ese sector de la ciudad, y les entregó un arma de fuego a tres hombres con los alias de Lagrimón, Vita y Aristi. Desde ese lugar le dispararon a su objetivo, pero las balas solo le rozaron el pecho y la canilla derecha.
Horas más tarde, Lagrimón y su enemigo se volvieron a encontrar. Intercambiaron disparos y una bala impactó en el pecho del adolescente. Lo llevaron en moto a un centro asistencial y allí murió.
Luego de las investigaciones, la Fiscalía ordenó el allanamiento de cuatro viviendas y las capturas de los cuatro. Las hicieron efectivas la Sijín y el CTI, en Portón del Guamo y Solferino.
La Fiscalía los sindicó de los delitos de tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas y homicidio. No aceptaron los cargos. A los hombres los mandaron para la cárcel y a la mujer le dieron domiciliaria.
Sin embargo, en juicio, el ente acusador solicitó la absolución para los tres últimos porque no había señalamientos contundentes en su contra y se ordenó su libertad, durante el sentido de fallo. El único condenado fue Lagrimón.
El fallecido vivía en Solferino con la mamá. Estaba muy feliz porque sería papá. Su novia se lo informó dos meses antes del homicidio. Iba a Portón del Guamo a visitarla.
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