DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | SALAMINA
El nombre de Evelio Ramírez se escuchó ayer una y otra vez, en medio de la tristeza de quienes perdieron sus pertenencias, tras el incendio de la noche del jueves, que consumió una manzana completa, en Salamina. Las palabras de este hombre, natural de Sonsón (Antioquia), les dieron moral a quienes, como él, lo perdieron todo.
Evelio tenía una joyería, trabajaba con un apiario y contaba con una casa de unos 140 años, heredada de generación tras generación.
"A él no le importó tanto perder esas cosas valiosas, pues tenía, además, piezas históricas. Solo pensó en sacar con vida a su mamá, de unos 93 años, porque fue quien le dio lo más importante: la vida. Con la ayuda de los vecinos logró evacuarla y, aunque se lamenta de lo material, da gracias a Dios por tener a su madre aún a su lado. Es una lección que nos da en medio de la tragedia", le contó ayer a LA PATRIA Alba Lucía Aguirre Castaño, representante de los comerciantes del sector.
La explosión que se escuchó a las 8:45 de la noche del jueves, en una casa deshabitada de la carrera sexta, entre calles 7ª y 8ª, de Salamina, fue el comienzo de una tragedia histórica y familiar para los dueños de 21 locales y los 13 habitantes de seis viviendas de la Calle Real, como se le conoce a este emblemático lugar del municipio.
En la vivienda heredada por los familiares de doña Elvira Calderón, que murió a los 112 años, habría comenzado la conflagración que hoy tiene desilusionados a muchos salamineños.
"En esa casa alimentaban a los policías de la población. Hace unos 10 días la desocuparon para unos arreglos", indicó un testigo, que a las 6:00 de la mañana de ayer ayudaba a remover escombros de las peluquerías, almacenes de ropa, ventas de zapatos, comercializadoras de motos, entre otros negocios que se quemaron por completo. El incendio consumió, por completo, una manzana.
Desde la madrugada de ayer, los afectados esperaban noticias sobre las ayudas, pues quedaron en la calle. El que las construcciones fueran en bahareque y tapia no les permitió blindar sus predios. "Ninguna aseguradora nos los recibía. Es el precio que debemos pagar por hacer parte del patrimonio arquitectónico del municipio", se quejaron varios.
Alba Lucía, la representante de los comerciantes, se movía a las 7:00 de la mañana por toda la cuadra, llorando, y dándoles moral a los afectados.
"Aunque los locales tienen ese valor -entre comillas-, ningún banco nos presta. Los impuestos son más altos por ser municipio patrimonio y las casas no las aseguran. Hay comerciantes con mínimo 50 años en el gremio. La situación es muy dura por los mismos problemas financieros de Salamina", recalcó.
Francisco Cardona se paró al frente de lo que era su negocio familiar, en el que vendía salas, muebles y comedores. Además, en los bajos comercializaba electrodomésticos, lavadoras y motos.
"Mi papá, Francisco, montó el negocio hace 40 años. El incendio se propagó al lado de nuestro local y no pudimos rescatar nada. Pedimos ayuda del Gobierno. Perdí casi $200 millones, porque habíamos surtido por la cosecha", se quejó.
José Duvier Agudelo Ballesteros se ubicó al lado de la comitiva de la Gobernación, que llegó desde Manizales. Quería contarles que tenía un almacén de calzado y ropa, y que una familiar contaba con peluquería.
"Todo se perdió en segundos. Dicen que se escuchó una explosión y se regó la candela para arriba y para abajo. Las pérdidas son cercanas a los $180 millones. El material de las casas ayudó a la tragedia. Además, había locales de motos y colchonerías en la cuadra. Da mucha tristeza, era el patrimonio de mi vida, pero al menos estamos vivos".
Pese al drama, en la mente de los salamineños sigue vivos los recuerdos de los chances ganados en el Susuerte, que se situaba en la sexta con séptima. Las motos financiadas en los locales de Yamaha y Suzuki, los vidrios que vendía Néstor Jaime Cárdenas, los repuestos para motos en Gony, los fiados en los almacenes de ropa y zapatos, las motiladas donde Soledad y muchas más historias.
Los negocios y las casas ya no están, pero lo que sí perdurará es el sentimiento de agradecimiento por la solidaridad, no solo de los 11 organismos de socorro que ayudaron a apagar el incendio, sino de los mismos salamineños, que en bata, pantaloneta, chanclas, sin camisa, como fuera, acudieron a apoyar a sus vecinos. Porque hoy fueron ellos, mañana pueden ser otros.
El gobernador encargado, Ricardo Gómez Giraldo, aseguró que apenas tengan listo el censo de quiénes son los comerciantes y qué perdieron, se le presentará un proyecto al Ministerio de Industria y Comercio para ayudarles a recuperarse.
A los que vivían en casas se les brinda ayuda humanitaria con la Unidad Departamental de Gestión del Riesgo y se les entregará parte de lo que iba para Mocoa, recogido en el norte de Caldas.
"El secretario de Planeación municipal nos dijo que probablemente ese sitio no podría contar con viviendas, porque habría una falla geológica. Se formulará un proyecto para la recuperación o para dejarlo como espacio público", indicó.
Resaltó la respuesta primaria de Bomberos Salamina y luego de unos 120 hombres de 11 municipios, que llegaron a ayudar. Además, que los hidrantes funcionaron y se cortó el gas a tiempo. "Pudo haber sido más grave".
El alcalde municipal, Germán Noreña, manifestó que funcionarios de Mincultura ayudarán a estructurar un proyecto. "Mañana (hoy) llega gente del Ministerio del Comercio, y unos ingenieros y arquitectos de la Gobernación. Analizarán si es posible recuperar la arquitectura".
Alberto Escobar Wilson-White, Director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, aseguró que el centro histórico de Salamina es Bien de Interés Cultural Nacional desde el 2005. "Dos arquitectos del Grupo de Protección de la Dirección de Patrimonio viajaron para evaluar el estado de estos inmuebles. El área urbana del municipio es una de las 14 que hacen parte principal del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano, inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 2011".
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