
Un vigilante. Nada más que eso piden los docentes y la comunidad educativa de la Escuela John F. Kennedy de Villamaría. Ayer se les vio más angustiados que las siete veces anteriores que les han robado y hecho daños. Los ladrones no dejaron mercado ni ollas para hacerle el almuerzo a los escolares.
En el centro educativo estudian 930 niños y niñas. Cuatro denuncias formales han interpuesto los docentes. Y aunque hubieran ido a denunciar las ocho veces, una por cada hurto, creen que las autoridades seguirían sin darles respuesta positiva a la urgente necesidad.
En todos los rincones de la escuela han estado los ladrones y es notoria la huella de su presencia. Eran las 10:00 de la mañana de ayer y el grupo de docentes veía con ansiedad que se acercaba el mediodía. Trataban de pedir ollas prestadas para preparar dos paquetes de lentejas, lo único que quedó para el almuerzo de los niños.
LA PATRIA estuvo en la escuela. Asombraban los daños que hicieron los amigos de lo ajeno, que literalmente se enamoraron del centro educativo. De los ocho hurtos, cuatro ocurrieron de manera consecutiva en los últimos fines de semana.
La reciente incursión de los delincuentes llegó hasta una oficina. Cuando la docente Libia Villa abrió la puerta para enseñarle al equipo de este medio lo sucedido, aquella parecía la pieza de un loco. Todo lo dejaron revolcado.
Además de llevarse el mercado, se alzaron con un televisor plasma donado a la institución, que ni siquiera habían estrenado. Estaba aún dentro de la caja.
El techo lo quitaron, igual que en varias ocasiones en otros seis o siete sitios de la institución. Así ingresan a oficinas, salones, a la cocina... en fin, son habituales visitantes de la institución y, en particular, en las noches.
En el techo se notaba la afectación al salón donde labora Martha Cecilia Buitrago. La profesora ya había organizado un poco con sus pequeños estudiantes el desorden que dejaron los delincuentes. "Se llevaron lápices, plastilinas, papel higiénico, un televisor, extensiones y dos discman", fue el balance rápido que hizo la docente, sin descartar que la pérdida fue mayor.
En las canchas, principal sitio de recreo de los escolares, había un hueco en una malla, lugar por el que aparentemente entraron los ladrones.
En el patio también queda la tienda. César Castellanos, el encargado del quiosco, relató que la greca se la están robando a pedazos. El fin de semana se llevaron el compartimiento de la leche.
Señaló que en cada entrada de los ladrones algo le sucede a su sitio de trabajo. En varias ocasiones lo ha reparado. "Se llevaron una parte de la estufa y el surtido siempre se lo roban, además de los daños que le hacen a las láminas", contó.
La sala de profesores estuvo entre los primeros objetivos de los ladrones, cuando empezaron los robos. La docente Libia Villa dijo que los delincuentes no solo hurtaron materiales, equipos, libros, sino que se orinaron en este recinto.
Para complementar, la lluvia que cayó en esa ocasión mojó lo poco que dejaron los ladrones y se perdió más material.
El último sitio que mostró la docente fue el restaurante escolar. Allí también ingresaron por el techo y los dejaron sin ollas para preparar las comidas.
La coordinadora, María Esneda Franco, señaló que han recurrido a estrategias como cambiar de sitio los elementos que los ladrones roban regularmente. Sin embargo, los delincuentes siempre encuentran el punto donde las esconden, no sin antes destrozar más techos y revolcar salones.
Algunos materiales didácticos nuevos ni siquiera han sido instalados o puestos para el acceso de la comunidad educativa, por temor a que sea lo próximo que se lleven.
Al igual que los docentes y colaboradores que hablaron con LA PATRIA, ella señaló que han informado a las autoridades municipales, incluyendo al mandatario local, pero allí jamás han ido. Los únicos que van son los agentes de la Sijín luego de cada denuncia. "El recurso que se le reconozca a la institución por gratuidad se podría ir en reposición de los materiales robados", concluyó.
Otra docente observó con desconsuelo que hasta el polideportivo y el parque Villa Diana tienen vigilantes, pero a ellos se les niega tener al menos uno. Ninguno lo mencionó, pero la idea de una administración local negligente con la tradicional institución rondó a lo largo del recorrido y de la queja de la comunidad educativa.
Los docentes del colegio de nuevo informaron lo sucedido ayer a la Alcaldía de Villamaría. Esperaban, al igual que otras ocasiones la presencia de una autoridad que recibiera, otra vez, la solicitud de un vigilante.
LA PATRIA llamó al alcalde, Jairo Antonio Valencia. Se le dejaron dos mensajes en su buzón, pero al cierre de esta edición, aún no respondía.
Los casos de hurtos y saqueos a instituciones educativas en Caldas se vuelven un fenómeno recurrente por tiempos. En marzo del 2012 ocurrió el robo de 19 computadores a la institución educativa La Linda en Manizales. En septiembre del mismo año vándalos desmantelaron La Pelusa, en San José.
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